CIUDAD DEL VATICANO, 12 FEB 2003 (VIS) - La catequesis de Juan Pablo II durante la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI, en presencia de 3.500 peregrinos, estuvo dedicada al Salmo 117 que, dijo el Papa, "recuerda los años de opresión en Egipto y celebra la protección que Dios concede a su pueblo, incluso cuando lo asedian adversarios crueles".
"En todas las festividades más significativas y gozosas del antiguo judaísmo - en particular en la celebración de Pascua - se cantaba la secuencia de los salmos que van del 112 al 117. Esta serie de himnos de alabanza y de agradecimiento a Dios se llamaba el 'Hallel egipcio', porque en uno de ellos, el salmo 113 A, se evocaba de forma poética y casi visual el éxodo de Israel de la tierra de la opresión, el Egipto de los faraones, y el don maravilloso de la alianza divina".
"Frente a este peligro evitado, el pueblo de Dios prorrumpe en 'gritos de júbilo y de victoria' en honor de 'la diestra del Señor que se ha alzado y ha hecho maravillas'. Existe, por tanto, la conciencia de no estaránunca solos, en poder de la tempestad desencadenada por los malvados. La última palabra, en verdad, es siempre la de Dios que, si permite que sus fieles sean puestos a prueba, no los entrega nunca a la muerte".
"Es Dios quien asegura la victoria -dijo el Papa- y su pueblo está invitado a darle gracias mientras entra por las puertas de la justicia. Al glorificar a su elegido, Dios 'hizo de la piedra rechazada por los arquitectos, la piedra angular'. Cristo aplica a sí mismo esta imagen cuando anuncia su pasión y su glorificación. Así somos capaces de interpretar este himno de confianza y de acción de gracias en una perspectiva cristiana. Como decía San Ambrosio: "Nosotros también debemos esforzarnos por ser una roca: una piedra de acción, palabra y fe fundadas en la verdadera roca".
AG;SALMO 117;...;...;VIS;20030212;330;
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