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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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viernes, 20 de marzo de 2009

AFRICANOS, MIEMBROS DE LA FAMILIA DE SIMON EL CIRINEO

 
CIUDAD DEL VATICANO, 19 MAR 2009 (VIS).-El Santo Padre se desplazó a las 16,00 al Centro Nacional de Rehabilitación de los Discapacitados Cardenal Paul Emile Léger, especializado en la recuperación de jóvenes con handicap, minusválidos y traumatizados. El centro fue fundado en 1972 por el cardenal Léger, arzobispo emérito de Montréal (Canadá), que se retiró a África al final de su mandato pastoral para dedicarse a actividades misioneras.

  A su llegada, Benedicto XVI fue saludado por el ministro de Asuntos Sociales de Camerún, por el director de la institución y por el obispo encargado de la pastoral sanitaria. Además de los alumnos del Centro acudieron al encuentro con el Papa 200 enfermos procedentes de diversos hospitales del país.

  "Sabéis que no estáis solos en vuestro sufrimiento porque el mismo Cristo es solidario con los que sufren y revela a los enfermos el puesto que ocupan en el corazón de Dios y en la sociedad", dijo el Santo Padre recordando cómo muchas veces en los Evangelios, Cristo "revela también con gestos concretos, su ternura y su atención benévola con los que tienen el corazón partido y herido el cuerpo".

  "Desde este Centro que lleva el nombre del cardenal Léger, (...) que vino aquí para curar cuerpos y almas, no me olvido de los que en sus casas, en los hospitales, (...)  tienen un handicap físico o mental, ni tampoco de los que llevan en su carne las huellas  de la violencia y las guerras. Pienso también en todos los enfermos y, especialmente aquí, en África, en los que son víctimas de enfermedades como el SIDA, la malaria y la tuberculosis. Sé muy bien cómo con vosotros la Iglesia católica esté empeñada en una lucha sin cuartel contra estos azotes terribles y la aliento a proseguir con determinación esta obra urgente".

  "Ante un sufrimiento atroz, nos sentimos desarmados y no encontramos palabras adecuadas. Frente a un hermano o una hermana inmerso en el misterio de la Cruz, el silencio respetuoso y compasivo, nuestra presencia acompañada por la oración, un gesto de ternura o de consuelo, una mirada, una sonrisa, pueden valer más que tantos discursos. Vivieron esta experiencia un grupo de hombres y mujeres entre los que estaban la Virgen María y el apóstol Juan, cuando siguieron a Jesús en el ápice de sus sufrimientos, en la pasión y la muerte en la Cruz".

  Benedicto XVI recordó que de ese grupo formaba parte un africano, Simón el Cirineo, llamado a llevar la Cruz de Jesús y que "participó con su sufrimiento en la pena infinita de Aquel que redimió a todos, incluidos los que le perseguían".

  "Es difícil llevar la cruz de otro -observó el Papa-. Solamente después de la resurrección pudo entender lo que hizo. Así es para cada uno de nosotros: en medio de la desesperación, de la revuelta, Cristo nos propone su presencia amable aunque si es difícil entender que está a nuestro lado. Solamente la victoria final del Señor nos revelará el sentido definitivo de nuestras pruebas".

  "¿No podríamos decir que cada africano es de alguna forma miembro de la familia de Simón el Cirineo? -se preguntó el Santo Padre-. Cada africano y cada persona que sufre ayudan a Cristo a llevar la Cruz y suben con El al Gólgota para resucitar un día con Él. (...) Después de la resurrección y hasta nuestros días son muchos los testigos que se han dirigido con fe y esperanza al Salvador de los seres humanos, reconociendo su presencia en medio de la prueba. El Padre de toda misericordia acoge siempre con benevolencia la oración de los que se dirigen a El y responde a nuestra invocación, a nuestras plegarias como quiere y cuando quiere, para nuestro bien y no obedeciendo a nuestros deseos".

  El Papa invitó a los enfermos a "mirar al Crucificado con fe y valor porque de Él procede la Vida, el consuelo, la curación", y les exhortó a confiarse a San José, "intercesor por la salud del cuerpo, (...) del alma y maestro de oración".

  "A vosotros, investigadores y médicos -dijo después- os espera hacer todo lo que es legítimo para aliviar el dolor; os corresponde en primer lugar proteger la vida humana, ser defensores de la vida desde su concepción hasta su fin natural. Para todo ser humano, el respeto de la vida es un derecho y al mismo tiempo un deber porque toda vida es un don de Dios".

  "Junto a vosotros -concluyó- quiero dar gracias al Señor por todos los que, de una u otra forma, trabajan al servicio de las personas que sufren. Invito a los sacerdotes y a los visitadores de los enfermos a comprometerse con su presencia activa y amistosa en la pastoral sanitaria en los hospitales o para garantizar una presencia eclesial a domicilio, para el consuelo y la ayuda espiritual de los enfermos" .

  Después de bendecir a los enfermos y a los miembros del Centro Cardenal Léger, el Papa regresó a la nunciatura apostólica, donde se encontró con los miembros del Consejo Especial para África del Sínodo de los Obispos.
PV-CAMERUN/ENFERMOS/YAUNDE                   VIS  20090320 (840)

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