Ciudad
del Vaticano, 27 de enero 2016 (Vis).-La misericordia de Dios ha
estado siempre presente en toda la historia del Pueblo de Israel,
acompañando el camino de los patriarcas, dándoles hijos a pesar de
la esterilidad como en el caso de Abraham y Sara, llevándolo por
caminos de gracias y reconciliación como demuestra la historia de
José y sus hermanos. Y cuando su vida se vuelve dura por la
esclavitud en Egipto, Dios no permanece indiferente ante su
sufrimiento. Lo salva del Faraón por medio de Moisés, lo saca de
Egipto y, a través del Mar Rojo y del desierto, lo conduce a la
tierra prometida, hacia la libertad. De todo ello ha hablado el Papa
en la catequesis de la audiencia general de este miércoles -que ha
tenido lugar en la Plaza de San Pedro- y cuyo título, tomado del
Libro del Exodo era :''Dios escucha el grito y hace alianza''.
''La
misericordia -explicó Francisco- no es indiferente al dolor del
oprimido, al grito de quien sufre violencia, esclavitud o es
condenado a muerte. El sufrimiento es una triste realidad que aflige
a toda época, también a la nuestra. Nos hace sentir impotentes y
tentados a endurecer el corazón y pensar en otras cosas. Dios, en
cambio, no es indiferente, no aparta nunca la vista del dolor humano.
El Dios de la misericordia ... actúa para salvar, suscitando hombres
capaces de escuchar los gemidos del sufrimiento y de actuar en favor
de los oprimidos''. ''Y
también nosotros en este Año de la Misericordia, podemos ser
mediadores ...con las obras de misericordia, para acercarnos a los
demás, para aliviarlos. ¡Hay tantas cosas buenas que podemos
hacer!'', sugirió el Pontífice.
Moisés,
uno de los escogidos por Dios, salvado de las aguas del Nilo por la
misericordia divina, se hace mediador de liberación para su pueblo.
''La misericordia de Dios actúa siempre para salvar -señaló el
Papa- Mediante su siervo, Moisés, guía a Israel en el desierto como
si fuera un hijo, lo educa a la fe y sella una alianza con él,
creando un lazo de amor fortísimo, como el del padre con el hijo y
el del esposo con la esposa... Efectivamente, Dios posee ya toda la
tierra porque la ha creado, pero el pueblo es para El una posesión
distinta, especial: su reserva personal de ''oro y plata'', como la
que el rey David dice que ha entregado para la construcción del
Templo. En eso nos convertimos para Dios cuando acogemos su alianza y
dejamos que nos salve.La misericordia del Señor hace de la persona
algo precioso, como una riqueza personal que le pertenece, que
defiende y en la que se complace''.
''Estas
son las maravillas de la misericordia divina que se cumple plenamente
en el Señor Jesús, en esa alianza nueva y eterna, consumada en su
sangre, que con el perdón destruye nuestros pecado y nos hace
definitivamente hijos de Dios, joyas preciosas en las manos del Padre
bueno y misericoridioso. Y si
nosotros somos hijos de Dios, tenemos la posibilidad de heredar esa
bondad y esa misericordia. ¡Pidamos al Señor que en este Año de
la Misericordia... abramos nuestro corazón para llegar a todos con
las obras de misericordia!: La herencia de esa misericordia que Dios
Padre tuvo con nosotros'', concluyó el Obispo de Roma.
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