CIUDAD DEL VATICANO, 28 OCT 2005 (VIS).-Hoy se hizo público el mensaje del Santo Padre para la 92 Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebrará el 15 de enero de 2006 y cuyo tema es: "Migraciones: signo de los tiempos". El texto se ha publicado en inglés, francés, italiano y español.
Ofrecemos a continuación extractos del documento:
"Las migraciones son un fenómeno que a lo largo del siglo recién concluido asumió una configuración, por decirlo así, estructural, transformándose en una característica importante del mercado del trabajo a nivel mundial, como consecuencia, entre otras cosas, del fuerte impulso ejercido por la globalización. (...) Comprende las migraciones internas y las internacionales, las forzadas y las voluntarias, las legales y las irregulares, también sujetas a la plaga del tráfico de seres humanos. Y no se puede olvidar la categoría de los estudiantes extranjeros, cuyo número aumenta cada año en el mundo".
"Con respecto a los que emigran por motivos económicos, cabe destacar el reciente hecho de la "feminización" del fenómeno, es decir, la creciente presencia en él de la mujer. (...) La emigración femenina tiende a ser cada vez más autónoma: la mujer cruza por sí misma los confines de su patria en busca de un empleo en el país de destino. Más aún, en ocasiones, la mujer emigrante se ha convertido en la principal fuente de ingresos para su familia. De hecho, la presencia femenina se da sobre todo en los sectores que ofrecen salarios bajos. (...) Los ámbitos de empleo más frecuentes para las mujeres son, además de los quehaceres domésticos, la asistencia a los ancianos, la atención a las personas enfermas y los servicios relacionados con el hospedaje en hoteles. En estos campos los cristianos están llamados a manifestar su compromiso en favor del trato justo a la mujer emigrante, del respeto a su feminidad y del reconocimiento de sus derechos iguales".
El Papa menciona a continuación "el tráfico de seres humanos, sobre todo de mujeres. (...) En algunos casos, hay mujeres y muchachas que son destinadas a ser explotadas, en el trabajo, casi como esclavas, y a veces incluso en la industria del sexo. (...) Hago mía la condena que expresó Juan Pablo II contra "la difundida cultura hedonista y comercial que promueve la explotación sistemática de la sexualidad" (Carta a las Mujeres, 29 de junio de 1995, n. 5). Aquí se halla todo un programa de redención y liberación, del que los cristianos no pueden desentenderse".
Por lo que concierne a los que piden asilo y a los refugiados, el Santo Padre destaca que "en general se suele afrontar el problema constituido por su ingreso, sin interrogarse también acerca de las razones que los han impulsado a huir de su país de origen. (...) Esperanza, valentía, amor y también "creatividad de la caridad" (Carta ap. Novo millennio ineunte, 50) deben impulsar el necesario compromiso, humano y cristiano, para socorrer a estos hermanos y hermanas en sus sufrimientos. Sus Iglesias de origen deben manifestarles su solicitud con el envío de agentes pastorales de su misma lengua y cultura, en diálogo de caridad con las Iglesias particulares de acogida".
Por último, "merece particular atención el fenómeno de los estudiantes extranjeros", que "especialmente en Europa, registra un aumento constante, con los consiguientes problemas, también pastorales, que la Iglesia no puede descuidar. Esto vale de modo especial para los estudiantes procedentes de los Países en vías de desarrollo, para los cuales la experiencia universitaria puede constituir una ocasión extraordinaria de enriquecimiento espiritual".
MESS/EMIGRANTE:REFUGIADO/... VIS 20051028 (580)
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