CIUDAD DEL VATICANO, 8 OCT 2005 (VIS).-Esta mañana se celebró en el Aula del Sínodo la décima Congregación General de la XI Asamblea General del Sínodo de los Obispos. Además del Santo Padre estuvieron presentes 238 padres sinodales. El presidente delegado de turno fue el cardenal Telesphore Placidus Toppo.
Ofrecemos a continuación extractos de varias intervenciones:
ARZOBISPO SEAN BAPTIST BRADY, DE ARMAGH (IRLANDA), PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL IRLANDESA. "La Palabra de Dios es viva y activa, tiene la capacidad de cambiar las mentes y los corazones. Puede responder a las necesidades del individuo y la comunidad reunidos en escucha de la Palabra de Vida. Constituye una fuente importante de la actividad transformadora del Espíritu Santo en la Liturgia. (...) La experiencia de mi país ha demostrado el poder de transformación de la liturgia de la palabra y de la homilía. (...) Es gratificante notar cómo palabras de la Sagrada Escritura como justicia, paz, perdón, se hayan convertido en la "lengua franca" del proceso de paz. En tiempos recientes, un momento histórico de este proceso político fue la reducción de las armas por parte de las mayores organizaciones paramilitares. A los dos representantes de la Iglesia que trabajaron durante muchos años para promover el diálogo y la reconciliación, un ex presidente de la Iglesia metodista y un sacerdote redentorista, se les pidió que firmasen el acta de desarme. Quizá, debido al reconocimiento, entre otras cosas, del papel de los ministros de la Palabra de Dios en la creación de las condiciones para la reconciliación y la paz. Esto testimonia el poder de la palabra, bajo la acción del Espíritu Santo, de renovar todas las cosas".
ARZOBISPO METROPOLITANO BERHANEYESUS SOURAPHIEL, C.M., DE ADDIS ABEBA (ETIOPIA), PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE ETIOPIA Y ERITREA. "La celebración de la Eucaristía dominical presupone que exista un "domingo", el día del Señor predispuesto a ello y que la Eucaristía se pueda celebrar con libertad ese día. En algunas partes del mundo no es posible. Por ejemplo, en Arabia Saudita o en otros países musulmanes, el domingo es un día laborable y la Eucaristía no se celebra porque no hay Iglesias, ni sacerdotes, o sencillamente no hay libertad religiosa. Muchos cristianos salen de Etiopía y Eritrea para vivir y trabajar en países musulmanes. (...) Antes de ir a los países musulmanes se ven obligados a cambiar sus nombres cristianos en nombres musulmanes y, sobre todo las mujeres, tienen que vestirse según las reglas musulmanas. Una vez llegados a su destino, les quitan los pasaportes y sufren toda clase de abusos y explotaciones. Muchos, a raíz de la situación, se ven forzados a convertirse en musulmanes. Se ven obligados a ir a esos países musulmanes por la pobreza de sus naciones de origen y porque las puertas de otros países cristianos están cerradas para ellos. Sabemos que muchos cristianos africanos mueren atravesando el desierto del Sahara o se ahogan en el Mediterráneo intentando llegar a los países cristianos de Europa y América. (...) Pido a los padres sinodales, especialmente a los que trabajan en países musulmanes donde los cristianos pobres van en busca de empleo, que extiendan su atención pastoral a estos cristianos y que soliciten a los países musulmanes que respeten la libertad religiosa de los cristianos".
OBISPO FELIX LAZARO MARTINEZ, DE PONCE (PUERTO RICO). "Muchos católicos están muy lejos de poder rendir o dar razón de su propia fe, tal como propone San Pedro en su primera carta: "Estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere". Por otra parte, no se puede amar lo que no se conoce. Y si no se tiene conocimiento de la Iglesia, de la Eucaristía, de la fe cristiana, mal se puede amar la Iglesia, la Eucaristía y la misma fe cristiana. Catequesis es lo que se necesita. A mi parecer se adolece de falta de catequesis. (...) La ausencia de catequesis y formación religiosa puede quizá explicar también la facilidad y el por qué algunos de nuestros fieles se van a otras denominaciones o sectas religiosas, atraídos por la luz de bengala que les ofrece una pseudo ciencia religiosa, porque no se les supo iluminar a tiempo con la luz del Evangelio a través de una buena y oportuna catequesis".
OBISPO AMEDEE GRAB, O.S.B., DE CHUR (SUIZA), PRESIDENTE DEL CONSEJO DE CONFERENCIAS EPISCOPALES DE EUROPA. "Me refiero a las comunidades eclesiales que celebran en la Santa Misa el memorial del Señor. En el diálogo ecuménico con estas comunidades se nota, y no pocas veces, una convergencia creciente sobre importantísimos temas: presencia real, carácter de sacrificio del memorial, necesidad de la ordenación. Más difícil es la formulación de la naturaleza de la Iglesia y el acuerdo sobre el hecho de que a Ella se le ha confiado la Sagrada Eucaristía, fuente y cumbre de su vocación y de su misión, por lo cual "sería errado no pertenecer a la comunidad eclesial y querer recibir la comunión eucarística". Para nosotros no son posibles la intercelebración, la intercomunión, la hospitalidad general ofrecida a muchos bautizados (o incluso presentes). Sin embargo, la participación en la Sagrada Comunión de los bautizados no católicos, en casos excepcionales y en determinadas condiciones, está explícitamente prevista por el nº 129 del Directorio ecuménico de 1993, que no habla sólo de admisión sino también de invitación, siempre que sean verificadas las condiciones, entre las cuales no fuese computada la pertenencia a la Iglesia católica. Esta posibilidad no debería ser olvidada. Tenerla presente en el comportamiento de los pastores hacia quienes, sin pertenecer a la Iglesia católica, comparten la afligida oración de Jesús para la unidad, deberá ser un camino conocido para alcanzarla cuando y como quiera el Señor "pan vivo que viene del cielo para la vida del mundo".
OBISPO GABRIEL PIROIRD, DE CONSTANTINE (ARGELIA). "Somos Iglesias particulares muy minoritarias que viven en un mundo donde el Islam ha determinado fuertemente la cultura. (...) Por fuerza de las necesidades de la misión, algunos viven lejos de cualquier presencia sacerdotal. De hecho, solo pueden participar en la Eucaristía de tanto en tanto. Esa situación nos ha llevado a profundizar los lazos entre Eucaristía y misión. Nuestra acción de gracias se une a la de nuestros amigos musulmanes que también alaban a Dios por su obra de creación y de misericordia. Espiritualmente, podemos incorporar sus plegarias a nuestras Eucaristías. A veces nos admiramos al ver como nuestros amigos musulmanes "se asocian misteriosamente al misterio pascual". Cuando ofrecemos nuestra vida a Cristo, ofrecemos, de alguna forma la de nuestros amigos. Invisiblemente nuestras celebraciones eucarísticas reúnen también a personas todavía ausentes: las que buscan a Dios en la rectitud de su corazón. Para una Iglesia particular la forma de vivir la Eucaristía es inseparable de su historia concreta con la del pueblo a la que ha sido consignada por el Señor".
CARDENAL GEORGES COTTIER O.P., PRO-TEOLOGO DE LA CASA PONTIFICIA (CIUDAD DEL VATICANO). "Si la Iglesia ha formulado directivas relacionadas con la admisión a la Eucaristía de los cristianos no católicos y si rechaza la inter-comunión, es porque la comunión eucarística no es un punto de partida, sino que más bien expresa y lleva a su perfección una comunión que presupone en su integridad: comunión en la doctrina de los apóstoles, en los sacramentos y comunión con el colegio apostólico del cual Pedro es el Jefe. Sucede que esta posición no es comprendida y nuestros hermanos protestantes la consideran injustamente dura. Es, por tanto, un deber fraternal que la Iglesia manifieste que no está en su derecho disponer según su voluntad de lo que es un don recibido del Señor. Su actitud es de adoración, de alabanza y de obediencia".
SE/DECIMA CONGREGACION/... VIS 20051010 (1280)
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