CIUDAD DEL VATICANO, 3 SEP 2006 (VIS).-Benedicto XVI dedicó hoy la breve reflexión que precede al Angelus a San Gregorio Magno, Papa y doctor de la Iglesia. "Su singular figura -dijo el Papa a los peregrinos reunidos en el patio del palacio apostólico de Castelgandolfo- es un ejemplo que hay que indicar tanto a los pastores de la Iglesia como a los administradores públicos".
San Gregorio, primero prefecto y luego obispo de Roma, prosiguió el Santo Padre, se distinguió en la vida civil por "su capacidad administrativa y por su integridad moral". A la muerte de su padre, en el año 574, abrazó la vida monástica y a partir de entonces "la regla benedictina se convirtió en el fundamento de su existencia. Incluso cuando fue enviado por el Papa como representante suyo ante el emperador de Oriente, mantuvo un estilo de vida monástico, sencillo y pobre".
Colaborador del Papa Pelagio II, le sucedió cuando éste murió durante una epidemia de peste, y "con profética amplitud de miras (...) intuyó que estaba naciendo una nueva civilización del encuentro entre la herencia romana y los pueblos "bárbaros" gracias a la fuerza de cohesión y de elevación moral del cristianismo. El monaquismo se revelaba una riqueza no sólo para la Iglesia, sino para la entera sociedad".
A él se debe, entre otras cosas, la reforma del canto litúrgico que tomó su nombre, "gregoriano", pero su obra más célebre -recordó Benedicto XVI- es "la Regla pastoral que tuvo para el clero la misma importancia que la Regla de san Benito para los monjes de la Edad Media. La vida del pastor de almas debe ser una síntesis equilibrada entre contemplación y acción, animada por el amor que "alcanza cumbres altísimas cuando se inclina misericordioso ante los males profundos de los demás. La capacidad de inclinarse ante esa miseria es la medida de la fuerza del impulso hacia las alturas". En esta enseñanza, siempre actual, se inspiraron los padres del Concilio Vaticano II para trazar la imagen del pastor de estos tiempos nuestros".
El Papa concluyó su meditación pidiendo que "el ejemplo y la enseñanza de san Gregorio Magno sean seguidos por los pastores de la Iglesia y también por los responsables de las instituciones civiles".
Después de la oración mariana, Benedicto XVI dio las gracias a cuantos rezaban por su inminente visita pastoral a Alemania. "Gracias -dijo- por los buenos deseos; el sábado me desplazaré a Baviera".
ANG/GREGORIO MAGNO/... VIS 20060904 (410)
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