CIUDAD DEL VATICANO, 9 JUN 2007 (VIS).-El Santo Padre visitó este mediodía la sede de la Congregación para las Iglesias Orientales, que se encuentra muy cerca del Vaticano, con motivo del XC aniversario de su institución por el Papa Benedicto XV. En este día, el Papa acogió la renuncia del cardenal Ignace Moussa I Daoud, como prefecto del dicasterio y llamó a sucederle en el cargo al arzobispo Leonardo Sandri.
Tras poner de relieve que hoy "el calendario de la Iglesia latina recuerda a San Efrén, "el gran doctor de la Iglesia siria", el Papa aseguró que "como padre y pastor" sentía el deber de "elevar a Dios una ferviente oración y de dirigir un llamamiento a todos los responsables para que en todas partes, desde el Oriente al Occidente, las Iglesias puedan profesar la fe cristiana en plena libertad. Que a los hijos e hijas de la Iglesia se les conceda vivir en la tranquilidad personal y social: que se garanticen la dignidad, el respeto y el futuro a las personas y a los grupos, sin perjudicar sus derechos de creyentes y de ciudadanos".
"De mis labios -continuó- se eleva una urgente invocación de paz por Tierra Santa, Irak, Líbano, territorios bajo la jurisdicción de la Congregación para las Iglesias Orientales, así como por las otras regiones implicadas en la espiral de una violencia aparentemente imparable. Que las Iglesias y los discípulos del Señor puedan permanecer donde les ha puesto la divina Providencia, donde merecen estar, dado que su presencia se remonta a los inicios del cristianismo".
El Papa señaló que con la visita de hoy al dicasterio vaticano deseaba "continuar simbólicamente la peregrinación al corazón del Oriente, que el Papa Juan Pablo II propuso en la carta apostólica "Orientale lumen". (...) He iniciado idealmente esta peregrinación -dijo- asumiendo el nombre de un Papa que tanto amó el Oriente. Y al inaugurar oficialmente el servicio petrino del Obispo de Roma, recé ante el sepulcro del Apóstol junto con los patriarcas orientales en comunión con el Sucesor de Pedro. (...) El viaje a Turquía fue un ulterior momento de especial fecundidad en mi peregrinación al centro del Oriente".
"Hoy, el Papa -afirmó- da las gracias nuevamente a los orientales por su fidelidad pagada con la sangre" y les "asegura que desea permanecer a su lado. Y reafirma la profunda consideración hacia las Iglesias Orientales Católicas por su singular papel de testigos vivientes de los orígenes. Sin una relación constante con la tradición de los orígenes, no hay futuro para la Iglesia de Cristo".
Tras subrayar que "el compromiso ecumenismo es irreversible y que el encuentro interreligioso es inderogable", Benedicto XVI elogió "la aplicación correcta de la colegialidad sinodal y el seguimiento regular del desarrollo eclesial suscitado por la libertad religiosa restablecida. La prioridad de la formación preocupa mucho al Papa, al igual que la actualización de la pastoral familiar, juvenil y vocacional, y la valorización de la pastoral de la cultura y de la caridad". En este contexto, pidió que prosiga y crezca "el movimiento de caridad" para que "Tierra Santa y las otras regiones orientales reciban el sustento espiritual y material necesario para hacer frente a la vida eclesial ordinaria y a necesidades particulares".
El Santo Padre terminó pidiendo un "esfuerzo inteligente para afrontar el serio fenómeno de las migraciones, que a veces priva a las comunidades tan necesitadas de los mejores recursos. Es necesario garantizar a los emigrantes una adecuada acogida en el nuevo contexto y el vínculo indispensable con la propia tradición religiosa".
BXVI-VISITA/IGLESIAS ORIENTALES/... VIS 20070611 (600)
Tras poner de relieve que hoy "el calendario de la Iglesia latina recuerda a San Efrén, "el gran doctor de la Iglesia siria", el Papa aseguró que "como padre y pastor" sentía el deber de "elevar a Dios una ferviente oración y de dirigir un llamamiento a todos los responsables para que en todas partes, desde el Oriente al Occidente, las Iglesias puedan profesar la fe cristiana en plena libertad. Que a los hijos e hijas de la Iglesia se les conceda vivir en la tranquilidad personal y social: que se garanticen la dignidad, el respeto y el futuro a las personas y a los grupos, sin perjudicar sus derechos de creyentes y de ciudadanos".
"De mis labios -continuó- se eleva una urgente invocación de paz por Tierra Santa, Irak, Líbano, territorios bajo la jurisdicción de la Congregación para las Iglesias Orientales, así como por las otras regiones implicadas en la espiral de una violencia aparentemente imparable. Que las Iglesias y los discípulos del Señor puedan permanecer donde les ha puesto la divina Providencia, donde merecen estar, dado que su presencia se remonta a los inicios del cristianismo".
El Papa señaló que con la visita de hoy al dicasterio vaticano deseaba "continuar simbólicamente la peregrinación al corazón del Oriente, que el Papa Juan Pablo II propuso en la carta apostólica "Orientale lumen". (...) He iniciado idealmente esta peregrinación -dijo- asumiendo el nombre de un Papa que tanto amó el Oriente. Y al inaugurar oficialmente el servicio petrino del Obispo de Roma, recé ante el sepulcro del Apóstol junto con los patriarcas orientales en comunión con el Sucesor de Pedro. (...) El viaje a Turquía fue un ulterior momento de especial fecundidad en mi peregrinación al centro del Oriente".
"Hoy, el Papa -afirmó- da las gracias nuevamente a los orientales por su fidelidad pagada con la sangre" y les "asegura que desea permanecer a su lado. Y reafirma la profunda consideración hacia las Iglesias Orientales Católicas por su singular papel de testigos vivientes de los orígenes. Sin una relación constante con la tradición de los orígenes, no hay futuro para la Iglesia de Cristo".
Tras subrayar que "el compromiso ecumenismo es irreversible y que el encuentro interreligioso es inderogable", Benedicto XVI elogió "la aplicación correcta de la colegialidad sinodal y el seguimiento regular del desarrollo eclesial suscitado por la libertad religiosa restablecida. La prioridad de la formación preocupa mucho al Papa, al igual que la actualización de la pastoral familiar, juvenil y vocacional, y la valorización de la pastoral de la cultura y de la caridad". En este contexto, pidió que prosiga y crezca "el movimiento de caridad" para que "Tierra Santa y las otras regiones orientales reciban el sustento espiritual y material necesario para hacer frente a la vida eclesial ordinaria y a necesidades particulares".
El Santo Padre terminó pidiendo un "esfuerzo inteligente para afrontar el serio fenómeno de las migraciones, que a veces priva a las comunidades tan necesitadas de los mejores recursos. Es necesario garantizar a los emigrantes una adecuada acogida en el nuevo contexto y el vínculo indispensable con la propia tradición religiosa".
BXVI-VISITA/IGLESIAS ORIENTALES/... VIS 20070611 (600)
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