Ciudad
del Vaticano, 29 octubre 2014
(VIS).-El arzobispo Bernardito Aúza, Observador Permanente de la
Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York
,intervino la semana pasada en el debate de apertura del Consejo de
seguridad de ese organismo dedicado a la situación en el Oriente
Medio, incluida la cuestión de Palestina. El discurso del nuncio,
articulado en seis puntos, se centró en la convicción de la Santa
Sede de que la paz en Oriente Medio puede alcanzarse solo a través
de soluciones negociadas y no de decisiones unilaterales impuestas
con la fuerza.
''En
cuanto a la cuestión palestino-israelí -dijo en primer lugar- la
Santa Sede reitera su apoyo a la solución de dos estados. Israel y
Palestina, con el vigoroso apoyo de los órganos competentes de las
Naciones Unidas y de toda la comunidad internacional que deben aunar
sus esfuerzos para lograr el objetivo final: el cumplimiento del
derecho de los palestinos a tener su propio Estado, soberano e
independiente, y del derecho de los israelíes a la paz y la
seguridad''.
Por
lo que se refiere a la ''terrible situación en Siria -continuó- la
Santa Sede invita con urgencia a todas las partes a acabar con las
violaciones masivas del derecho humanitario internacional y de los
derechos humanos fundamentales, y a la comunidad internacional a
ayudar a las partes a encontrar una solución. No hay otra manera de
aliviar y poner fin a los sufrimientos indecibles de la entera nación
donde la mitad de su población necesita asistencia humanitaria y
alrededor de un tercio ha sido desplazada'' .
Refiriéndose
en tercer lugar al Líbano, el arzobispo afirmó que la Santa Sede
pide la solidaridad internacional para el país ''gravemente afectado
en estos momentos por la crisis de Siria y por la presencia masiva de
refugiados, y exhorta a Líbano a encontrar una solución lo antes
posible a la vacante de la Presidencia de la República. Al mismo
tiempo reafirma su apoyo a un Líbano soberano y libre. Líbano es un
"mensaje, un ''signo'' lleno de esperanza para la coexistencia
de los diversos grupos que lo compone''.
Respecto
a las graves violaciones y abusos cometidos por el llamado "Estado
islámico" en Iraq y Siria, los órganos competentes de las
Naciones Unidas ''deben actuar para prevenir posibles nuevos
genocidios y para ayudar al creciente número de refugiados. La Santa
Sede solicita, en particular, la protección de los grupos étnicos y
religiosos, incluyendo a las comunidades cristianas, que son,
específicamente, elegidos como blanco y perseguidos a causa de sus
orígenes étnicos y creencias religiosas. La Santa Sede insiste en
el respeto del derecho de estas comunidades y de las personas
desplazadas a regresar a sus hogares y vivir con dignidad y
seguridad''.
''La
Santa Sede -señaló el Observador Permanente- espera que las
Naciones Unidas vean en el fenómeno creciente y despiadado del
terrorismo internacional una ocasión para reforzar con urgencia el
marco jurídico internacional de una aplicación multilateral de la
responsabilidad de proteger a las personas del genocidio, de los
crímenes de guerra, de la limpieza étnica, de los crímenes contra
la humanidad y de todas las formas de agresión injusta. Teniendo en
cuenta las lecciones aprendidas de nuestra incapacidad para detener
los recientes horrores del genocidio y cuando debemos confrontarnos
en la actualidad con violaciones masivas y clamorosas de los derechos
humanos fundamentales y del derecho internacional humanitario, ha
llegado el momento de tomar decisiones valientes''.
El
nuncio finalizó recordando que la Santa Sede reitera el llamamiento
''a todos los líderes religiosos de la región y de todo el mundo
a desempeñar un papel de guía en la promoción del diálogo
interreligioso e intercultural, denunciando con prontitud cualquier
uso de la religión para justificar la violencia, y educando en la
comprensión recíproca y el respeto mutuo''.
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