CIUDAD DEL VATICANO, 7 FEB 2002 (VIS) - Juan Pablo II recibió esta mañana a las Religiosas Capuchinas de Madre Rubatto que acaban de celebrar en Roma su Capítulo General. El Papa recordó la alegría de haber proclamado beata a la fundadora de la orden, Francesca Rubatto, el 10 de octubre de 1993 y subrayó que su existencia se había asentado en dos pilares: "el amor ardiente por Dios, percibido como 'sumo bien' -dijo- y el servicio incansable a los hermanos, sobre todo a los más necesitados y a los abandonados".
"Como hijas espirituales suyas -prosiguió- sabed también vosotras haceros pobres en la existencia personal y en la actividad cotidiana. (...) Seréis así las Religiosas misioneras del pueblo, comprometidas en el anuncio y en el testimonio del Evangelio a todos los que encontréis en vuestro camino".
Juan Pablo II recalcó también que "Madre Francesca tenía una fe viva y ardiente en Jesús presente en el Santísimo Sacramento y quería que la Eucaristía fuera el corazón de la Familia religiosa fundada por ella", e invitó a las religiosas a "partir el pan" de su existencia en los diversos sectores de su servicio a los demás: "de la catequesis a la educación escolar, de la asistencia a los enfermos a la solidaridad con los necesitados, de la colaboración en la pastoral parroquial a la misión 'ad gentes'. (...) Frente al reto de los nuevos tiempos haced que reviva la inspiración fundamental de Madre Francesca traduciéndola en los nuevos ámbitos apostólicos que se abren ante vosotras".
Al final de su discurso el Santo Padre recordó a las religiosas de la orden que el 13 de marzo de 1901 en Alto Alegre (Brasil), dieron testimonio "hasta el sacrificio supremo de la vida de la fidelidad a Cristo y del amor al prójimo", afirmando que las había animado el mismo espíritu que impulsó a Madre Francesca a "servir a los hermanos sin reservas ni confines", abriendo así "su corazón y la vida del instituto a la dimensión misionera".
AC;...;...;RELIGIOSAS MADRE RUBATTO;VIS;20020207;330;
"Como hijas espirituales suyas -prosiguió- sabed también vosotras haceros pobres en la existencia personal y en la actividad cotidiana. (...) Seréis así las Religiosas misioneras del pueblo, comprometidas en el anuncio y en el testimonio del Evangelio a todos los que encontréis en vuestro camino".
Juan Pablo II recalcó también que "Madre Francesca tenía una fe viva y ardiente en Jesús presente en el Santísimo Sacramento y quería que la Eucaristía fuera el corazón de la Familia religiosa fundada por ella", e invitó a las religiosas a "partir el pan" de su existencia en los diversos sectores de su servicio a los demás: "de la catequesis a la educación escolar, de la asistencia a los enfermos a la solidaridad con los necesitados, de la colaboración en la pastoral parroquial a la misión 'ad gentes'. (...) Frente al reto de los nuevos tiempos haced que reviva la inspiración fundamental de Madre Francesca traduciéndola en los nuevos ámbitos apostólicos que se abren ante vosotras".
Al final de su discurso el Santo Padre recordó a las religiosas de la orden que el 13 de marzo de 1901 en Alto Alegre (Brasil), dieron testimonio "hasta el sacrificio supremo de la vida de la fidelidad a Cristo y del amor al prójimo", afirmando que las había animado el mismo espíritu que impulsó a Madre Francesca a "servir a los hermanos sin reservas ni confines", abriendo así "su corazón y la vida del instituto a la dimensión misionera".
AC;...;...;RELIGIOSAS MADRE RUBATTO;VIS;20020207;330;
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