LA EUCARISTIA, SECRETO DE LA SANTIFICACION DEL SACERDOTE

CIUDAD DEL VATICANO, 18 SEP 2005 (VIS).-Antes de rezar el Angelus este mediodía con los fieles reunidos en el patio del palacio apostólico de Castelgandolfo, el Santo Padre habló sobre la relación entre la santidad y la Eucaristía.

El Papa subrayó que "el secreto de la santificación" de los sacerdotes se encuentra en la Eucaristía. "En virtud de la sagrada ordenación, el sacerdote recibe el don y el compromiso de repetir sacramentalmente los gestos y las palabras con las que Jesús, en la Última Cena, instituyó el memorial de su Pascua. Entre sus manos se renueva este gran milagro de amor, del que está llamado a convertirse en testigo y anunciador cada vez más fiel".

"El presbítero -continuó- tiene que ser ante todo adorador y contemplativo de la Eucaristía a partir del mismo momento en que la celebra. Sabemos bien que la validez del sacramento no depende de la santidad del celebrante, pero su eficacia para él mismo y para los demás, será mayor en la medida en que lo viva con fe profunda, amor ardiente, ferviente espíritu de oración".

Benedicto XVI destacó el ejemplo de algunos "santos ministros del altar" como san Juan Crisóstomo, llamado "doctor eucarístico" "por la amplitud y profundidad de su doctrina sobre el santísimo sacramento". También recordó a san Pío de Pietrelcina, que al celebrar la Santa Misa "revivía con tal fervor el misterio del Calvario que edificaba la fe y la devoción de todos. Incluso los estigmas que Dios le donó eran expresión de íntima conformación con Jesús crucificado".

"Pensando en los sacerdotes enamorados de la Eucaristía, no es posible olvidar a san Juan María Vianney, humilde párroco de Ars en tiempos de la revolución francesa. Con la santidad de la vida y el celo pastoral logró hacer de aquel pequeño pueblo un modelo de comunidad cristiana animada por la Palabra de Dios y por los sacramentos".

El Papa terminó invitando a rezar por los sacerdotes de todo el mundo "para que consigan de este año de la Eucaristía el fruto de un renovado amor al sacramento que celebran. Que por intercesión de la Virgen Madre de Dios puedan vivir y testimoniar siempre el misterio que tienen en sus manos para la salvación del mundo".
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