CIUDAD DEL VATICANO, 3 MAR 2005 (VIS).-Se ha publicado un mensaje de Juan Pablo II, firmado hoy en el Policlínico Gemelli, al cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y a los participantes en la plenaria de este dicasterio, que termina mañana en el Vaticano.
El Papa da las gracias al cardenal Arinze "por las palabras de afecto y por asegurar una oración especial por mí -escribe- en nombre de todos los participantes, así como por el empeño generoso con el que guía el dicasterio".
"Estoy especialmente agradecido a la congregación -dice- por haber secundado en seguida las indicaciones de la encíclica 'Ecclesia de Eucharistia' y de la carta apostólica 'Mane nobiscum Domine', preparando antes la instrucción 'Redemptoris sacramentum' y después las 'sugerencias y propuestas' para el Año de la Eucaristía. Espero que, también gracias a estos documentos, la comunidad cristiana crezca en su amor al Santísimo Sacramento y sea ayudada a celebrar cada vez con mayor dignidad el Sacrificio eucarístico, de acuerdo con las normas litúrgicas y sobre todo con una auténtica participación interior".
Refiriéndose a uno de los temas de la plenaria, el "ars celebrandi", el Santo Padre subraya que "sobre todo en la celebración eucarística, viva representación del misterio pascual, Cristo está presente y su acción es participada y compartida en los modos apropiados a nuestra humanidad, necesitada de palabras, signos y ritos. La eficacia de esta acción es fruto de la obra del Espíritu Santo, pero también exige la respuesta humana".
Juan Pablo II señala que la homilía, otro argumento que han tratado en las sesiones de estos días, "tiene una fisonomía diversa de la catequesis ordinaria, y compromete al que la pronuncia a una doble responsabilidad: con la Palabra y con la asamblea. (...) Es importante que no falte, especialmente en la Eucaristía dominical. En el contexto de la nueva evangelización, constituye una oportunidad formativa preciosa, y por tanto única".
Otro tema de reflexión, continúa, es el de la formación litúrgica. "Es urgente que en las comunidades parroquiales, asociaciones y movimientos eclesiales se aseguren programas formativos adecuados, para que la liturgia sea mejor conocida por la riqueza de su lenguaje y se viva en plenitud. En la medida en que se haga esto, se experimentarán beneficios en la vida personal y comunitaria".
MESS/LITURGIA/ARINZE VIS 20050303 (400)
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