CIUDAD DEL VATICANO, 30 MAR 2007 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy en el Vaticano las cartas credenciales de Tetiana Izhevska, nueva embajadora de Ucrania ante la Santa Sede, y agradeció a la diplomática la invitación del presidente Victor Iouchtchenko a visitar próximamente ese país.
"Ucrania, que siempre tuvo una vocación de puerta entre Oriente y Occidente debido a su situación geográfica, ha emprendido e intensificado en estos años una política de apertura y colaboración con otros países del continente", dijo el Santo Padre, y manifestó su aprecio por este estado de cosas, que contribuye a "devolver a Europa su dimensión verdadera, asegurando las condiciones de un intercambio fructuoso entre los (...) pulmones culturales que forjaron su historia".
"Estoy seguro de que la nación ucraniana, profundamente impregnada por el Evangelio en su vida, en su cultura y en sus instituciones -observó- se preocupará por aportar a las otras naciones el dinamismo de su identidad, preservando sus características originales. Es importante, en efecto, en nuestro mundo cada vez más dominado por la globalización, favorecer un diálogo exigente y profundo entre las culturas y las religiones, no para nivelarlas en un sincretismo empobrecedor sino para permitirles desarrollarse en el respeto recíproco y cooperar con los carismas propios al bien común. Esta perspectiva permitirá reducir las focos, siempre posibles, de tensión y de enfrentamiento entre los grupos o las naciones, garantizando a todos las condiciones de una paz y de un desarrollo duraderos".
El Papa recordó "el buen estado de las relaciones entre las autoridades públicas y las Iglesias y comunidades eclesiásticas que viven en Ucrania", donde "los creyentes gozan de la libertad religiosa, que es una dimensión esencial de la libertad del hombre" y "según una justa distinción de las responsabilidades propias de la esfera religiosa y de la civil, el Estado reconoce los diferentes cultos, (...) asegurándoles el mismo derecho ante la ley, permitiendo así a cada uno (...) desempeñar su papel específico para el bien común de la nación".
El Santo Padre abordó también el tema de la participación de la Iglesia Católica en la educación de los jóvenes ucranianos, y elogió "la colaboración llevada a cabo en el marco del Consejo pan-ucraniano de las Iglesias y de las Organizaciones religiosas, para elaborar conjuntamente un programa que concierne a la enseñanza de la ética cristiana en las escuelas públicas".
Por último, el Papa habló de la comunidad católica, tanto de rito bizantino como latino, que vive en Ucrania, y "se preocupa del diálogo permanente entre ambas tradiciones, la oriental y la occidental". El Santo Padre agradeció al presidente Iouchtchenko su cordial atención con los obispos de la Conferencia Episcopal Ucrania de los Latinos y aseguró "el compromiso de todos los católicos ucranianos para el bien común del país".
"Sé que desean testimoniar diariamente el Evangelio a través de la solidaridad, (...) la voluntad de construir la paz y el deseo de consolidar los valores de la familia fundada en la institución matrimonial -concluyó Benedicto XVI-. También conozco su deseo de avanzar por el camino de la unidad con sus hermanos ortodoxos, así como con sus hermanos de otras confesiones cristianas. Los animo pues a mostrarse siempre disponibles para consolidar el diálogo ecuménico, tan necesario para superar las dificultades".
CD/CREDENCIALES/UCRANIA:IZHEVSKA VIS 20070330 (540)
"Ucrania, que siempre tuvo una vocación de puerta entre Oriente y Occidente debido a su situación geográfica, ha emprendido e intensificado en estos años una política de apertura y colaboración con otros países del continente", dijo el Santo Padre, y manifestó su aprecio por este estado de cosas, que contribuye a "devolver a Europa su dimensión verdadera, asegurando las condiciones de un intercambio fructuoso entre los (...) pulmones culturales que forjaron su historia".
"Estoy seguro de que la nación ucraniana, profundamente impregnada por el Evangelio en su vida, en su cultura y en sus instituciones -observó- se preocupará por aportar a las otras naciones el dinamismo de su identidad, preservando sus características originales. Es importante, en efecto, en nuestro mundo cada vez más dominado por la globalización, favorecer un diálogo exigente y profundo entre las culturas y las religiones, no para nivelarlas en un sincretismo empobrecedor sino para permitirles desarrollarse en el respeto recíproco y cooperar con los carismas propios al bien común. Esta perspectiva permitirá reducir las focos, siempre posibles, de tensión y de enfrentamiento entre los grupos o las naciones, garantizando a todos las condiciones de una paz y de un desarrollo duraderos".
El Papa recordó "el buen estado de las relaciones entre las autoridades públicas y las Iglesias y comunidades eclesiásticas que viven en Ucrania", donde "los creyentes gozan de la libertad religiosa, que es una dimensión esencial de la libertad del hombre" y "según una justa distinción de las responsabilidades propias de la esfera religiosa y de la civil, el Estado reconoce los diferentes cultos, (...) asegurándoles el mismo derecho ante la ley, permitiendo así a cada uno (...) desempeñar su papel específico para el bien común de la nación".
El Santo Padre abordó también el tema de la participación de la Iglesia Católica en la educación de los jóvenes ucranianos, y elogió "la colaboración llevada a cabo en el marco del Consejo pan-ucraniano de las Iglesias y de las Organizaciones religiosas, para elaborar conjuntamente un programa que concierne a la enseñanza de la ética cristiana en las escuelas públicas".
Por último, el Papa habló de la comunidad católica, tanto de rito bizantino como latino, que vive en Ucrania, y "se preocupa del diálogo permanente entre ambas tradiciones, la oriental y la occidental". El Santo Padre agradeció al presidente Iouchtchenko su cordial atención con los obispos de la Conferencia Episcopal Ucrania de los Latinos y aseguró "el compromiso de todos los católicos ucranianos para el bien común del país".
"Sé que desean testimoniar diariamente el Evangelio a través de la solidaridad, (...) la voluntad de construir la paz y el deseo de consolidar los valores de la familia fundada en la institución matrimonial -concluyó Benedicto XVI-. También conozco su deseo de avanzar por el camino de la unidad con sus hermanos ortodoxos, así como con sus hermanos de otras confesiones cristianas. Los animo pues a mostrarse siempre disponibles para consolidar el diálogo ecuménico, tan necesario para superar las dificultades".
CD/CREDENCIALES/UCRANIA:IZHEVSKA VIS 20070330 (540)
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