CIUDAD DEL VATICANO, 20 NOV 2011 (VIS).-Hoy domingo, solemnidad de Cristo Rey, el Santo Padre ha concelebrado la Eucaristía con más de 200 obispos africanos y un millar de sacerdotes del Benín. Además del presidente de la República, Thomas Yayi Boni, y de numerosas autoridades, en el Estadio de la Amistad de Cotonou estuvieron presentes unos 30.000 peregrinos procedentes no sólo del Benín, sino también de Nigeria, Togo, Ghana y Burkina Faso. La celebración se desarrolló en latín, francés, mina, yoruba, dendi, portugués e inglés.
Ofrecemos a continuación algunos extractos de la homilía de Benedicto XVI:
“Es una gran alegría para mí visitar por segunda vez este querido continente (…) y vuestra casa, Benín, para dirigiros un mensaje de esperanza y de paz. (…) Nuestra celebración eucarística en la solemnidad de Cristo Rey del universo es una oportunidad para dar gracias a Dios por el CL aniversario del comienzo de la evangelización de Benin, y por la Segunda Asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos”.
“El Evangelio que acabamos de escuchar nos dice que Jesús, el Hijo del hombre, el juez último de nuestra vida, ha querido tomar el rostro de los hambrientos y sedientos, de los extranjeros, los desnudos, enfermos o prisioneros, en definitiva, de todos los que sufren o están marginados; lo que les hagamos a ellos será considerado como si lo hiciéramos a Jesús mismo. No veamos en esto una mera fórmula literaria, una simple imagen. Toda la vida de Jesús es una muestra de ello. (…) Él, que no tenía donde reclinar su cabeza, fue condenado a morir en una cruz. Este es el Rey que celebramos”.
“Sin duda, esto puede parecernos desconcertante. Aún hoy, como hace 2000 años, acostumbrados a ver los signos de la realeza en el éxito, la potencia, el dinero o el poder, tenemos dificultades para aceptar un rey así, un rey que se hace servidor de los más pequeños, de los más humildes, un rey cuyo trono es la cruz. Sin embargo, dicen las Sagradas Escrituras, así es como se manifiesta la gloria de Cristo; en la humildad de su existencia terrena es donde se encuentra su poder para juzgar al mundo. Para Él, reinar es servir. Y lo que nos pide es seguir por este camino para servir, para estar atentos al clamor del pobre, el débil, el marginado”.
“El bautizado sabe que su decisión de seguir a Cristo puede llevarle a grandes sacrificios, incluso el de la propia vida. Pero, como nos recuerda san Pablo, Cristo ha vencido a la muerte y nos lleva consigo en su resurrección. Nos introduce en un mundo nuevo, un mundo de libertad y felicidad. También hoy son tantas las ataduras con el mundo viejo, tantos los miedos que nos tienen prisioneros y nos impiden vivir libres y dichosos. Dejemos que Cristo nos libere de este mundo viejo”. (…)
“Este pasaje del Evangelio es verdaderamente una palabra de esperanza, porque el Rey del universo se ha hecho muy cercano a nosotros, servidor de los más pequeños y más humildes. Y quisiera dirigirme con afecto a todos los que sufren, a los enfermos, a los aquejados del sida u otras enfermedades, a todos los olvidados de la sociedad. ¡Tened ánimo! El Papa está cerca de vosotros con el pensamiento y la oración. ¡Tened ánimo! Jesús ha querido identificarse con el pequeño, con el enfermo; ha querido compartir vuestro sufrimiento y reconoceros a vosotros como hermanos y hermanas, para liberaros de todo mal, de toda aflicción. Cada enfermo, cada persona necesitada merece nuestro respeto y amor, porque a través de él Dios nos indica el camino hacia el cielo”.
El cristiano, constructor de paz
“Esta mañana os invito también a que compartáis vuestra alegría conmigo. En efecto, hace 150 años que (…) el Evangelio fue anunciado por primera vez en Benín. (…) Todos los que han recibido ese don maravilloso de la fe, el don del encuentro con el Señor resucitado, sienten también la necesidad de anunciarlo a los demás. (…) Y este deber es siempre urgente. Hay todavía muchos que aún no han escuchado el mensaje de salvación de Cristo. Hay también muchos que se resisten a abrir sus corazones a la Palabra de Dios. Y son numerosos aquellos cuya fe es débil”.
“La Iglesia en Benin ha recibido mucho de los misioneros: ella debe llevar a su vez este mensaje de esperanza a quienes no conocen o han olvidado al Señor Jesús. (…) El cristiano es un constructor incansable de comunión, de paz y solidaridad, esos dones que Jesús mismo nos ha dado. Al ser fieles a ellos, estamos colaborando en la realización del plan de salvación de Dios para la humanidad”.
“Os invito por tanto a fortalecer vuestra fe en Jesucristo mediante una auténtica conversión a su persona. Sólo Él nos da la verdadera vida, y nos libera de nuestros temores y resistencias, de todas nuestras angustias. (…) Que Jesucristo os dé a todos la fuerza para vivir como cristianos y transmitir con generosidad a las nuevas generaciones lo que habéis recibido de vuestros padres en la fe”.
A continuación, el Papa saludó en inglés a los peregrinos venidos de Ghana, Nigeria y los países limítrofes, y les dijo: “Cristo reina desde la cruz, con los brazos abiertos que abarcan a todos los pueblos de la tierra (…). Por la cruz derriba los muros de la división y nos reconcilia unos con otros y con el Padre. Hoy oramos por los pueblos de África, para que todos puedan vivir en la justicia, la paz y la alegría del Reino de Dios”.
Por último, el Pontífice se dirigió a los fieles de lengua portuguesa, a quienes invitó a “renovar vuestra decisión de pertenecer a Cristo y servir a su reino de reconciliación, de justicia y de paz”.
PV-BENIN/ VIS 20111120 (970)
Ofrecemos a continuación algunos extractos de la homilía de Benedicto XVI:
“Es una gran alegría para mí visitar por segunda vez este querido continente (…) y vuestra casa, Benín, para dirigiros un mensaje de esperanza y de paz. (…) Nuestra celebración eucarística en la solemnidad de Cristo Rey del universo es una oportunidad para dar gracias a Dios por el CL aniversario del comienzo de la evangelización de Benin, y por la Segunda Asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos”.
“El Evangelio que acabamos de escuchar nos dice que Jesús, el Hijo del hombre, el juez último de nuestra vida, ha querido tomar el rostro de los hambrientos y sedientos, de los extranjeros, los desnudos, enfermos o prisioneros, en definitiva, de todos los que sufren o están marginados; lo que les hagamos a ellos será considerado como si lo hiciéramos a Jesús mismo. No veamos en esto una mera fórmula literaria, una simple imagen. Toda la vida de Jesús es una muestra de ello. (…) Él, que no tenía donde reclinar su cabeza, fue condenado a morir en una cruz. Este es el Rey que celebramos”.
“Sin duda, esto puede parecernos desconcertante. Aún hoy, como hace 2000 años, acostumbrados a ver los signos de la realeza en el éxito, la potencia, el dinero o el poder, tenemos dificultades para aceptar un rey así, un rey que se hace servidor de los más pequeños, de los más humildes, un rey cuyo trono es la cruz. Sin embargo, dicen las Sagradas Escrituras, así es como se manifiesta la gloria de Cristo; en la humildad de su existencia terrena es donde se encuentra su poder para juzgar al mundo. Para Él, reinar es servir. Y lo que nos pide es seguir por este camino para servir, para estar atentos al clamor del pobre, el débil, el marginado”.
“El bautizado sabe que su decisión de seguir a Cristo puede llevarle a grandes sacrificios, incluso el de la propia vida. Pero, como nos recuerda san Pablo, Cristo ha vencido a la muerte y nos lleva consigo en su resurrección. Nos introduce en un mundo nuevo, un mundo de libertad y felicidad. También hoy son tantas las ataduras con el mundo viejo, tantos los miedos que nos tienen prisioneros y nos impiden vivir libres y dichosos. Dejemos que Cristo nos libere de este mundo viejo”. (…)
“Este pasaje del Evangelio es verdaderamente una palabra de esperanza, porque el Rey del universo se ha hecho muy cercano a nosotros, servidor de los más pequeños y más humildes. Y quisiera dirigirme con afecto a todos los que sufren, a los enfermos, a los aquejados del sida u otras enfermedades, a todos los olvidados de la sociedad. ¡Tened ánimo! El Papa está cerca de vosotros con el pensamiento y la oración. ¡Tened ánimo! Jesús ha querido identificarse con el pequeño, con el enfermo; ha querido compartir vuestro sufrimiento y reconoceros a vosotros como hermanos y hermanas, para liberaros de todo mal, de toda aflicción. Cada enfermo, cada persona necesitada merece nuestro respeto y amor, porque a través de él Dios nos indica el camino hacia el cielo”.
El cristiano, constructor de paz
“Esta mañana os invito también a que compartáis vuestra alegría conmigo. En efecto, hace 150 años que (…) el Evangelio fue anunciado por primera vez en Benín. (…) Todos los que han recibido ese don maravilloso de la fe, el don del encuentro con el Señor resucitado, sienten también la necesidad de anunciarlo a los demás. (…) Y este deber es siempre urgente. Hay todavía muchos que aún no han escuchado el mensaje de salvación de Cristo. Hay también muchos que se resisten a abrir sus corazones a la Palabra de Dios. Y son numerosos aquellos cuya fe es débil”.
“La Iglesia en Benin ha recibido mucho de los misioneros: ella debe llevar a su vez este mensaje de esperanza a quienes no conocen o han olvidado al Señor Jesús. (…) El cristiano es un constructor incansable de comunión, de paz y solidaridad, esos dones que Jesús mismo nos ha dado. Al ser fieles a ellos, estamos colaborando en la realización del plan de salvación de Dios para la humanidad”.
“Os invito por tanto a fortalecer vuestra fe en Jesucristo mediante una auténtica conversión a su persona. Sólo Él nos da la verdadera vida, y nos libera de nuestros temores y resistencias, de todas nuestras angustias. (…) Que Jesucristo os dé a todos la fuerza para vivir como cristianos y transmitir con generosidad a las nuevas generaciones lo que habéis recibido de vuestros padres en la fe”.
A continuación, el Papa saludó en inglés a los peregrinos venidos de Ghana, Nigeria y los países limítrofes, y les dijo: “Cristo reina desde la cruz, con los brazos abiertos que abarcan a todos los pueblos de la tierra (…). Por la cruz derriba los muros de la división y nos reconcilia unos con otros y con el Padre. Hoy oramos por los pueblos de África, para que todos puedan vivir en la justicia, la paz y la alegría del Reino de Dios”.
Por último, el Pontífice se dirigió a los fieles de lengua portuguesa, a quienes invitó a “renovar vuestra decisión de pertenecer a Cristo y servir a su reino de reconciliación, de justicia y de paz”.
PV-BENIN/ VIS 20111120 (970)
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