Inicio - VIS Vaticano - Recibir VIS - Contáctenos - Calendario VIS

El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

últimas 5 noticias

VISnews en Twitter Ver en YouTube

sábado, 18 de septiembre de 2010

VISPERAS ECUMENICAS EN LA ABADIA DE WESTMINSTER

CIUDAD DEL VATICANO, 17 SEP 2010 (VIS).-El Papa llegó a las 19,00 a la abadía de Westminster, la sede tradicional de la coronación y sepultura de los monarcas británicos desde 1066, para tomar parte en una celebración ecuménica de las Vísperas.

La abadía, cuyo nombre completo es “Iglesia colegiata de San Pedro en Westminster”, fue construida probablemente en el siglo VIII y dedicada a San Pedro, pasó a ser un monasterio benedictino en el año 960. Gracias a las donaciones del rey Edgar y sobre todo a las de Eduardo II el Confesor fue notablemente ampliada y floreció hasta el año 1534, cuando el Acto de Supremacía de Enrique VIII sanciona la separación de la Iglesia de Inglaterra de la Iglesia Católica, al que siguen la disolución de los monasterios católicos y la confiscación de sus propiedades.

La abadía pasó a ser la catedral anglicana de la diócesis de Westminster y más tarde la segunda catedral de la diócesis de Londres, pero siempre bajo la directa jurisdicción del gobierno británico. A lo largo del transepto, a derecha e izquierda del altar mayor, se encuentran las sepulturas de numerosos personajes históricos, algunos de ellos santos. En el Poets’ Corner (Rincón de los Poetas) se hallan las tumbas o lápidas de los grandes literatos y poetas ingleses. Detrás del altar mayor se encuentran las Capillas Reales y una serie de capillas con un centenar de tumbas, muchas de ellas de los soberanos de Inglaterra.

Benedicto XVI, junto con los arzobispos de Canterbury, Rowan Williams y de Westminster, Vincent Nichols, fue recibido por el Decano de la abadía, John Hall, que le presentó al Capítulo. Juntos visitaron la tumba del Soldado Desconocido, dedicada a los caídos en la I Guerra Mundial y rezaron una breve oración por la paz en el 70 aniversario de la Batalla de Inglaterra. A continuación, en la capilla de San Jorge, fueron presentados al Papa algunos líderes religiosos.

Acompañado por el Arzobispo de Canterbury el Papa se dirigió al Altar de la Coronación donde, tras escuchar los saludos del arzobispo y del decano pronunció unas breves palabras.

“Os agradezco vuestra amable acogida. Este noble edificio evoca la larga historia de Inglaterra, tan profundamente impregnada de la predicación del Evangelio y la cultura cristiana que este alumbró. Vengo hoy aquí desde Roma como peregrino, para rezar ante la tumba de San Eduardo, confesor, y unirme a vosotros para implorar el don de la unidad de los cristianos. Que estos momentos de oración y amistad nos confirmen en el amor a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, y en el testimonio común de la constante capacidad del Evangelio para iluminar el futuro de esta gran Nación”, dijo.

Después de la oración de las Vísperas, Benedicto XVI se dirigió a los presentes:

“Doy gracias al Señor por esta oportunidad de unirme a vosotros, representantes de las confesiones cristianas presentes en Gran Bretaña, en esta magnífica iglesia de la abadía de San Pedro, cuya arquitectura e historia hablan de manera tan elocuente de nuestra herencia común de fe”, observó el pontífice. “No podemos dejar de recordar aquí en qué gran medida la fe cristiana configuró la unidad y la cultura de Europa y el corazón y el espíritu del pueblo inglés. Aquí también se nos recuerda necesariamente que lo que nos une a Cristo es más que lo que aún nos separa”

El Santo Padre recordó que este se año se cumple el centenario del movimiento ecuménico moderno, “que comenzó con el llamamiento de la Conferencia de Edimburgo a la unidad cristiana como condición previa para un testimonio creíble y convincente del Evangelio en nuestro tiempo. Al conmemorar este aniversario, debemos dar gracias por los notables progresos realizados en este noble objetivo a través de los esfuerzos de cristianos comprometidos de todas las confesiones. Al mismo tiempo, sin embargo, somos conscientes de lo mucho que todavía queda por hacer. En un mundo caracterizado por una creciente interdependencia y solidaridad, tenemos el desafío de proclamar con renovada convicción la realidad de nuestra reconciliación y liberación en Cristo, y proponer la verdad del Evangelio como la clave de un desarrollo humano auténtico e integral”.

“Nuestro compromiso por la unidad de los cristianos -subrayó- nace nada menos que de nuestra fe en Cristo. (...) Es la realidad de la persona de Cristo, su obra de salvación y sobre todo el hecho histórico de su resurrección, lo que configura el contenido del kerigma apostólico y las fórmulas del credo que, a partir del Nuevo Testamento mismo, han garantizado la integridad de su transmisión. En una palabra, la unidad de la Iglesia jamás puede ser otra cosa que la unidad en la fe apostólica, en la fe confiada a cada nuevo miembro del Cuerpo de Cristo durante el rito del Bautismo. Ésta es la fe que nos une al Señor, (...) el modelo de la koinonía de la Iglesia en este mundo”.

“Todos somos conscientes de los retos, las bendiciones, las decepciones y los signos de esperanza que han marcado nuestro camino ecuménico”, afirmó el Papa. “Sabemos que la amistad que hemos forjado, el diálogo que hemos iniciado y la esperanza que nos guía nos dará fuerza y orientación, para que perseveramos en nuestro camino común. Al mismo tiempo, con realismo evangélico, también debemos reconocer los retos a que nos enfrentamos, no sólo en el camino de la unidad de los cristianos, sino también en nuestra tarea de anunciar a Cristo en nuestros días. La fidelidad a la palabra de Dios, precisamente porque es una palabra verdadera, nos exige una obediencia que nos lleve juntos a una comprensión más profunda de la voluntad del Señor, una obediencia que debe estar libre de conformismo intelectual o acomodación fácil a las modas del momento”.

“Reunidos en esta antigua iglesia monástica, recordamos el ejemplo de un gran inglés y hombre de Iglesia, a quien honramos en común: San Beda el Venerable. En los albores de una nueva era para la sociedad y la Iglesia, Beda comprendió tanto la importancia de ser fiel a la palabra de Dios transmitida por la tradición apostólica, como la necesidad de apertura creativa a los nuevos desarrollos y exigencias de una adecuación correcta del Evangelio al lenguaje contemporáneo y a la cultura.”.

“Que el ejemplo de San Beda -concluyó- inspire a los cristianos de estas tierras a redescubrir su herencia común, a reforzar lo que tienen en común y a proseguir en el esfuerzo de crecer en la amistad. Que el Señor Resucitado dé vigor a nuestros esfuerzos para reparar las rupturas del pasado y afrontar los retos del presente con esperanza en el futuro”.

Finalizada la ceremonia el Papa se trasladó en automóvil a la nunciatura apostólica, donde pernoctó.
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100918 (1100)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Copyright © VIS - Vatican Information Service