Ciudad
del Vaticano, 28 noviembre 2014
(VIS).-El Santo Padre, con ocasión del Año de la Vida Consagrada,
concederá indulgencia plenaria, con las condiciones habituales
(confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las
intenciones del Santo Padre) a todos los miembros de las
instituciones vida consagrada y a los demás fieles verdaderamente
arrepentidos y movidos por un espíritu de caridad, a partir del
primer domingo de Adviento de este año hasta el 2 de febrero 2016,
día de clausura del Año de la vida consagrada. La indulgencia
puede aplicarse también como sufragio por las almas del Purgatorio.
La
indulgencia se obtendrá:
En
Roma, cada vez que participen en las reuniones y celebraciones
internacionales establecidas en el calendario de la Congregación
para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida
Apostólica, y por un período de tiempo apropiado mediten con
piedad, concluyendo con Padre nuestro, la Profesión de fe en
cualquier forma legítima aprobada e invocaciones a la Virgen María.
En
todas las Iglesias particulares, cada vez que en los días diocesanos
dedicados a la vida consagrada y en las celebraciones diocesanas
organizadas para el Año de la Vida Consagrada, visiten la catedral u
otro lugar sagrado designado con el consentimiento del Ordinario del
lugar, o una iglesia conventual o el oratorio dede un monasterio de
clausura y recen públicamente allí la Liturgia de las Horas, o un
período de tiempo apropiado meditarán con piedad concluyendo con
Padre nuestro, la Profesión de fe en cualquier forma legítima
aprobada e invocaciones a la Virgen María.
Los
miembros de los Institutos de vida consagrada que, por enfermedad u
otra causa grave no puedan visitar los lugares sagrados, podrán
obtener la indulgencia plenaria si, con total desapego de cualquier
pecado y con la intención de poder cumplir tan pronto como sea
posible las tres condiciones habituales, efectuen la visita
espiritual con profundo deseo y ofrezcan las enfermedades y
molestias de su vida a Dios misericordioso a través de María
misericordioso, añadiendo las oraciones más arriba indicadas.
Para
facilitar el conseguimiento de la gracia divina por medio de la
caridad pastoral, la Penitenciaría Apostólica, -que firma el
decreto de indulgencia- pide a los canónigos,los miembros del
capítulo, los sacerdotes de los Institutos de Vida Consagrada y a
todos los que tienen la facultades de escuchar las confesiones que
administren con frecuencia el sacramento de la Penitencia y la
Sagrada Comunión a los enfermos.
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