SUPLICAMOS AL SEÑOR QUE NOS GUIE A LA UNIDAD PLENA

CIUDAD DEL VATICANO, 29 JUN 2005 (VIS).-Hoy, solemnidad de San Pedro y San Pablo, Apóstoles, el Papa presidió en la basílica vaticana la celebración eucarística durante la que confirió el palio al cardenal Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio y a 32 arzobispos metropolitanos de 21 países.

A la misa, como es tradición, asistió una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, guiada este año por el metropolitano de Pérgamo, Ioannis (Zizioulas) y compuesta por el metropolitano de Sassima, Gennadios (Limouris) y el archimandrita Bartolomé, subsecretario del Santo Sínodo del Patriarcado Ecuménico.

En la homilía, el Papa dijo que la fiesta de hoy "es una grata memoria de los grandes testigos de Jesucristo y una confesión solemne en favor de la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Es sobre todo, una fiesta de la catolicidad".

"Catolicidad -explicó- significa universalidad, multiplicidad que es unidad; unidad que sigue siendo multiplicidad". En este sentido, el Santo Padre manifestó su alegría por haber podido "entregar a la Iglesia una nueva guía para la transmisión de la fe, que nos ayuda a conocer mejor y a vivir mejor la fe que nos une: el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica".

Benedicto XVI afirmó que el Compendio "no se puede leer como se lee una novela. Es necesario meditarlo con calma y que su contenido, gracias a las imágenes, penetre en el alma. Espero que sea acogido de este modo y que sea una buena guía para la transmisión de la fe".

Dirigiéndose a los arzobispos metropolitanos, el Papa recordó que el palio que iban a recibir era "expresión de nuestra misión apostólica. Es expresión de nuestra comunión, que tiene su garantía visible en el ministerio petrino. A la unidad, así como a la apostolicidad, está ligado el servicio petrino, que reúne visiblemente a la Iglesia de todos los lugares y de todos los tiempos, e impide que caigamos en falsas autonomías, que muy fácilmente se transforman en problemas de la Iglesia y pueden comprometer su independencia interna".

El Papa saludó posteriormente a los miembros de la delegación de la Iglesia ortodoxa de Constantinopla. "A pesar de que todavía no concordamos -dijo- en el tema de la interpretación y del alcance del ministerio petrino, estamos juntos en la sucesión apostólica, profundamente unidos por el ministerio episcopal y por el sacramento del sacerdocio y confesamos la misma fe de los Apóstoles, tal como nos fue donada en las
Escrituras y como es interpretada en los grandes Concilios".

"En esta hora del mundo llena de escepticismo y de dudas, pero también rica de deseos de Dios -continuó-, reconocemos nuevamente nuestra misión de testimoniar juntos a Cristo Señor, y sobre la base de aquella unidad que ya se nos ha donado, de ayudar al mundo para que crea. Suplicamos al Señor con todo el corazón para que nos guíe a la
unidad plena, de manera que el esplendor de la verdad, que puede crear la unidad, sea de nuevo visible en el mundo".

Benedicto XVI concluyó poniendo de relieve que la Iglesia "no es santa por sí misma; está formada por pecadores -lo sabemos y lo vemos todos. Más bien, es constantemente santificada por el amor purificador de Cristo. Dios no solo ha hablado: nos ha amado mucho; nos ha amado hasta la muerte de su propio Hijo".
HML/IGLESIA:UNIDAD/SANTOS PEDRO:PABLO VIS 20050630 (560)