CIUDAD DEL VATICANO, 4 MAY 2003 (VIS) - El Papa dejó esta mañana a las 9,00 la nunciatura apostólica y en el breve trayecto hasta la Plaza de Colón, en el centro de Madrid, saludó a cientos de miles de personas que abarrotaban las calles adyacentes. A las 10,00 comenzó la Santa Misa en la que canonizó a los beatos Pedro Poveda Castroverde, José María Rubio y Peralta, Genoveva Torres Morales, Angela de la Cruz y María Maravillas de Jesús.
En la homilía, comentando el Evangelio de hoy en el que Jesús pide a sus apóstoles que sean testigos de su resurrección, el Santo Padre exclamó dirigiéndose al millón de fieles presentes: "España, siguiendo un pasado de valiente evangelización: ¡sé también hoy testigo de Jesucristo resucitado!".
"Los nuevos santos -afirmó- se presentan hoy ante nosotros como verdaderos discípulos del Señor y testigos de su Resurrección. San Pedro Poveda, captando la importancia de la función social de la educación, realizó una importante tarea humanitaria y educativa entre los marginados y carentes de recursos. Fue maestro de oración, pedagogo de la vida cristiana y de las relaciones entre la fe y la ciencia, convencido de que los cristianos debían aportar valores y compromisos sustanciales para la construcción de un mundo más justo y solidario. Culminó su existencia con la corona del martirio.
"San José María Rubio -dijo- vivió su sacerdocio, primero como diocesano y después como jesuita, con una entrega total al apostolado de la Palabra y de los sacramentos, dedicando largas horas al confesionario y dirigiendo numerosas tandas de ejercicios espirituales en las que formó a muchos cristianos que luego morirían mártires durante la persecución religiosa en España. 'Hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace' era su lema".
Hablando de Santa Genoveva Torres, el Papa destacó que "fue instrumento de la ternura de Dios hacia las personas solas y necesitadas de amor, de consuelo y de cuidados en su cuerpo y en su espíritu. La nota característica que impulsaba su espiritualidad era la adoración reparadora a la Eucaristía, fundamento desde el que desplegaba un apostolado lleno de humildad y sencillez, de abnegación y caridad".
"Semejante amor y sensibilidad hacia los pobres llevó a Santa Angela de la Cruz a fundar su 'Compañía de la Cruz', con una dimensión caritativa y social a favor de los más necesitados y con un impacto enorme en la Iglesia y en la sociedad sevillanas de su época. Su nota distintiva -prosiguió- era la naturalidad y la sencillez, buscando la santidad con un espíritu de mortificación, al servicio de Dios en los hermanos".
De Santa Maravillas de Jesús, el Santo Padre hizo hincapié en su vida "animada por una fe heroica, plasmada en la respuesta a una vocación austera, poniendo a Dios como centro de su existencia. Superadas las tristes circunstancias de la Guerra Civil española, realizó nuevas fundaciones de la Orden del Carmelo presididas por el espíritu característico de la reforma teresiana. Su vida contemplativa y la clausura del monasterio no le impidieron atender a las necesidades de las personas que trataba y a promoverá obras sociales y caritativas a su alrededor.
Juan Pablo II, dirigiéndose en particular a los "fieles católicos" les pidió que se dejasen "interpelar por estos maravillosos ejemplos". "Al dar gracias al Señor por tantos dones que ha derramado en España, os invito a pedir conmigo que en esta tierra sigan floreciendo nuevos santos. Surgir n otros frutos de santidad si las comunidades eclesiales mantienen su fidelidad al Evangelio (...), si la familia sabe permanecer unida, como auténtico santuario del amor y de la vida. 'La fe cristiana y católica constituye la identidad del pueblo español', dije cuando peregriné a Santiago de Compostela. Conocer y profundizar el pasado de un pueblo es afianzar y enriquecer su propia identidad ¡No rompáis con vuestras raíces cristianas! Sólo así seréis capaces de aportar al mundo y a Europa la riqueza cultural de vuestra historia".
Terminada la misa y antes de rezar el Regina Coeli, el Papa dio las gracias a los Reyes, a la familia real y a las autoridades de la nación, así como al cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y a los demás obispos de la nación por la invitación a volverá a España y por la acogida recibida.
"Sois depositarios de una rica herencia espiritual que debe ser capaz de dinamizar vuestra vitalidad cristiana, unida al gran amor a la Iglesia y al Sucesor de Pedro. Con mis brazos abiertos os llevo a todos en mi corazón. El recuerdo de estos días -terminó- se hará oración pidiendo para vosotros la paz en fraterna convivencia, alentados por la esperanza cristiana que no defrauda. Y con gran afecto os digo, como en la primera vez, ¡Hasta siempre España! ¡Hasta siempre, tierra de María!".
El Santo Padre se dirigió posteriormente a la nunciatura, donde almorzó con los siete cardenales españoles y con los miembros de la conferencia episcopal y del séquito papal.
PV-ESPAÑA;CANONIZACIONES;...;MADRID;VIS;20030505;800;
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