CIUDAD DEL VATICANO, 26 MAY 2006 (VIS).-El Papa se trasladó a las 9,15 desde la nunciatura apostólica a la Plaza Pilsudski de Varsovia, conocida como Plaza de la Victoria, donde presidió -en presencia de 270.000 personas- la celebración eucarística votiva del Espíritu Santo. En este lugar, Juan Pablo II inició el 2 de junio de 1979 la primera visita pastoral a su patria.
Concelebraron con el Santo Padre los cardenales y obispos polacos, así como obispos de otros países y numerosos sacerdotes. Estaban presentes, entre otros, el Presidente de la República, Lech Kaczynski y otras autoridades del país.
Dirigiéndose a los presentes, que tuvieron que soportar la lluvia durante toda la misa, Benedicto XVI recordó en la homilía que en esta Plaza, "la víspera de Pentecostés, Juan Pablo II pronunció las significativas palabras de la oración: "Descienda tu Espíritu y renueve la faz de la tierra". Y añadió: "¡De esta tierra!".
El Papa invitó a dar gracias a Dios por lo que se ha realizado en Polonia y en todo el mundo "durante el pontificado de Juan Pablo II. Ante nuestros ojos -dijo-, se han sucedido cambios de enteros sistemas políticos, económicos y sociales. La gente en diversos países ha reconquistado la libertad y el sentido de la dignidad".
Frente a las personas y ambientes que, descuidando la Tradición de la Iglesia, "quieren falsificar la palabra de Cristo y quitar del Evangelio las verdades, según ellos demasiado incómodas para el hombre moderno", dijo: "Todos los cristianos deben confrontar continuamente las propias convicciones con el Evangelio y la Tradición de la Iglesia para ser fieles a la palabra de Cristo, también cuando es exigente y humanamente difícil de comprender".
"No debemos caer -continuó- en la tentación del relativismo o de la interpretación subjetivista y selectiva de las Sagradas Escrituras. Sólo la verdad íntegra nos puede abrir a la adhesión a Cristo muerto y resucitado por nuestra salvación".
Tras poner de relieve que "la fe consiste en una relación íntima con Cristo", Benedicto XVI afirmó que amar a Cristo significa "fiarse de El, también en la hora de la prueba. (...) Si confiamos en El no perdemos nada, sino que ganamos todo. Nuestra vida adquiere en sus manos su verdadero sentido. (...) Amarlo quiere decir permanecer en diálogo con El, para conocer su voluntad y realizarla prontamente".
"Vivir la propia fe como relación de amor con Cristo significa -añadió- estar dispuestos a renunciar a todo lo que constituye la negación de su amor. (...) La fe en cuanto adhesión a Cristo se revela como amor que impulsa a promover el bien que el Creador ha inscrito en la naturaleza de cada uno y cada una de nosotros, en la personalidad de todo ser humano y en todo lo que existe en el mundo".
El Papa terminó recordando que hace 27 años, en este lugar, "Juan Pablo II dijo: "Polonia se ha convertido en nuestros tiempos en tierra de testimonio especialmente responsable". Cultivad este rico patrimonio de fe que os han transmitido las generaciones precedentes, el patrimonio del pensamiento y del servicio de aquel gran polaco que fue el Papa Juan Pablo II. Sed fuertes en la fe, transmitidla a vuestros hijos, dad testimonio de la gracia que habéis experimentado de un modo tan abundante a través del Espíritu Santo en vuestra historia".
Después de la misa, el Santo Padre regresó a la nunciatura apostólica, donde almorzó con los miembros de su séquito.
A primera hora de la tarde el Papa viajará en helicóptero a Czestochowa, donde visitará el Santuario mariano más famoso de Polonia. Allí se reunirá con los religiosos, religiosas, seminaristas y representantes de los movimientos y de la vida consagrada. Al finalizar la visita se dirigirá a Cracovia, donde pernoctará en el palacio arzobispal.
PV-POLONIA/MISA/VARSOVIA VIS 20060526 (620)
Concelebraron con el Santo Padre los cardenales y obispos polacos, así como obispos de otros países y numerosos sacerdotes. Estaban presentes, entre otros, el Presidente de la República, Lech Kaczynski y otras autoridades del país.
Dirigiéndose a los presentes, que tuvieron que soportar la lluvia durante toda la misa, Benedicto XVI recordó en la homilía que en esta Plaza, "la víspera de Pentecostés, Juan Pablo II pronunció las significativas palabras de la oración: "Descienda tu Espíritu y renueve la faz de la tierra". Y añadió: "¡De esta tierra!".
El Papa invitó a dar gracias a Dios por lo que se ha realizado en Polonia y en todo el mundo "durante el pontificado de Juan Pablo II. Ante nuestros ojos -dijo-, se han sucedido cambios de enteros sistemas políticos, económicos y sociales. La gente en diversos países ha reconquistado la libertad y el sentido de la dignidad".
Frente a las personas y ambientes que, descuidando la Tradición de la Iglesia, "quieren falsificar la palabra de Cristo y quitar del Evangelio las verdades, según ellos demasiado incómodas para el hombre moderno", dijo: "Todos los cristianos deben confrontar continuamente las propias convicciones con el Evangelio y la Tradición de la Iglesia para ser fieles a la palabra de Cristo, también cuando es exigente y humanamente difícil de comprender".
"No debemos caer -continuó- en la tentación del relativismo o de la interpretación subjetivista y selectiva de las Sagradas Escrituras. Sólo la verdad íntegra nos puede abrir a la adhesión a Cristo muerto y resucitado por nuestra salvación".
Tras poner de relieve que "la fe consiste en una relación íntima con Cristo", Benedicto XVI afirmó que amar a Cristo significa "fiarse de El, también en la hora de la prueba. (...) Si confiamos en El no perdemos nada, sino que ganamos todo. Nuestra vida adquiere en sus manos su verdadero sentido. (...) Amarlo quiere decir permanecer en diálogo con El, para conocer su voluntad y realizarla prontamente".
"Vivir la propia fe como relación de amor con Cristo significa -añadió- estar dispuestos a renunciar a todo lo que constituye la negación de su amor. (...) La fe en cuanto adhesión a Cristo se revela como amor que impulsa a promover el bien que el Creador ha inscrito en la naturaleza de cada uno y cada una de nosotros, en la personalidad de todo ser humano y en todo lo que existe en el mundo".
El Papa terminó recordando que hace 27 años, en este lugar, "Juan Pablo II dijo: "Polonia se ha convertido en nuestros tiempos en tierra de testimonio especialmente responsable". Cultivad este rico patrimonio de fe que os han transmitido las generaciones precedentes, el patrimonio del pensamiento y del servicio de aquel gran polaco que fue el Papa Juan Pablo II. Sed fuertes en la fe, transmitidla a vuestros hijos, dad testimonio de la gracia que habéis experimentado de un modo tan abundante a través del Espíritu Santo en vuestra historia".
Después de la misa, el Santo Padre regresó a la nunciatura apostólica, donde almorzó con los miembros de su séquito.
A primera hora de la tarde el Papa viajará en helicóptero a Czestochowa, donde visitará el Santuario mariano más famoso de Polonia. Allí se reunirá con los religiosos, religiosas, seminaristas y representantes de los movimientos y de la vida consagrada. Al finalizar la visita se dirigirá a Cracovia, donde pernoctará en el palacio arzobispal.
PV-POLONIA/MISA/VARSOVIA VIS 20060526 (620)
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