CIUDAD DEL VATICANO, 28 ABR 2007 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy a los participantes en el Sínodo extraordinario de la Iglesia Siro-Católica, celebrado del 26 al 28 de abril en el Vaticano, y presidido, en nombre del Santo Padre, por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado. Participaron en la asamblea Su Beatitud Ignace Pierre VIII Abdel-Ahad, patriarca de Antioquía de los Sirios (Líbano) y otros trece obispos siro-católicos.
En su discurso, el Papa afirmó que había convocado la asamblea extraordinaria para "reavivar cada vez con más intensidad los lazos seculares que unen a vuestra Iglesia con la Sede Apostólica y, al mismo tiempo, para manifestaros la estima y el interés que nutre el obispo de Roma por cada uno de vosotros, pastores de una parte del Pueblo de Dios, que no es grande pero es antigua y significativa".
Recordando las lecturas de los Hechos de los Apóstoles, propias del tiempo pascual, Benedicto XVI subrayó que mostraban el camino de la Iglesia naciente, que "no fue siempre fácil, pero fue rico de frutos apostólicos. Desde los orígenes no faltaron ni hostilidad ni persecuciones venidas de fuera, ni tampoco los peligros de tensiones y contrastes dentro de las mismas comunidades. A pesar de las sombras y dificultades de diverso tipo a las que tuvieron que hacer frente los primeros cristianos, la luz resplandeciente de la fe de la Iglesia en Jesucristo no ha faltado nunca".
El Papa se refirió después a la atención prestada por Juan Pablo II a las iglesias orientales y cómo las había invitado siempre "a buscar la unidad y la reconciliación" y reafirmó su "profunda convicción" de que "también hoy como al alba del cristianismo, cada comunidad está llamada a ofrecer un claro testimonio de fraternidad".
"En estos días -prosiguió-, habéis reflexionado sobre los medios para superar los obstáculos que impiden el desarrollo normal de la vida eclesial. Sois conscientes de que es necesario e incluso indispensable. Lo exige el ministerio que el Señor os ha confiado en su rebaño; lo exige el bien de la Iglesia Siro-Católica. Lo exigen también la situación particular que vive Oriente Medio y el testimonio que pueden dar en su unidad las Iglesias católicas".
"Las comunidades cristianas en esta época deben afrontar numerosos retos en todos los lugares del mundo ya que peligros y asechanzas pueden empañar los valores del Evangelio. Por cuanto concierne a vuestra Iglesia, las violencias y conflictos que sufre una parte del rebaño que os ha sido confiado, constituyen dificultades suplementarias que ponen aún más en peligro no solamente el hecho de vivir juntos en paz, sino la misma vida de las personas".
"En situaciones símiles, es importante que la comunidad eclesial siro-católica anuncie el Evangelio con decisión, promoviendo una pastoral adecuada a los retos de la post-modernidad y siendo ejemplo luminoso de unidad en un mundo fragmentado".
El Papa concluyó su discurso recordando que el Concilio Vaticano II había subrayado que las Iglesias orientales católicas "están llamadas a jugar un papel particular en la promoción del camino ecuménico", e invitó a los miembros del Sínodo a "continuar con entusiasmo, confianza y perseverancia la acción misionera de San Pablo, siguiendo las huellas de San Ignacio de Antioquia, de San Efrén y de vuestros santos patronos".
Finalizado el encuentro, el Papa almorzó con los participantes en el Sínodo en la Casa Santa Marta, en el Vaticano.
AC/UNIDAD:RECONCILIACION/SINODO SIRO CATOLICO VIS 20070430 (550)
En su discurso, el Papa afirmó que había convocado la asamblea extraordinaria para "reavivar cada vez con más intensidad los lazos seculares que unen a vuestra Iglesia con la Sede Apostólica y, al mismo tiempo, para manifestaros la estima y el interés que nutre el obispo de Roma por cada uno de vosotros, pastores de una parte del Pueblo de Dios, que no es grande pero es antigua y significativa".
Recordando las lecturas de los Hechos de los Apóstoles, propias del tiempo pascual, Benedicto XVI subrayó que mostraban el camino de la Iglesia naciente, que "no fue siempre fácil, pero fue rico de frutos apostólicos. Desde los orígenes no faltaron ni hostilidad ni persecuciones venidas de fuera, ni tampoco los peligros de tensiones y contrastes dentro de las mismas comunidades. A pesar de las sombras y dificultades de diverso tipo a las que tuvieron que hacer frente los primeros cristianos, la luz resplandeciente de la fe de la Iglesia en Jesucristo no ha faltado nunca".
El Papa se refirió después a la atención prestada por Juan Pablo II a las iglesias orientales y cómo las había invitado siempre "a buscar la unidad y la reconciliación" y reafirmó su "profunda convicción" de que "también hoy como al alba del cristianismo, cada comunidad está llamada a ofrecer un claro testimonio de fraternidad".
"En estos días -prosiguió-, habéis reflexionado sobre los medios para superar los obstáculos que impiden el desarrollo normal de la vida eclesial. Sois conscientes de que es necesario e incluso indispensable. Lo exige el ministerio que el Señor os ha confiado en su rebaño; lo exige el bien de la Iglesia Siro-Católica. Lo exigen también la situación particular que vive Oriente Medio y el testimonio que pueden dar en su unidad las Iglesias católicas".
"Las comunidades cristianas en esta época deben afrontar numerosos retos en todos los lugares del mundo ya que peligros y asechanzas pueden empañar los valores del Evangelio. Por cuanto concierne a vuestra Iglesia, las violencias y conflictos que sufre una parte del rebaño que os ha sido confiado, constituyen dificultades suplementarias que ponen aún más en peligro no solamente el hecho de vivir juntos en paz, sino la misma vida de las personas".
"En situaciones símiles, es importante que la comunidad eclesial siro-católica anuncie el Evangelio con decisión, promoviendo una pastoral adecuada a los retos de la post-modernidad y siendo ejemplo luminoso de unidad en un mundo fragmentado".
El Papa concluyó su discurso recordando que el Concilio Vaticano II había subrayado que las Iglesias orientales católicas "están llamadas a jugar un papel particular en la promoción del camino ecuménico", e invitó a los miembros del Sínodo a "continuar con entusiasmo, confianza y perseverancia la acción misionera de San Pablo, siguiendo las huellas de San Ignacio de Antioquia, de San Efrén y de vuestros santos patronos".
Finalizado el encuentro, el Papa almorzó con los participantes en el Sínodo en la Casa Santa Marta, en el Vaticano.
AC/UNIDAD:RECONCILIACION/SINODO SIRO CATOLICO VIS 20070430 (550)
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