Ciudad
del Vaticano, 16 octubre 2012
(VIS).-La Comisión Teológica Internacional, con motivo del Año de
la Fe, ha escrito un mensaje del que reproducimos amplios extractos.
“Como
comunidad de fe, (,,,) la Comisión Teológica Internacional, en su
conjunto, quiere manifestar su atención especial al mensaje de
conversión de este Año de la fe, renovando y profundizando su
compromiso al servicio de la Iglesia. Por eso, el próximo 6 de
diciembre con ocasión de su sesión plenaria anual y bajo la guía
de su presidente, el arzobispo Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, irá en peregrinación a la
basílica romana de Santa María Mayor a fin de encomendar su trabajo
y el de todos los teólogos católicos, a la Virgen fiel, proclamada
“bienaventurada porque ha creído”.
“Durante
este Año de la fe, la Comisión Teológica Internacional se ha
comprometido”in medio Ecclesiae” a aportar su contribución
específica a la nueva evangelización promovida por la Santa Sede.
Esto significa discernir el misterio revelado con todos los recursos
de la razón iluminada por la fe, en beneficio de todos los
creyentes, favoreciendo también su recepción en la cultura actual”.
“Como
recientemente afirmaba el documento de la Comisión Teológica
Internacional titulado: “La teología hoy: perspectivas,
principios y criterios”, toda la teología deriva de la fe y se
ejerce en dependencia constante de la fe, que es vivida en el pueblo
de Dios guiado por sus pastores. De hecho, sólo la fe permite al
teólogo acceder realmente a su objeto: es decir, la verdad de Dios
que ilumina la totalidad de lo real con la luz de un nuevo día -
“sub ratione Dei”.
“Por
lo tanto, el teólogo trabaja para “inculturar” en la
inteligencia humana, bajo las formas de una auténtica ciencia, los
contenidos inteligibles de la "fe que ha sido transmitida a los
creyentes de una vez por todas”. Pero dirige una atención especial
al acto mismo de creer (...) En efecto, existe una unidad profunda
entre el acto por el que creemos y el contenido al que damos nuestro
asentimiento (...) A partir de este acto de fe, el teólogo elabora
la consonancia antropológica de alto perfil - la
"conveniencia"(...); se interroga, así, sobre el modo en
que la gracia procedente de Dios suscita, en el corazón mismo de la
libertad humana, el "sí" de la fe, y muestra cómo la fe
es "el cimiento del edificio espiritual” (...), en el sentido
de que da forma a todas las dimensiones de la vida cristiana,
personal, familiar y comunitaria”.
“El
trabajo del teólogo no solamente está enraizado en la fe viva del
pueblo cristiano, atento a lo que "el Espíritu dice a las
iglesias", sino que está finalizado, por entero, al crecimiento
de la fe en el pueblo de Dios y a la misión evangelizadora de la
Iglesia (...) El teólogo, por tanto, en colaboración responsable
con el Magisterio, abraza el servicio de la fe del Pueblo de Dios
como su propia vocación”.
“Al
mismo tiempo, el teólogo es servidor de la alegría cristiana, que
es "la alegría de la verdad” .(...)En este sentido, se puede
decir con verdad que la fe - y la misma teología como “scientia
fidei” y sabiduría - da, a todos los enamorados de la belleza
espiritual, el gusto anticipado de la vida eterna”.
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