CIUDAD DEL VATICANO, 4 FEB 2006 (VIS).-En respuesta a las peticiones de que se precisara la posición de la Santa Sede frente a las recientes representaciones que ofenden los sentimientos religiosos de personas o de comunidades, la Oficina de Prensa de la Santa Sede declara lo siguiente:
"1. El derecho a la libertad de pensamiento y de expresión, sancionado por la Declaración de los Derechos del Hombre, no puede implicar el derecho de ofender el sentimiento religioso de los creyentes. Este principio, obviamente, es válido para cualquier religión.
"2. La convivencia humana exige además un clima de mutuo respeto para favorecer la paz entre los hombres y las naciones. Asimismo, algunas formas de crítica exasperada o de burla de los demás denotan una falta de sensibilidad humana y pueden constituir, en algunos casos, una provocación inadmisible. La historia nos enseña que no es ese el camino para curar las heridas existentes en la vida de los pueblos".
"3. Hay que precisar que las ofensas efectuadas por un individuo o por un medio de comunicación, no pueden imputarse a las instituciones públicas de ese país, cuyas autoridades podrán y deberán, eventualmente, intervenir según los principios de la legislación nacional. Por tanto, igualmente deplorables son las acciones violentas de protesta. Para responder a una ofensa no se puede arrinconar el espíritu verdadero de toda religión. La intolerancia, real o verbal, venga de donde venga, sea como acción que como reacción, constituye siempre una amenaza seria a la paz".
OP/LIBERTAD PENSAMIENTO:RELIGION/.. VIS 20060206 (260)
"1. El derecho a la libertad de pensamiento y de expresión, sancionado por la Declaración de los Derechos del Hombre, no puede implicar el derecho de ofender el sentimiento religioso de los creyentes. Este principio, obviamente, es válido para cualquier religión.
"2. La convivencia humana exige además un clima de mutuo respeto para favorecer la paz entre los hombres y las naciones. Asimismo, algunas formas de crítica exasperada o de burla de los demás denotan una falta de sensibilidad humana y pueden constituir, en algunos casos, una provocación inadmisible. La historia nos enseña que no es ese el camino para curar las heridas existentes en la vida de los pueblos".
"3. Hay que precisar que las ofensas efectuadas por un individuo o por un medio de comunicación, no pueden imputarse a las instituciones públicas de ese país, cuyas autoridades podrán y deberán, eventualmente, intervenir según los principios de la legislación nacional. Por tanto, igualmente deplorables son las acciones violentas de protesta. Para responder a una ofensa no se puede arrinconar el espíritu verdadero de toda religión. La intolerancia, real o verbal, venga de donde venga, sea como acción que como reacción, constituye siempre una amenaza seria a la paz".
OP/LIBERTAD PENSAMIENTO:RELIGION/.. VIS 20060206 (260)
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