CIUDAD DEL VATICANO, 9 JUN 2007 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy en el Vaticano a los representantes de la Conferencia Episcopal Regional del Norte de África (CERNA), que agrupa a los prelados de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia, al final de su visita "ad Limina".
"Durante los primeros siglos, las comunidades cristianas de vuestra región -dijo el Papa- contribuyeron a crear un puente entre las orillas del Mediterráneo. San Cipriano, san Agustín y tantos otros testigos de la fe siguen siendo todavía hoy puntos de referencia espirituales, intelectuales y culturales incontestables".
"En nuestros días -observó- los miembros de vuestras comunidades son muy diversos, tanto por su origen como por las razones de la permanencia y del motivo de su presencia en Magreb. Dan así una imagen de la universalidad de la Iglesia, cuyo mensaje evangélico se dirige a todas las naciones".
A continuación, el Santo Padre saludó particularmente a "los jóvenes cristianos de África subsahariana" que estudian en los países del norte de África, auspiciando que "la solidaridad que demuestran entre ellos, junto con el apoyo fraternal de sus acompañantes, les ayuden a dar testimonio de su fe de discípulos de Cristo entre sus hermanos".
Benedicto XVI exhortó a los obispos a estar "siempre cerca" de sus fieles y a ofrecerles "la ayuda espiritual necesaria" para que puedan así "ser conscientes del significado eclesial de su presencia en la sociedad, asumiendo la responsabilidad que les compete en la comunidad".
"Reforzando su fe con la celebración de los sacramentos y con una sólida formación cristiana, así como con la búsqueda de una perspectiva evangélica de las realidades sociales, culturales y religiosas del país, les dais los medios para afrontar con valor las situaciones, a menudo difíciles, que encuentran en la vida y el trabajo cotidianos".
El Papa habló después del "importante papel del diálogo interreligioso" en la pastoral de las diócesis norteafricanas, y manifestó su agrado porque los obispos, mediante "iniciativas de diálogo y a través de lugares de encuentro como los centros de estudios y las bibliotecas", estaban "resueltamente comprometidos en el desarrollo y profundización de las relaciones de estima y respeto entre cristianos y musulmanes para promover la reconciliación, la justicia y la paz".
"Por otra parte -agregó-, compartiendo la vida diaria, cristianos y musulmanes pueden encontrar la base esencial para un mejor conocimiento mutuo", al igual que mediante "la colaboración en los ámbitos de la sanidad, la educación, la cultura y el servicio a los más necesitados".
"Entre los graves problemas que vuestra región debe hacer frente, la emigración de personas procedentes de África subsahariana que intentan atravesar el Mediterráneo para entrar en Europa en busca de una vida mejor -subrayó el Santo Padre- debe suscitar una colaboración al servicio de la justicia y la paz. La situación de estas personas, particularmente preocupante y a veces dramática, interpela las conciencias".
Benedicto XVI elogió la "ayuda generosa" de las iglesias diocesanas a estos emigrantes, afirmando que era "una contribución al reconocimiento de su dignidad y un testimonio ofrecido al Señor. Deseo vivamente que los países interesados por estas migraciones logren los medios eficaces para dar a todos la esperanza de construir un futuro para sí mismos y sus familias y que se respete siempre la dignidad de cada persona".
Por último, el Santo Padre se refirió a los religiosos y religiosas del Norte de África, subrayando que "su vida de oración y contemplación es una gracia para toda la Iglesia de esa región", y alabó en concreto el ejemplo de la comunidad de Tibhirine.
"La colaboración cada vez más amplia de vuestras diócesis con las Iglesias de Oriente Medio y África -concluyó- rinde honor a vuestra región, punto de encuentro entre África, Europa y el mundo árabe".
AL/.../CERNA VIS 20070611 (630)
"Durante los primeros siglos, las comunidades cristianas de vuestra región -dijo el Papa- contribuyeron a crear un puente entre las orillas del Mediterráneo. San Cipriano, san Agustín y tantos otros testigos de la fe siguen siendo todavía hoy puntos de referencia espirituales, intelectuales y culturales incontestables".
"En nuestros días -observó- los miembros de vuestras comunidades son muy diversos, tanto por su origen como por las razones de la permanencia y del motivo de su presencia en Magreb. Dan así una imagen de la universalidad de la Iglesia, cuyo mensaje evangélico se dirige a todas las naciones".
A continuación, el Santo Padre saludó particularmente a "los jóvenes cristianos de África subsahariana" que estudian en los países del norte de África, auspiciando que "la solidaridad que demuestran entre ellos, junto con el apoyo fraternal de sus acompañantes, les ayuden a dar testimonio de su fe de discípulos de Cristo entre sus hermanos".
Benedicto XVI exhortó a los obispos a estar "siempre cerca" de sus fieles y a ofrecerles "la ayuda espiritual necesaria" para que puedan así "ser conscientes del significado eclesial de su presencia en la sociedad, asumiendo la responsabilidad que les compete en la comunidad".
"Reforzando su fe con la celebración de los sacramentos y con una sólida formación cristiana, así como con la búsqueda de una perspectiva evangélica de las realidades sociales, culturales y religiosas del país, les dais los medios para afrontar con valor las situaciones, a menudo difíciles, que encuentran en la vida y el trabajo cotidianos".
El Papa habló después del "importante papel del diálogo interreligioso" en la pastoral de las diócesis norteafricanas, y manifestó su agrado porque los obispos, mediante "iniciativas de diálogo y a través de lugares de encuentro como los centros de estudios y las bibliotecas", estaban "resueltamente comprometidos en el desarrollo y profundización de las relaciones de estima y respeto entre cristianos y musulmanes para promover la reconciliación, la justicia y la paz".
"Por otra parte -agregó-, compartiendo la vida diaria, cristianos y musulmanes pueden encontrar la base esencial para un mejor conocimiento mutuo", al igual que mediante "la colaboración en los ámbitos de la sanidad, la educación, la cultura y el servicio a los más necesitados".
"Entre los graves problemas que vuestra región debe hacer frente, la emigración de personas procedentes de África subsahariana que intentan atravesar el Mediterráneo para entrar en Europa en busca de una vida mejor -subrayó el Santo Padre- debe suscitar una colaboración al servicio de la justicia y la paz. La situación de estas personas, particularmente preocupante y a veces dramática, interpela las conciencias".
Benedicto XVI elogió la "ayuda generosa" de las iglesias diocesanas a estos emigrantes, afirmando que era "una contribución al reconocimiento de su dignidad y un testimonio ofrecido al Señor. Deseo vivamente que los países interesados por estas migraciones logren los medios eficaces para dar a todos la esperanza de construir un futuro para sí mismos y sus familias y que se respete siempre la dignidad de cada persona".
Por último, el Santo Padre se refirió a los religiosos y religiosas del Norte de África, subrayando que "su vida de oración y contemplación es una gracia para toda la Iglesia de esa región", y alabó en concreto el ejemplo de la comunidad de Tibhirine.
"La colaboración cada vez más amplia de vuestras diócesis con las Iglesias de Oriente Medio y África -concluyó- rinde honor a vuestra región, punto de encuentro entre África, Europa y el mundo árabe".
AL/.../CERNA VIS 20070611 (630)
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