Ciudad
del Vaticano, 18 de octubre de 2015 (VIS).-El Santo Padre ha
celebrado esta mañana en la Plaza de San Pedro, la santa misa
durante la cual canonizó a los beatos Vicente Grossi, fundador del
Instituto de las Hijas del Oratorio; María de la Purísima
Concepción, superiora de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, y
los cónyuges Louis Martin y Zélie Guérin, padres de Santa Teresita
del Niño Jesús.
En
su homilía Francisco recordó que ''en la comunidad cristiana el
modelo de autoridad es el servicio. El que sirve a los demás y vive
sin honores ejerce la verdadera autoridad en la Iglesia. Jesús
-añadió- nos invita a cambiar de mentalidad y a pasar del afán del
poder al gozo de desaparecer y servir; a erradicar el instinto de
dominio sobre los demás y vivir la virtud de la humildad''...''En la
actitud del Maestro la comunidad encuentra la motivación para una
nueva concepción de la vida: ''Porque el Hijo del hombre no ha
venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por
muchos''.
''En
la tradición bíblica -continuó- el Hijo del hombre es el que
recibe de Dios ''poder, honor y reino''. Jesús da un nuevo sentido a
esta imagen y señala que él tiene el poder en cuanto siervo, el
honor en cuanto que se abaja, la autoridad real en cuanto que está
disponible al don total de la vida. En efecto, con su pasión y
muerte él conquista el último puesto, alcanza su mayor grandeza con
el servicio, y la entrega como don a su Iglesia. Hay una
incompatibilidad entre el modo de concebir el poder según los
criterios mundanos y el servicio humilde que debería caracterizar a
la autoridad según la enseñanza y el ejemplo de Jesús.
Incompatibilidad entre las ambiciones, el carrerismo y el seguimiento
de Cristo; incompatibilidad entre los honores, el éxito, la fama,
los triunfos terrenos y la lógica de Cristo crucificado''.
En
cambio, -destacó- sí que hay compatibilidad entre Jesús
''acostumbrado a sufrir'' y nuestro sufrimiento...Jesús ha
experimentado directamente nuestras dificultades, conoce desde dentro
nuestra condición humana; el no tener pecado no le impide entender a
los pecadores. Su gloria no está en la ambición o la sed de
dominio, sino en el amor a los hombres, en asumir y compartir su
debilidad y ofrecerles la gracia que restaura, en acompañar con
ternura infinita, acompañar su atormentado camino''.
El
Papa afirmó que los nuevos santos ''sirvieron siempre a los hermanos
con humildad y caridad extraordinaria, imitando así al divino
Maestro...El testimonio luminoso de estos nuevos santos nos estimulan
a perseverar en el camino del servicio alegre a los hermanos,
confiando en la ayuda de Dios y en la protección materna de María.
Ahora, desde el cielo, velan sobre nosotros y nos sostienen con su
poderosa intercesión''.
Al
finalizar la Misa y antes del rezo dominical del Ángelus, el
Pontífice dedicó unas palabras a la situación de tensión y
violencia en Tierra Santa. ''En este momento se necesita mucho coraje
y mucha fuerza para decir no al odio y la venganza y hacer gestos de
paz -dijo-. Oremos para que Dios fortalezca en todos, gobernantes y
ciudadanos, la valentía de oponerse a la violencia y tomar medidas
concretas para la distensión. En el contexto actual de Oriente Medio
es más que nunca fundamental que haya paz en Tierra Santa: nos lo
pide Dios y el bien de la humanidad''.
No hay comentarios:
Publicar un comentario