CIUDAD DEL VATICANO, 16 NOV 2007 (VIS).-El Santo Padre recibió hoy en el Vaticano a un centenar de Superiores Generales de las Sociedades Misioneras de Vida Apostólica que participan en un encuentro promovido por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, cuyo prefecto es el cardenal Ivan Dias.
"Esta asamblea -dijo el Papa- es un testimonio elocuente de la vitalidad perenne de la vocación misionera de la Iglesia y del espíritu de comunión que une a los miembros de vuestras sociedades (...) con el Sucesor de Pedro y con su ministerio apostólico universal".
"Dentro de la unidad jerárquica del Cuerpo de Cristo, enriquecido por la variedad de dones y carismas otorgados por el Espíritu, la comunión con los sucesores de los Apóstoles -subrayó Benedicto XVI- sigue siendo el criterio y la garantía de los frutos espirituales de toda actividad misionera. Por la comunión en la fe de la Iglesia, la esperanza y el amor son signo y anticipo de la unidad y la paz, que constituyen el plan de Dios a través de Cristo para toda la familia humana".
El Papa observó que uno de los signos prometedores de la renovación de la conciencia misionera de la Iglesia en los últimos tiempos era "el deseo creciente de muchos hombres y mujeres laicos (...) de cooperar generosamente en la "missio ad gentes" y recordó que el Concilio Vaticano II recalcaba que "la evangelización es un deber fundamental para todo el Pueblo de Dios".
Dada la importancia de la contribución de los laicos en el trabajo de las sociedades misioneras, el Santo Padre recomendó que esa cooperación "se rija por estatutos específicos y directivas claras respetuosas de la identidad canónica propia de cada instituto".
Benedicto XVI expresó su gratitud a todos los misioneros que "hoy como en el pasado dejan sus familias y sus hogares (...) con el único objetivo de proclamar la Buena Nueva de Cristo y de servirlo en sus hermanas y hermanos", y que en muchos casos, "también en nuestra época, "han confirmado heroicamente su predicación derramando su sangre y han contribuido al establecimiento de la Iglesia en tierras lejanas".
No obstante una cierta disminución "en el número de jóvenes atraídos por las sociedades misioneras" y "una consiguiente disminución en el alcance de su actividad", el anuncio de la misión "ad gentes", está "solamente comenzando", dijo el Papa.
"Consciente de los retos con que os enfrentáis -concluyó el Santo Padre- os animo a seguir fielmente los pasos de vuestros fundadores, renovando los carismas y la dedicación apostólica que habéis heredado de ellos, confiados en que Cristo seguirá actuando en vosotros y confirmando vuestra predicación con los signos de su presencia y su poder".
AC/SOCIEDADES MISIONERAS/... VIS 20071116 (450)
"Esta asamblea -dijo el Papa- es un testimonio elocuente de la vitalidad perenne de la vocación misionera de la Iglesia y del espíritu de comunión que une a los miembros de vuestras sociedades (...) con el Sucesor de Pedro y con su ministerio apostólico universal".
"Dentro de la unidad jerárquica del Cuerpo de Cristo, enriquecido por la variedad de dones y carismas otorgados por el Espíritu, la comunión con los sucesores de los Apóstoles -subrayó Benedicto XVI- sigue siendo el criterio y la garantía de los frutos espirituales de toda actividad misionera. Por la comunión en la fe de la Iglesia, la esperanza y el amor son signo y anticipo de la unidad y la paz, que constituyen el plan de Dios a través de Cristo para toda la familia humana".
El Papa observó que uno de los signos prometedores de la renovación de la conciencia misionera de la Iglesia en los últimos tiempos era "el deseo creciente de muchos hombres y mujeres laicos (...) de cooperar generosamente en la "missio ad gentes" y recordó que el Concilio Vaticano II recalcaba que "la evangelización es un deber fundamental para todo el Pueblo de Dios".
Dada la importancia de la contribución de los laicos en el trabajo de las sociedades misioneras, el Santo Padre recomendó que esa cooperación "se rija por estatutos específicos y directivas claras respetuosas de la identidad canónica propia de cada instituto".
Benedicto XVI expresó su gratitud a todos los misioneros que "hoy como en el pasado dejan sus familias y sus hogares (...) con el único objetivo de proclamar la Buena Nueva de Cristo y de servirlo en sus hermanas y hermanos", y que en muchos casos, "también en nuestra época, "han confirmado heroicamente su predicación derramando su sangre y han contribuido al establecimiento de la Iglesia en tierras lejanas".
No obstante una cierta disminución "en el número de jóvenes atraídos por las sociedades misioneras" y "una consiguiente disminución en el alcance de su actividad", el anuncio de la misión "ad gentes", está "solamente comenzando", dijo el Papa.
"Consciente de los retos con que os enfrentáis -concluyó el Santo Padre- os animo a seguir fielmente los pasos de vuestros fundadores, renovando los carismas y la dedicación apostólica que habéis heredado de ellos, confiados en que Cristo seguirá actuando en vosotros y confirmando vuestra predicación con los signos de su presencia y su poder".
AC/SOCIEDADES MISIONERAS/... VIS 20071116 (450)
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