CIUDAD DEL VATICANO, 7 FEB 2003 (VIS) - Se ha publicado hoy el mensaje de Juan Pablo II para la XI Jornada Mundial del Enfermo que se celebrará el 11 de febrero 2003, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, en el santuario nacional de la basílica de la Inmaculada Concepción en Washington. El mensaje está fechado el 2 de febrero y está disponible en alemán, español, francés, inglés, italiano y portugués.
Siguen extractos del documento:
"La Iglesia, reconociendo la presencia del Señor en los hermanos aquejados por el dolor, se esfuerza en llevarles el gozoso anuncio del Evangelio y ofrecerles signos creíbles de amor".
"Hay preguntas urgentes sobre el dolor y la muerte que, sentidas dramáticamente en el corazón de todo hombre, no obstante los continuos intentos por eludirlas o ignorarlas por parte de una mentalidad secularizada, esperan respuestas v lidas. Especialmente ante trágicas experiencias humanas, el cristiano está llamado a testimoniar la consoladora verdad de Cristo resucitado, que asume las heridas y los males de la humanidad, incluida la muerte, y los convierte en momentos de gracia y de vida". "En el Continente americano, como en otras partes del mundo, "parece perfilarse un modelo de sociedad en la que dominan los poderosos, marginando e incluso eliminando a los débiles. Pienso ahora en los niños no nacidos, víctimas indefensas del aborto; en los ancianos y los enfermos incurables, objeto a veces de la eutanasia; y en tantos otros seres humanos marginados por el consumismo y el materialismo. No puedo ignorar el recurso no necesario a la pena de muerte... Semejante modelo de sociedad se caracteriza por la cultura de la muerte y, por tanto, está en contraste con el mensaje evangélico". Frente a esta preocupante realidad, ¿cómo no poner entre las prioridades pastorales la defensa de la cultura de la vida? Para los católicos que trabajan en el campo médico-sanitario, es una tarea urgente hacer todo lo posible por defender la vida, principalmente cuando está en peligro, actuando rectamente con una conciencia formada según la doctrina de la Iglesia".
"Para que este testimonio de amor sea cada vez más creíble, los agentes de la Pastoral de la Salud deben actuar en plena comunión entre sí y con sus Pastores. Esto es particularmente urgente en los hospitales católicos, llamados a reflejar cada vez mejor en su organización, que ha de responder a las necesidades modernas, los valores evangélicos, como recuerdan insistentemente las directrices sociales y morales del Magisterio".
"Los hospitales católicos deben ser centros de vida y de esperanza, dónde se promuevan, junto con el servicio de los capellanes, los comités éticos, la formación del personal sanitario laico, la humanización de los cuidados a los enfermos, la atención a sus familias y una particular sensibilidad hacia los pobres y los marginados. El trabajo profesional ha de concretizarse en un auténtico testimonio de caridad, teniendo presente que la vida es un don de Dios, del cual el hombre es solamente administrador y garante".
"En efecto, es un principio fundamental que la vida debe ser protegida y defendida desde su concepción hasta su ocaso natural".
"La Iglesia, abierta al auténtico progreso científico y tecnológico, aprecia el esfuerzo y el sacrificio de quién, con entrega y profesionalidad, contribuye a elevar la calidad del servicio ofrecido a los enfermos, respetando su dignidad inviolable. Cada intervención terapéutica, cada experimentación, cada trasplante, debe tener en cuenta esta verdad fundamental. Por tanto, nunca es lícito matar un ser humano para curar a otro. Y si en la etapa final de la vida son aconsejables tratamientos paliativos, evitando el ensañamiento terapéutico, nunca será lícita acción alguna u omisión que, por su naturaleza y en las intenciones del personal sanitario, vaya dirigida a procurar la muerte".
"Es mi mayor deseo que la XI Jornada Mundial del Enfermo suscite en las Diócesis y en las comunidades parroquiales una renovada dedicación a la Pastoral de la Salud (...) La Pastoral de la Salud debe reflejarse de manera adecuada en el programa de formación de los sacerdotes, de los religiosos y religiosas".
"Queridos capellanes, religiosos y religiosas, médicos, enfermeros y enfermeras, farmacéuticos, personal técnico y administrativo, asistentes sociales y voluntarios (...) conscientes de vuestra identidad, descubrid en los enfermos el Rostro del Señor doliente y glorioso. Mostraos disponibles a darles asistencia y esperanza, sobre todo a las personas afectadas por nuevas enfermedades, como el SIDA, o las todavía presentes como la tuberculosis, la malaria y la lepra".
"A vosotros, queridos hermanos y hermanas que sufrís en el cuerpo o en el espíritu, os deseo de corazón que sepáis reconocer y acoger al Señor que os llama a ser testigos del Evangelio del sufrimiento, contemplando con confianza y amor el Rostro de Cristo crucificado, y uniendo vuestros sufrimientos a los suyos".
MESS;JORNADA MUNDIAL ENFERMO;...;...;VIS;20030207;800;
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