CIUDAD DEL VATICANO, 3 MAR 2002 (VIS) - Juan Pablo II recordó esta mañana, antes de rezar el Angelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el "itinerario bautismal" formado por el tercero, cuarto y quinto domingos de Cuaresma; itinerario que en los primeros siglos del Cristianismo concluía con el bautismo de los catecúmenos durante la Vigilia Pascual.
"Desgraciadamente en muchos ambientes de antigua tradición cristiana -prosiguió- se está perdiendo cada vez más el sentido religioso genuino. Por lo tanto se ha vuelto urgente para los cristianos renovar la conciencia de la propia identidad. Es necesario, en otros términos, que vuelvan a descubrirásu Bautismo, valorizando el inagotable valor espiritual de la gracia santificante que con el recibieron, para después llevarla a todos los ámbitos de la vida personal y social".
Después del Angelus, el Santo Padre manifestó su "preocupación y tristeza" por el conflicto en curso en Madagascar. "Confío en la tradicional urbanidad y no violencia del pueblo malgache -dijo- y exhorto a los responsables a reanudar con confianza y coraje los caminos del diálogo para una rápida solución de la crisis, con la perspectiva del bien común".
El Papa dedicó también unas palabras a la situación en Jerusalén, subrayando que las noticias procedentes de esa capital le "entristecían profundamente". "La violencia, la muerte y las represalias -exclamó- no hacen más que empujar aún más a las poblaciones civiles, seanáisraelíes o palestinas, hacia la desesperación y el odio. ¡Que un alto el fuego inmediato -concluyó- junto a un sentido renovado de humanidad, en el respeto de la ley internacional, haga que callen las armas y se escuche la voz de la razón!".
ANG;BAUTISMO; MADAGASCAR; JERUSALEN;...;...;VIS;20020304;290;
"Desgraciadamente en muchos ambientes de antigua tradición cristiana -prosiguió- se está perdiendo cada vez más el sentido religioso genuino. Por lo tanto se ha vuelto urgente para los cristianos renovar la conciencia de la propia identidad. Es necesario, en otros términos, que vuelvan a descubrirásu Bautismo, valorizando el inagotable valor espiritual de la gracia santificante que con el recibieron, para después llevarla a todos los ámbitos de la vida personal y social".
Después del Angelus, el Santo Padre manifestó su "preocupación y tristeza" por el conflicto en curso en Madagascar. "Confío en la tradicional urbanidad y no violencia del pueblo malgache -dijo- y exhorto a los responsables a reanudar con confianza y coraje los caminos del diálogo para una rápida solución de la crisis, con la perspectiva del bien común".
El Papa dedicó también unas palabras a la situación en Jerusalén, subrayando que las noticias procedentes de esa capital le "entristecían profundamente". "La violencia, la muerte y las represalias -exclamó- no hacen más que empujar aún más a las poblaciones civiles, seanáisraelíes o palestinas, hacia la desesperación y el odio. ¡Que un alto el fuego inmediato -concluyó- junto a un sentido renovado de humanidad, en el respeto de la ley internacional, haga que callen las armas y se escuche la voz de la razón!".
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