CIUDAD DEL VATICANO, 11 FEB 2003 (VIS) - El cardenal Camillo Ruini, vicario del Papa para la diócesis de Roma, presidió esta tarde la misa en la basílica de San Pedro para los enfermos y peregrinos de UNITALSI, una organización italiana de voluntarios que ayuda a los peregrinos enfermos en sus viajes a los santuarios marianos.
Estaba previsto que Juan Pablo II hablase a los fieles reunidos en la basílica al final de la misa para la XI Jornada Mundial del Enfermo, pero debido a un resfriado el Papa saludó a los peregrinos acudidos a la Plaza de San Pedro desde la ventana de su estudio, una vez acabada la misa. El Santo Padre dijo que para él saludarlos, especialmente a los enfermos, era un motivo de alegría. Después, con una vela entre sus manos, como las numerosas personas congregadas en la plaza, dijo: "Gracias de todo corazón por este encuentro iluminado por la luz de las velas".
Las palabras del Papa al final de la misa, que leyó el cardenal Ruini, decían que mediante los cantos y oraciones, todos en la basílica estaban 'unidos espiritualmente' con los fieles reunidos en Lourdes, así como con los del Santuario de la Inmaculada Concepción de Washington.
"Observando la venerada imagen de la Virgen de Lourdes -fueron las palabras del Papa- la mirada se detiene en la corona que pende de sus manos unidas. La Virgen que reza parece querer renovar la invitación que hizo a la pequeña Bernadette a rezar con confianza el santo Rosario. ¡Con cuanta alegría acogemos esa exhortación en la Jornada del Enfermo, que constituye una etapa significativa del Año del Rosario!".
"Queridos enfermos, el Rosario da la respuesta cristiana al problema del sufrimiento: se basa en el misterio pascual de Cristo (...) En los misterios dolorosos contemplamos a Cristo que toma sobre sus espaldas, por decirlo así, todas las 'enfermedades' del ser humano y de la especie humana. Como Cordero de Dios se hace cargo no solo de sus consecuencias sino de sus causas profundas, es decir no solo de los males, sino del mal radical del pecado". "En este año turbado por no pocas preocupaciones por el destino de la humanidad -concluyó Juan Pablo II -, he querido que la oración del Rosario tuviese como intenciones específicas la causa de la paz y de la familia. Vosotros, queridos hermanos y hermanas enfermos, estáis 'en primera línea' para interceder por estas dos grandes finalidades".
HML;JORNADA MUNDIAL ENFERMO;...;...;VIS;20030212;420;
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