CIUDAD DEL VATICANO, 11 OCT 2005 (VIS).-Esta mañana se celebró en presencia del Santo Padre la decimotercera Congregación General del Sínodo de los Obispos, en la que estuvieron presentes 241 padres sinodales. El presidente delegado de turno fue el cardenal Juan Sandoval Iñiguez.
Ofrecemos a continuación extractos de las intervenciones:
CARDENAL ANGELO SODANO, SECRETARIO DE ESTADO (CIUDAD DEL VATICANO). "Toda la liturgia eucarística nos lleva a fortalecer los vínculos de unidad entre nosotros. Por eso es importante la oración por el Papa, que está presente en cada Santa Misa. También es importante la oración por el obispo, pastor de la Iglesia particular donde se celebra la Eucaristía. Además, es importante el abrazo de paz entre los presentes, para curar todas las eventuales heridas a la unidad que pueden existir en las comunidades locales. Existen a menudo tantas divisiones también entre nosotros, ministros del Señor, en los mismos institutos religiosos, en las diócesis con diversos grupos étnicos. La Eucaristía es siempre una invitación a la unidad de todos los discípulos de Cristo; es más, es siempre un agente unidad como consecuencia de la gracia unificadora que nos comunica. Sin embargo, la actitud que debemos tener con nuestros hermanos separados que desean participar en la Eucaristía celebrada en nuestra Santa Iglesia es un problema delicado. (...) En la última Encíclica del difunto Papa Juan Pablo II "Ecclesia de Eucharistia", en el número 45 recuerda: "Si en ningún caso es legítima la concelebración si falta la plena comunión, no ocurre lo mismo con respecto a la administración de la Eucaristía, en circunstancias especiales, a personas pertenecientes a Iglesias o a Comunidades eclesiales que no están en plena comunión con la Iglesia católica. En efecto, en este caso el objetivo es satisfacer una grave necesidad espiritual para la salvación eterna de los fieles, singularmente considerados, pero no realizar una intercomunión, que no es posible mientras no se hayan restablecido del todo los vínculos visibles de la comunión eclesial".
OBISPO CZESLAW KOZON, DE COPENHAGUE (DINAMARCA). "Los países de la Conferencia Episcopal Nórdica forman un territorio de la diáspora muy extenso, con unos 200.000 católicos distribuidos diversamente en los distintos países, con una mayor concentración en Suecia, Noruega y Dinamarca. Los países de por sí son mayormente luteranos, aunque si en distinta medida, secularizados. Uno de los principales desafíos es el de las notables distancias geográficas. A pesar de todo, en la mayor parte de las parroquias es posible celebrar la Eucaristía todos los domingos, con una participación del 20-30% de los fieles. Si el número de sacerdotes es relativamente elevado en relación con el número de los creyentes, es lo mínimo que se puede pedir dadas las enormes distancias. (...) La mayor parte de las personas tiene una comprensión auténtica de la Eucaristía, sin embargo, es necesario subrayar y profundizar cada vez más, por medio de la catequesis, en el aspecto del misterio y el carácter de sacrificio de la Santa Misa. También los católicos de los países nórdicos deben afrontar el desafió de unir la fe y la vida, para que la participación en la Eucaristía les lleva a una vida de compromiso en la Iglesia y en la sociedad. También la práctica de la confesión deja mucho que desear. Prácticamente no existen abusos litúrgicos serios. (...) Desde el punto de vista ecuménico, a pesar de existir un clima positivo, la Iglesia católica percibe una fuerte incomprensión por lo que se refiere a la intercomunión. El punto de vista católico en este sentido es considerado superado por los demás cristianos, y esta opinión es compartida desgraciadamente por algunos católicos. Quiero recordar la situación dolorosa de muchos católicos divorciados y que se han vuelto a casar, que no pueden participar en la Comunión".
ARZOBISPO DIARMUID MARTIN, DE DUBLIN (IRLANDA). "En una sociedad caracterizada por una creciente secularización, es necesario dejar más espacio en nuestra catequesis y en nuestras parroquias, a la formación de la fe. Hoy, en muchas de nuestras comunidades ya no podemos presumir de la fe. La semilla de la fe necesita alimentarse, no solo en los primeros años de vida del cristiano, con la tradicional catequesis de los jóvenes, sino en todas las etapas de la vida. La rapidez de los cambios sociales implica una urgencia cada vez mayor en la formación en la fe de los adultos, para acompañarles mientras -un día tras otro y un año tras otro-, tratan de vivir su compromiso cristiano en un mundo que cambia. El laico con espíritu eucarístico estará presente en las realidades del mundo secularizado, siendo capaz de tender a los valores permanentes e indicar los fundamentos de una esperanza que deriva de reconocer la Eucaristía como revelación y presencia en medio de nosotros del amor gratuito de Dios en Jesucristo, que se ha ofrecido por nosotros".
OBISPO EDWARD GABRIEL RISI. O.M.I, DE KEIMOES-UPINGTON (SUDAFRICA). "En la Conferencia Episcopal regional de África Meridional (SACBC) hemos descubierto que el papel de las pequeñas comunidades de base es esencial en la preparación y la celebración de la liturgia y es también el lugar donde se vive el don del Espíritu (...) De todas formas, debido a la carencia de sacerdotes, hay muchas comunidades que celebran la Misa solo una vez al mes, o una vez cada dos meses (...)Hay que decir que la parte más sagrada de la liturgia del domingo, la Oración Eucarística, es la menos capaz de suscitar atención. No obstante sea el fulcro de la Eucaristía, la cima más elevada, ha resultado ser la más baja. El sacerdote la reza sólo y los laicos tienen una participación pasiva y no activa. Quisiéramos proponer alguna forma de participación responsorial que permitiese a las personas participar de una manera más activa que la de mantener un silencio respetuoso. No estamos proponiendo que se disminuya el papel del celebrante, sino más bien dar a las personas un papel que las haga más activas, junto al celebrante y que aumente su participación".
OBISPO GABRIEL MBILINGI, C,S,Sp., DE LWENA (ANGOLA). "Han transcurrido más de cinco siglos desde que el Evangelio llegó a Angola. Es un país de mayoría cristiana. (...) Con un porcentaje tan elevado de cristianos y en particular de católicos, habría que preguntarse ¿por qué hemos vivido tantos años de guerra civil? Y ¿cuales han sido los frutos de las Santas Misas en las que han participado tantos cristianos? ¿Por qué no se siente el peso de la presencia de los católicos que ocupan un lugar de relieve en la política y en las tareas sociales? Son preguntas legítimas, si bien sean provocadoras. (...) Hay que insistir en el sentido personal y eclesial de la Eucaristía en relación con la vida moral, con la santidad y la misión en el mundo. De la comunión eucarística debería derivar un compromiso moral que sea fuente de vida para vencer el pecado, buscando la verdad, la rectitud de la conciencia y el testimonio de los valores evangélicos, ensombrecidos por el estado de guerra. Tendríamos que insistir en la catequesis sobre el ligamen entre Eucaristía y construcción de una sociedad justa, a través de la responsabilidad personal de cada uno en la participación activa en la misión de la Iglesia en el mundo".
OBISPO LEON MALY, AUXILIAR DE LVIV DE LOS LATINOS (UCRANIA). "Hay que intentar que la participación en la Santa Misa sea cada vez más profunda. A este propósito hay que decir que también el Concilio Vaticano II en la Constitución Sacrosanctum concilium, sugiere lo mismo: "se recomienda mucho aquella participación más perfecta en la Misa, por la cual los fieles, después de la comunión del sacerdote, reciben el cuerpo del Señor del mismo sacrificio". La recomendación no es nueva en absoluto: estaba también presente en el Concilio de Trento (...) Cuarenta años después del Concilio Vaticano II, parece que esa indicación, aún no se haya entendido plenamente. A veces no se consagran las hostias para los fieles, sino que se toman del tabernáculo que está siempre lleno de hostias ya consagradas. Pero la recomendación de los Padres Conciliares contiene un profundo signo de la Iglesia, su dimensión de Pueblo de Dios, además de Cuerpo Místico de Cristo. El pueblo de Dios se reúne alrededor del altar del que recibe el Cuerpo de Cristo".
SE/DECIMOTERCERA CONGREGACION/... VIS 20051011 (1370)
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