CIUDAD DEL VATICANO, 19 DIC 2002 (VIS) - Juan Pablo II recibió hoy en audiencia a las religiosas que participan en el capítulo general de las Hijas de Santa Ana, la congregación fundada por la beata Rosa Gattorno.
El Papa escribe en el discurso entregado a la superiora, Sor Anna Maria Luisa Prandina, que el tema de reflexión elegido para este capítulo, "Fidelidad al Espíritu, con Cristo y madre Rosa para entrar en los 'procesos históricos' con optimismo pascual", representa "una ocasión propicia para recordar con alegría el pasado, vivir con pasión el presente y abrirse al futuro con confianza".
"Vuestro Instituto -prosigue el Santo Padre- ha ampliado (...) su presencia misionera al servicio de tantas personas necesitadas, sobre todo en los sectores de la educación, la promoción humana, la sanidad y la asistencia a los ancianos".
Después, Juan Pablo II recuerda a las religiosas la importancia fundamental de la oración, de la Eucaristía, "presencia viva de Cristo entre los hombres" y las alienta para que no se "desanimen" aunque les preocupe "el descenso del personal religioso y la debilidad de las fuerzas en Italia". "Imitando a vuestra fundadora -concluye- confiad en Dios (...) porque de Jesús y de su Espíritu brotar la fuerza propulsora que os hará consolidar vuestras actividades actuales y os llevará a nuevas metas apostólicas y misioneras".
AC;...;...;HIJAS SANTA ANA;VIS;20021219;230;
El Papa escribe en el discurso entregado a la superiora, Sor Anna Maria Luisa Prandina, que el tema de reflexión elegido para este capítulo, "Fidelidad al Espíritu, con Cristo y madre Rosa para entrar en los 'procesos históricos' con optimismo pascual", representa "una ocasión propicia para recordar con alegría el pasado, vivir con pasión el presente y abrirse al futuro con confianza".
"Vuestro Instituto -prosigue el Santo Padre- ha ampliado (...) su presencia misionera al servicio de tantas personas necesitadas, sobre todo en los sectores de la educación, la promoción humana, la sanidad y la asistencia a los ancianos".
Después, Juan Pablo II recuerda a las religiosas la importancia fundamental de la oración, de la Eucaristía, "presencia viva de Cristo entre los hombres" y las alienta para que no se "desanimen" aunque les preocupe "el descenso del personal religioso y la debilidad de las fuerzas en Italia". "Imitando a vuestra fundadora -concluye- confiad en Dios (...) porque de Jesús y de su Espíritu brotar la fuerza propulsora que os hará consolidar vuestras actividades actuales y os llevará a nuevas metas apostólicas y misioneras".
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