Ciudad
del Vaticano, 16 diciembre 2015
(VIS).-''He querido que el signo de la Puerta Santa estuviera
presente en cada Iglesia particular para que el Jubileo de la
Misericordia se convierta en una experiencia que todas las personas
puedan compartir'', ha dicho el Santo Padre en la catequesis de la
audiencia general de los miércoles, recordando la apertura de la
Puerta Santa de la Basílica de san Juan de Letrán y de las Puertas
de la Misericordia en todas las catedrales de las diócesis del
mundo el pasado domingo.
''Así
ha empezado el Año Santo en toda la Iglesia y se celebra en cada
diócesis como en Roma y Roma es el signo visible de la comunión
universal'', añadió , manifestando el deseo de que la comunión
eclesial sea cada vez más intensa, para que la iglesia sea en el
mundo el signo viviente del amor y de la misericordia del Padre.
Pero
''la misericordia y el perdón no deben quedarse en meras palabras
bonitas, sino realizarse en la vida cotidiana. Amar y perdonar son
los signos visibles y concretos de que la fe ha transformado nuestros
corazones y nos permite expresar en nosotros mismos la vida de Dios.
Amar y perdonar como Dios ama y perdona. Es un programa de vida que
no puede tener interrupciones o excepciones, sino que nos empuja a
ir cada vez más lejos sin cansarnos, con la certeza de estar
sostenidos por la presencia paternal de Dios''.
''Este
gran signo de la vida cristiana luego se convierte en muchos otros
signos que son característicos del Jubileo'', añadió, recalcando
que la salvación no se paga, es gratuita y advirtiendo a los fieles
que no se dejasen engañar y que supieran que por atravesar las
Puertas Santas no se paga. ''La Puerta es Jesús, y Jesús es
gratis...atravesar la Puerta Santa es el signo de nuestra confianza
en el Señor Jesús que no vino para juzgar sino para salvar, es el
signo de una verdadera conversión de nuestro corazón. Cuando
crucemos esa puerta es bueno recordar que también debemos mantener
abierta la puerta de nuestro corazón. Porque no tendría mucho
efecto el Año Santo si la puerta de nuestro corazón no dejara pasar
a Cristo que nos empuja a ir hacia los demás, para llevarles a Él y
su amor. Así que, igual que la Puerta Santa se mantiene abierta,
porque es el signo de la acogida que Dios nos reserva, que también
nuestra puerta esté siempre abierta para no excluir a nadie''.
También
la confesión es un signo importante del Jubileo. ''Recibir el
sacramento con el cual nos reconciliamos con Dios -ha añadido- es
tener una experiencia directa de su misericordia... Pero, ¿cómo se
puede pedir a Dios que nos perdone si luego nosotros no somos
capaces de perdonar? Por supuesto, perdonar no es fácil, porque
nuestro corazón es pobre y con su propia fuerza no lo consigue. Pero
si nos abrimos a recibir la misericordia de Dios para con nosotros,
también nosotros seremos capaces de perdonar''.
Al
final de la catequesis Francisco ha animado a todos a vivir el
Jubileo comenzando por estas señales que comportan una gran fuerza
de amor. ''¡Valor, adelante!,''
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