Ciudad
del Vaticano, 30 de abril 2015 (VIS).-Esta mañana en la Oficina de
Prensa de la Santa Sede se ha presentado el concierto organizado para
sostener las obras de caridad del Papa que tendrá lugar el próximo
14 de mayo, solemnidad de la Ascensión, a las 18.00 en el Aula Pablo
VI. El concierto -dirigido por el maestro Daniel Oren e interpretado
por la Orquesta Filarmónica de Salerno (Italia) y el Coro de la
diócesis de Roma guiado por monseñor Marco Frisina- está
patrocinado por la Limosnería Apostólica, el Pontificio Consejo
para la Cultura, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva
Evangelización y la Fundación San Mateo en memoria del cardenal
Van-Thuan y une el aspecto cultural al benéfico pues para esa
ocasión se han recogido y se recogerán ofertas que se entregarán
por entero a la Limosnería Apostólica, el organismo que se ocupa de
la caridad del Papa.
Los
protagonistas absolutos del evento son los más necesitados, los
pobres y enfermos, que ocuparán las primera filas que han sido
convocados a través de las asociaciones de caridad y voluntariado:
el Gran Priorato de Roma y la delegación romana de la Orden Militar
Soberana de Malta, el Círculo de San Pedro, la Caritas diocesana, la
Comunidad de San Egidio y el Centro Astalli que se ocupa de los
emigrantes y refugiados, las Hijas de la Caridad y otras del
territorio de la diócesis de Roma. También estarán presentes los
detenidos de la cárcel de Rebibbia y algunos habitantes de los
campos para nómadas. Igualmente han sido invitados los ancianos,
las familias y los jóvenes de las parroquias romanas, especialmente
los que en las barriadas atraviesan dificultades materiales y
espirituales.
Para
asistir al concierto es necesaria una entrada de invitación,
completamente gratuita, que se solicitará online hasta el 8 de mayo,
rellenando el módulo en la web del Coro de la diócesis de Roma
http://www.corodiocesidiroma.com/concerto-aula-paolovi-html
En
el curso de la conferencia de prensa, monseñor Diego Ravelli, Jefe
de Oficina de la Limosnería Apostólica, explicó que se trata de un
concierto no sólo ''con'' los pobres sino ''para'' los pobres, dado
que las ofertas de los patrocinadores y de todos los que quieran
aportar una ayuda económica se destinarán a las obras de caridad
del Papa Francisco, tarea confiada a la Limosnería Apostólica,
-cuya misión ilustró a continuación- que cada día recibe un gran
número de cartas de personas o familias necesitadas. Un número que
se ha incrementado con la crisis económica, el desempleo y el
fenómeno de la inmigración. Todas las cartas están acompañadas
por un atestado de los párrocos o de otras autoridades eclesiásticas
que garantizan su veracidad y reciben la ayuda económica solicitada
para entregarla a los interesados porque ''es importante que el gesto
concreto del Papa se inserte e integre en la solidaridad de la
Iglesia local y de la comunidad cristiana parroquial''.
''Las
ayudas -prosiguió- son modestas porque se quiere llegar al mayor
número de personas''. La Limosnería sostiene también a las
asociaciones que se dedican a aliviar los sufrimientos de diversas
categorías de personas en dificultades, desde los que no tienen
hogar a los refugiados políticos, las madres solteras, los presos,
los huérfanos o abandonados. Asimismo interviene fuera de Italia,
sobre todo en los países más pobres para sostener iniciativas
caritativas promovidas por los obispos y sacerdotes diocesanos o
religisosos. Tampoco falta la ayuda a las monjas de clausura que
carecen a menudo de recursos económicos, sea para su sustento, que
para el mantenimiento de los edificios comunitarios.
''En
total, la cifra que la Limosnería Apostólica consiguió distribuir
en 2014 superó el millón y medio de euros'' , dijo monseñor
Rivelli, recordando a continuación que cuando el Papa Francisco
nombró como Limosnero al arzobispo Konrad Krajewski en 2013 le pidió
que saliera al encuentro de los pobres, sin esperar que fueran ellos
los primeros en acudir a pedir ayuda y que ''dejase la mesa de la
oficina para ir a buscarles más allá de las paredes de la
Limosnería''.
''Todo
eso es posible -puntualizó- gracias al ''fondo de caridad'' a
disposición de la Limosnería, cuyas entradas están constituidas
sea por los donativos privados, como por los de las asociaciones o
entes, así como por las ofertas que llegan directamente de las manos
del Santo Padre, que las recibe para su caridad durante las
audiencias generales o los encuentros con los peregrinos. La mayor
parte, sin embargo, procede de la facultad, delegada al Limosnero por
el Papa León XIII, de conceder la bendición apostólica por medio
de diplomas en pergamino a los fieles que lo soliciten en
determinadas ocasiones''.
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