MANTENER PLATAFORMA DE COOPERACION TRAS TSUNAMI

CIUDAD DEL VATICANO, 14 JUL 2005 (VIS).-La tragedia del tsunami que arrasó la costa asiática el 26 de diciembre de 2004, la ayuda prestada a las poblaciones afectadas y la tarea de reconstrucción en los países tocados por la catástrofe fueron los temas centrales del discurso pronunciado por el arzobispo Celestino Migliore, el pasado 13 de julio en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, que dedicó una sesión a las "Ayudas especiales económicas, humanitarias y en caso de catástrofe".

El observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas recordó la prontitud con que la Santa Sede, poco después del tsunami, recaudó 4 millones de dólares destinados a ayuda de emergencia y la rapidez de los organismos católicos para volcarse en la reconstrucción de viviendas y escuelas en las naciones afectadas. "Se calcula -dijo el nuncio- que los organismos relacionados con la Santa Sede recaudaron 650 millones para ayudar a las poblaciones víctimas del tsunami".

"Los fondos citados -explicó- se destinaron en primer lugar a las necesidades más urgentes: agua potable, alimentos, cobijo, ropa, etc. (...) Los refugiados, los desplazados internos y las mujeres y los niños expuestos al tráfico y a la explotación de seres humanos fueron los primeros en recibir ayuda. Tras la fase de emergencia comenzaron los proyectos de reconstrucción y rehabilitación: construcción de viviendas, escuelas y hospitales, dotación de enseres agrícolas y de pesca".

Después, subrayando la importancia de la ayuda espiritual y religiosa afirmó: "En toda circunstancia debemos respetar las diferencias religiosas y culturales y trabajar amistosamente para infundir más confianza entre los creyentes, con independencia de su fe, y los no creyentes. La cooperación interreligiosa y las iniciativas de construcción de la paz siguen siendo un elemento importante de la misión de la Iglesia en esa región".

El arzobispo habló también de la planificación en la distribución de los recursos. "Nuestros organismos, en las zonas afectadas por el tsunami -dijo-, han estudiado formas específicas para evitar la creación de una burocracia asfixiante (...) y garantizar la entrega de la mayor cantidad de fondos posibles a sus destinatarios finales".

Por último, el prelado recordó que la catástrofe, paradójicamente, "ofreció a los gobiernos y a las poblaciones de la región una oportunidad sin precedentes para la reconstrucción y el desarrollo. La cooperación interna, bilateral, de norte a sur y de sur a sur, surgida en aquella ocasión es una plataforma de solidaridad que no se debe desmantelar, sino sobre la que hay que construir tanto para el bien de los supervivientes como para el de los pueblos de la zona".
DELSS/AYUDA TSUNAMI/ONU:MIGLIORE VIS 20050714 (440)