CIUDAD DEL VATICANO, 12 ENE 2003 (VIS) - Hoy, festividad del Bautismo del Señor y tras haber bautizado a 22 niños en la Capilla Sixtina, Juan Pablo II se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Angelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
El Papa observó que cuando Jesús pidió a San Juan Bautista que le bautizara "el precursor se quedó desconcertado. Pero ese gesto precisamente revela la singularidad del mesianismo de Jesús que consiste en cumplir la voluntad del Padre, haciéndose 'víctima de expiación por nuestros pecados'. La solidaridad humilde con los pecadores le llevará a la muerte en la Cruz".
"Sumergirse en la muerte y en la resurrección de Cristo libera radicalmente al ser humano del pecado y de la muerte y determina un nuevo nacimiento según el Espíritu, a una vida que no tendrá nunca fin. Este es el bautismo que el Resucitado confía a los apóstoles enviándolos por el mundo entero. Este mismo bautismo es el que esta mañana, siguiendo la costumbre, he tenido la alegría de administrar a algunos recién nacidos".
"El bautismo de los niños, tan importante en la tradición cristiana -prosiguió- nos hace entender con elocuencia inmediata la verdadera naturaleza de la salvación. Es gracia, es decir don gratuito del Señor. Efectivamente Dios es siempre el primero que nos ama. (...) Por eso está bien que los padres cristianos lleven con prontitud a sus hijos a la fuente bautismal para que reciban, con la fuerza de la fe de la Iglesia el gran don de la vida divina".
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