CIUDAD DEL VATICANO, 7 MAR 2006 (VIS).-Con motivo de la Campaña Anual de Fraternidad promovida por la Iglesia brasileña en el tiempo litúrgico de la Cuaresma, Benedicto XVI ha enviado un mensaje al cardenal Geraldo Majella Agnelo, arzobispo de Sao Salvador da Bahia y presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil.
En el mensaje, escrito en portugués, el Papa afirma que el tema de este año, "Fraternidad y personas con discapacidad", asume "un carácter de reflexión y de estímulo para renovar con mayor fuerza el mandamiento de la caridad, especialmente hacia los discapacitados".
"No se trata únicamente -continúa el Santo Padre- de una actitud de ternura y de consuelo, sino de que estos hermanos y hermanas nuestros en Cristo se integren totalmente en la sociedad".
Benedicto XVI afirma que "aun cuando la persona discapacitada esté herida en la mente o en sus capacidades sensoriales e intelectivas, es un sujeto plenamente humano, con los derechos sagrados e inalienables propios de toda criatura humana. El ser humano, independientemente de las condiciones en que se desenvuelve su vida y de las capacidades que puede expresar, posee una dignidad única y un valor singular desde el inicio de su existencia hasta el momento de la muerte natural".
El Papa subraya que "asumir la dignidad querida por Dios, propia de esta vida, exige actuaciones a veces heroicas y dignas del premio eterno, no solo por parte de los que padece estos sufrimientos, sino también de quienes ayudan a los más necesitados".
MESS/CAMPAÑA FRATERNIDAD:BRASIL/AGNELO VIS 20060307 (260)
En el mensaje, escrito en portugués, el Papa afirma que el tema de este año, "Fraternidad y personas con discapacidad", asume "un carácter de reflexión y de estímulo para renovar con mayor fuerza el mandamiento de la caridad, especialmente hacia los discapacitados".
"No se trata únicamente -continúa el Santo Padre- de una actitud de ternura y de consuelo, sino de que estos hermanos y hermanas nuestros en Cristo se integren totalmente en la sociedad".
Benedicto XVI afirma que "aun cuando la persona discapacitada esté herida en la mente o en sus capacidades sensoriales e intelectivas, es un sujeto plenamente humano, con los derechos sagrados e inalienables propios de toda criatura humana. El ser humano, independientemente de las condiciones en que se desenvuelve su vida y de las capacidades que puede expresar, posee una dignidad única y un valor singular desde el inicio de su existencia hasta el momento de la muerte natural".
El Papa subraya que "asumir la dignidad querida por Dios, propia de esta vida, exige actuaciones a veces heroicas y dignas del premio eterno, no solo por parte de los que padece estos sufrimientos, sino también de quienes ayudan a los más necesitados".
MESS/CAMPAÑA FRATERNIDAD:BRASIL/AGNELO VIS 20060307 (260)
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