CIUDAD DEL VATICANO, 17 FEB 2007 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy en la Sala del Consistorio a los representantes pontificios en América Latina y les manifestó su aprecio por "el importante servicio eclesial" que llevan a cabo "a menudo entre no pocas dificultades debidas a la lejanía de la patria de origen, a los frecuentes desplazamientos y a veces a las tensiones sociopolíticas".
El Papa subrayó que los nuncios están llamados a "consolidar los lazos de comunión entre las Iglesias particulares y el sucesor de Pedro" y tienen "la responsabilidad de promover (...) el diálogo y la colaboración con la sociedad civil para la realización del bien común". El ministerio del representante pontificio es "de comunión eclesial" y constituye "un servicio a la paz y la concordia entre los pueblos".
El Santo Padre recordó que Juan Pablo II definió América Latina como "el continente de la esperanza" y observó que la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que se celebrará en Aparecida (Brasil) el próximo mes de mayo y en la que participará, se propone "definir las grandes prioridades y suscitar un impulso renovado en la misión de la Iglesia al servicio de los pueblos latinoamericanos en las circunstancias concretas de los albores del siglo XXI". Todo ello se liga a "la catolicidad (...) que ha caracterizado con su huella la estructura cultural que distingue hasta hoy la identidad latinoamericana".
Las naciones que forman América Latina, prosiguió, "se sienten como hermanas y apuntan a convertirse en una comunidad, unida en la paz y el desarrollo económico. La Iglesia (...) se encuentra en sintonía con toda aspiración legítima de los pueblos a una armonía y cooperación más grandes y aporta lo que le es propio, es decir, el Evangelio".
Benedicto XVI manifestó el deseo de que "en aquellos países latinoamericanos cuyas cartas constitucionales se limitan a "conceder" libertad de credo y de culto pero no "reconocen todavía la libertad religiosa se definan cuanto antes las relaciones recíprocas fundadas sobre los principios de autonomía y de colaboración sana y respetuosa".
El papel de la Iglesia en América Latina sigue siendo "primario gracias a la feliz fusión entre la antigua y rica sensibilidad de los pueblos indígenas con el cristianismo y la cultura moderna", dijo el Papa, subrayando que "la Iglesia católica es la institución que goza de mayor crédito entre las poblaciones latinoamericanas" porque "es estimada por su trabajo en los ámbitos de la educación, la salud y la solidaridad con los necesitados. La ayuda a los pobres y la lucha contra la pobreza son y siguen siendo una prioridad fundamental" y "la Iglesia es también activa en las intervenciones de mediación que, no raramente, le solicitan en ocasión de conflictos internos".
Pero esa presencia se enfrenta hoy con "el proselitismo de las sectas y la creciente influencia del secularismo", mientras la "familia parece ceder ante las presiones de las lobbies capaces de incidir negativamente en los procesos legislativos". Por eso es necesario "reafirmar que el matrimonio y la familia tienen su fundamento en el núcleo más íntimo de la verdad sobre el ser humano y su destino".
El Santo Padre recordó también otros temas que se abordarán en la reunión de Aparecida, como "el fenómeno de las migraciones estrechamente ligado a la familia, la importancia de la escuela, (...) el compromiso de informar de forma adecuada a la opinión pública sobre las grandes cuestiones éticas según los principios del magisterio de la Iglesia".
Por último, Benedicto XVI habló de los movimientos eclesiales que constituyen, dijo, "un válido recurso para el apostolado, pero a los que hay que ayudar a mantenerse siempre fieles al Evangelio y a las enseñanzas de la Iglesia, también cuando se mueven en el campo social y político. En particular, siento el deber de reafirmar que no son los eclesiásticos los que deben encabezar agregaciones sociales o políticas, sino los laicos maduros y preparados profesionalmente".
"Pidamos al Señor, por intercesión de María -concluyó-, que los frutos (...) de la próxima Conferencia General del Episcopado Latinoamericano redunden en beneficio de toda la Iglesia".
AC/LATINOAMERICA/NUNCIOS VIS 20070219 (670)
El Papa subrayó que los nuncios están llamados a "consolidar los lazos de comunión entre las Iglesias particulares y el sucesor de Pedro" y tienen "la responsabilidad de promover (...) el diálogo y la colaboración con la sociedad civil para la realización del bien común". El ministerio del representante pontificio es "de comunión eclesial" y constituye "un servicio a la paz y la concordia entre los pueblos".
El Santo Padre recordó que Juan Pablo II definió América Latina como "el continente de la esperanza" y observó que la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que se celebrará en Aparecida (Brasil) el próximo mes de mayo y en la que participará, se propone "definir las grandes prioridades y suscitar un impulso renovado en la misión de la Iglesia al servicio de los pueblos latinoamericanos en las circunstancias concretas de los albores del siglo XXI". Todo ello se liga a "la catolicidad (...) que ha caracterizado con su huella la estructura cultural que distingue hasta hoy la identidad latinoamericana".
Las naciones que forman América Latina, prosiguió, "se sienten como hermanas y apuntan a convertirse en una comunidad, unida en la paz y el desarrollo económico. La Iglesia (...) se encuentra en sintonía con toda aspiración legítima de los pueblos a una armonía y cooperación más grandes y aporta lo que le es propio, es decir, el Evangelio".
Benedicto XVI manifestó el deseo de que "en aquellos países latinoamericanos cuyas cartas constitucionales se limitan a "conceder" libertad de credo y de culto pero no "reconocen todavía la libertad religiosa se definan cuanto antes las relaciones recíprocas fundadas sobre los principios de autonomía y de colaboración sana y respetuosa".
El papel de la Iglesia en América Latina sigue siendo "primario gracias a la feliz fusión entre la antigua y rica sensibilidad de los pueblos indígenas con el cristianismo y la cultura moderna", dijo el Papa, subrayando que "la Iglesia católica es la institución que goza de mayor crédito entre las poblaciones latinoamericanas" porque "es estimada por su trabajo en los ámbitos de la educación, la salud y la solidaridad con los necesitados. La ayuda a los pobres y la lucha contra la pobreza son y siguen siendo una prioridad fundamental" y "la Iglesia es también activa en las intervenciones de mediación que, no raramente, le solicitan en ocasión de conflictos internos".
Pero esa presencia se enfrenta hoy con "el proselitismo de las sectas y la creciente influencia del secularismo", mientras la "familia parece ceder ante las presiones de las lobbies capaces de incidir negativamente en los procesos legislativos". Por eso es necesario "reafirmar que el matrimonio y la familia tienen su fundamento en el núcleo más íntimo de la verdad sobre el ser humano y su destino".
El Santo Padre recordó también otros temas que se abordarán en la reunión de Aparecida, como "el fenómeno de las migraciones estrechamente ligado a la familia, la importancia de la escuela, (...) el compromiso de informar de forma adecuada a la opinión pública sobre las grandes cuestiones éticas según los principios del magisterio de la Iglesia".
Por último, Benedicto XVI habló de los movimientos eclesiales que constituyen, dijo, "un válido recurso para el apostolado, pero a los que hay que ayudar a mantenerse siempre fieles al Evangelio y a las enseñanzas de la Iglesia, también cuando se mueven en el campo social y político. En particular, siento el deber de reafirmar que no son los eclesiásticos los que deben encabezar agregaciones sociales o políticas, sino los laicos maduros y preparados profesionalmente".
"Pidamos al Señor, por intercesión de María -concluyó-, que los frutos (...) de la próxima Conferencia General del Episcopado Latinoamericano redunden en beneficio de toda la Iglesia".
AC/LATINOAMERICA/NUNCIOS VIS 20070219 (670)
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