CIUDAD DEL VATICANO, 18 OCT 2005 (VIS).-Benedicto XVI presidió esta mañana en la basílica de San Pedro la Misa fúnebre por el cardenal Giuseppe Caprio, fallecido el pasado sábado a los 90 años.
En la homilía, el Papa subrayó que el cardenal había "servido fielmente a la Iglesia" y recordó los momentos principales de su vida: el nacimiento en un pueblo de la región de Irpinia, en el sur de Italia, los años de seminarista en Benevento, los estudios en la Universidad Gregoriana de Roma, que desembocaron en su ordenación sacerdotal en 1938. "Doy gracias a Dios con el corazón lleno de emoción y reconocimiento -reza el testamento del purpurado- por haberme llamado al sacerdocio".
"También nosotros en la oración -dijo el Santo Padre-, nos asociamos a este momento de acción de gracias, mientras nos preparamos a ofrecer por su alma el sacrificio eucarístico, centro y forma de la vida sacerdotal. Me agrada pensar, sobre todo estos días cuando toda la Iglesia está concentrada en el misterio eucarístico, que aquí, en el altar, la vida y el ministerio del cardenal Caprio se unieron profundamente".
Después, Benedicto XVI se refirió a los años transcurridos por el cardenal al servicio de la Sede Apostólica en Nankín, Bruselas, Saigón, Taipei y Nueva Delhi. "La presencia de Cristo resucitado le confortó ciertamente en los momentos difíciles -observó el Papa- como lo fue en particular, el período de permanencia obligatoria en el domicilio de la nunciatura apostólica en Nankín en 1951 y la orden sucesiva de abandonar China".
Tras referirse al lema "Pax in virtute", elegido por el cardenal cuando en 1961 el beato Juan XXIII le nombró arzobispo, Benedicto XVI habló de la etapa como pro-nuncio en India, de la participación en el Concilio Vaticano II y del posterior nombramiento como sustituto de la Secretaría de Estado y presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica.
Del purpurado que fue creado cardenal por Juan Pablo II en 1979 se ha reconocido siempre "la visión de conjunto de los problemas de la Iglesia y la preocupación constante por considerar los aspectos administrativos en relación con los intereses superiores en plena adhesión al espíritu del Concilio".
Al final, el Papa, recordando el amor por Oriente del fallecido cardenal, exclamó: "Acompañemos con afecto y gratitud a este hermano nuestro en su viaje hacia el verdadero Oriente, es decir hacia Cristo, sol que nunca se pone, plenamente confiados en que Dios lo acogerá con los brazos abiertos".
HML/FALLECIMIENTO/CARDENAL CAPRIO VIS 20051018 (420)
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