EL ARZOBISPO MIGLIORE SOBRE EL DESARME TOTAL EN LA ONU

CIUDAD DEL VATICANO, 9 OCT 2003 (VIS) - El arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, intervino ayer en Nueva York en la discusión general del primer comité sobre el tema 74 del programa: Desarme General y Completo. "Si aspiramos a un desarme general y completo -dijo- debemos mostrar ante todo respeto por la vida y la dignidad del ser humano y por los derechos humanos de las personas, rechazar la violencia, promoverá la libertad, la justicia, la solidaridad, la tolerancia y la aceptación de las diferencias, y fomentar una mejor comprensión y armonía entre los grupos étnicos, religiosos, culturales y sociales".

Refiriéndose a las amenazas "duras" y "suaves" a la paz mundial mencionadas por el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, el arzobispo explicó que "entre las primeras se encuentran el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción de masa, mientras las segundas son la persistencia de la pobreza extremada, la desigualdad de ingresos dentro de las sociedades, la difusión de enfermedades infecciosas y la degradación del medio ambiente".

Las Naciones Unidas, dijo, deben hacer frente a los dos tipos de amenaza y, en la cuestión específica del desarme "no se pueden sobreestimar la importancia del diálogo, de la negociación, de la diplomacia y la referencia a las normas jurídicas".

"Debemos ocuparnos inmediatamente de las armas de pequeño calibre -agregó- porque las armas ligeras ocasionan todos los años la muerte de más de medio millón de seres humanos, entre ellos 300.000 en conflictos armados y 200.000 víctimas de homicidios y suicidios; el 90 por ciento de las cuales son civiles". Las armas de pequeño calibre, entre otras cosas, explicó, favorecen los conflictos, disminuyen las oportunidades de desarrollo e impiden el trabajo de los que desempeñan labores de ayuda.

Después habló de la "aterradora" premisa del concepto de deterrente de la Guerra Fría denominado MAD (Destrucción Mutua Asegurada), es decir, cuando "la seguridad de uno de los bloques se basa en la amenaza de aniquilar a la población del otro bloque. (...) Con el final de la Guerra Fría tendrían que haber acabado también las políticas de MAD que insuflan el miedo en el mundo, pero los acontecimientos de los últimos años han llevado a un determinado resurgir de esta idea".

El arzobispo indicó que el mundo está amenazado no solamente por armas nucleares sino también químicas y biológicas y lamentó el hecho de que "muchos tratados sobre uso de armas tienen 'trampas' y puntos débiles por lo que se refiere a su cumplimiento, verificación y entrada en vigor".

Al final afirmó que "a veces pueden abrumarnos todos los pasos que hay que llevar a cabo en el proceso de desarme. Pero si los colocamos en el contexto de la construcción de una cultura de paz, quizá nos parezcan menos amedrentadores. (...) Lo verdaderamente esencial para cumplir el programa de la paz es cambiar la actitud de los Estados y de los individuos. Tenemos que darnos cuenta de que la violencia no es el destino inevitable de la humanidad".

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