ANGELUS: NADIE ES DUEÑO DE LA VIDA HUMANA

CIUDAD DEL VATICANO, 3 FEB 2002 (VIS) - Antes de rezar el Angelus este mediodía desde la ventana de su estudio que da a la Plaza de San Pedro, el Papa recordó que hoy se celebra en Italia la "'Jornada para la Vida' una ocasión propicia para reflexionar sobre aquel valor tan fundamental que es la vida del hombre".

  "El tema propuesto por los obispos este año es 'Reconocer la vida'. Reconocer significa ante todo volverá a descubrir con renovado estupor lo que la misma razón y la ciencia no temen llamar 'misterio'".

  Juan Pablo II afirmó que "reconocer significa además garantizar a todos los seres humanos el derecho a desarrollarse según las propias potencialidades, asegurando su inviolabilidad desde la concepción hasta la muerte natural. Nadie es dueño de la vida; nadie tiene el derecho -subrayó- de manipular, oprimir y mucho menos quitar la vida, ni la de otros ni la propia. Ni siquiera  puede hacerlo en nombre de Dios, que es el único Señor y el amante más sincero de la vida. Los mismos mártires no se quitan la vida sino que para seguir siendo fieles a Dios y a sus mandamientos, aceptan que se les mate".

  "Reconocer el valor de la vida -continuó- conlleva aplicaciones coherentes bajo el perfil jurídico, especialmente en defensa de los seres humanos que no son capaces de defenderse por sí mismos, como los que están por nacer, los discapacitados psíquicos, los enfermos más graves o terminales".

  El Santo Padre concluyó refiriéndose al embrión humano: "La ciencia -señaló- ha demostrado que se trata de un individuo humano que desde su concepción posee su propia identidad. Por tanto, es lógicamente exigible que esta identidad sea reconocida también jurídicamente, sobre todo en su fundamental derecho a la vida, como exige la apreciable iniciativa del 'Movimiento para la  Vida' italiano".

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