CUARESMA 2003: "HAY MAS FELICIDAD EN DAR QUE EN RECIBIR"

CIUDAD DEL VATICANO, 6 FEB 2003 (VIS) - El Mensaje de Juan Pablo II para la Cuaresma de 2003, titulado "Hay más felicidad en dar que en recibir", fue presentado esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede por el arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del Pontificio Consejo "Cor Unum", a quien acompañaban monseñor Karel Kasteel, secretario del mismo dicasterio y don Oreste Benzi, fundador de la Asociación Juan XXIII.

El arzobispo Cordes afirmó que las palabras de Jesús, "Hay más felicidad en dar que en recibir", parecen tener un "consenso universal", si nos fijamos en el mundo de las instituciones de caridad, en los gobiernos que elaboran presupuestos para favorecer a los más necesitados y en los eventos de beneficencia patrocinados por políticos, actores y deportistas. El prelado habló, por experiencia propia, de compañías de aviación que organizan colectas de beneficencia en vuelo, o de los aeropuertos donde se recogen donativos para causas determinadas.

"¿Esta difusión de buenas acciones es quizás una prueba del reconocimiento a nivel mundial de la afirmación de Jesús y de qué por lo tanto sería superfluo subrayar ese postulado de nuevo?", se preguntó el arzobispo. "Pero -agregó- con un examen más atento reconocemos que sea los que dan que los que reciben pueden tener motivos muy distintos en su actividad hacia los otros".

Monseñor Cordes recordó otras palabras de Jesús: "Cuando deis limosna, que vuestra mano izquierda no sepa lo que hace vuestra mano derecha". La filantropía y la solidaridad -dijo- se han convertido incluso en un "negocio" que puede llevar "por parte de quien las administra a la posibilidad de recortar una cuota substanciosa para sí mismo". A veces se es fil ntropo, agregó, para mejorar la imagen personal o de una compañía.

Juan Pablo II, dijo el arzobispo, nos recuerda que la frase "Hay más felicidad en dar que en recibir" es una "nueva exhortación que nos impone también unos límites claros". Después refiriéndose a las palabras del Papa sobre los misioneros y miembros de movimientos que ayudan a los pobres, a los necesitados y a los marginados en todo el mundo, subrayó que estas personas "hacen de sí mismos herramientas para su prójimo en el significado que a este hecho atribuye el Mensaje de Cuaresma actual, en el que el Santo Padre define la forma más elevada de disponibilidad para el que sufre como 'el don desinteresado de sí mismo a los demás'".

"Esta es la forma de caridad, altruista, desinteresada, a la que hay que regresar -agregó- dejando de lado las expectativas personales de gloria, reconocimiento o recompensa".

Don Oreste Benzi, dijo el arzobispo, es una de esas personas que se han entregado totalmente. Como fundador de la Asociación Juan XXIII, trabaja desde 1968 con los jóvenes ayudando a las personas con dificultades materiales y mentales. A través de 186 centros esparcidos en el mundo prestan asistencia a "las familias, por decirlo así, normales, con prostitutas, ex tóxicodependientes, alcohólicos, además de a discapacitados físicos y mentales". Monseñor Cordes describió a don Oreste Benzi como "un hombre sencillo, que está cambiando el mundo a 180 grados. Su lema es: 'A los jóvenes no les hace falta algo, sino alguien'".

Por su parte don Benzi afirmó: "En una palabra, tengo que dar a los pobres, a los últimos, la respuesta que necesitan y no la respuesta más cómoda para el establishment de todos aquellos que están bien. Para compartir es necesaria la pertenencia, no solamente la d diva. Es necesario eliminar las causas que crean injusticia y marginación. No se puede solamente ayudar a las víctimas, hay que impedir que se creen, según las enseñanzas de San Agustín y de los Padres y del Magisterio de la Iglesia. La caridad no puede tapar los problemas, debe resolverlos. No podemos limitarnos a derramar lágrimas sobre los hambrientos: es necesario desenmascarar a quien les hace pasar hambre. No hay que moverse solo contra los actos terroristas. Hay que acaba con el sistema terrorista".

"La Iglesia en sí misma -concluyó- es justicia. Promoviendo actos de justicia, la Iglesia manifiesta su identidad verdadera y atrae a todos los seres humanos. El Papa es prueba de ello".

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