CIUDAD DEL VATICANO, 21 ENE 2009 (VIS).-En la audiencia general de este miércoles, celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa recordó que el domingo pasado comenzó la Semana de oración por la unidad de los cristianos, que este año se inspira en las palabras de Ezequiel: "Estarán unidas en tu mano" (37,17).
"La plena unidad, por la que el Señor rezó y a la que todos sus discípulos deben tender incansablemente -afirmó el Santo Padre-, está relacionada con la vida y la misión misma de la Iglesia en el mundo. Por eso es importante que cada comunidad cristiana sea consciente de la urgencia de trabajar de todas las maneras posibles para alcanzar este gran objetivo".
Benedicto XVI subrayó que "teniendo en cuenta que la unidad es sobre todo un "don" del Señor, es necesario al mismo tiempo implorarla con una oración incansable y confiada, saliendo de nosotros mismos y dirigiéndonos a Cristo. Esta es la invitación que, con la actual "Semana", se dirige a los creyentes en Cristo de todas las Iglesias y Comunidades eclesiales; respondamos a ella con generosidad".
Del texto del profeta Ezequiel, dijo, se desprende que "el Señor desea que todo su pueblo camine con paciencia y perseverancia hacia la plena unidad. Este compromiso comporta una adhesión humilde y una obediencia dócil al mandamiento del Señor, que lo bendice y lo hace fecundo".
El Papa señaló que "la visión de Ezequiel es particularmente elocuente para todo el movimiento ecuménico, porque pone de relieve la exigencia imprescindible de una auténtica renovación interior en todos los miembros del Pueblo de Dios que solo el Señor puede realizar". En este sentido, añadió, "la Semana de oración por la unidad" nos estimula a todos a una conversión sincera y a una escucha cada vez más dócil de la Palabra de Dios, a una fe cada vez más profunda".
Esta "Semana" también es "una ocasión propicia para dar gracias al Señor" por los "encuentros, diálogos y gestos de fraternidad que nos ha concedido realizar". En este contexto recordó sus tres encuentros con el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, que en octubre de 2008 intervino en el Sínodo sobre la Palabra de Dios, y "el dolor compartido con el Patriarcado de Moscú por la muerte del querido hermano en Cristo, el Patriarca Su Santidad Alexis II. Sigo en comunión de oración con nuestros hermanos que se preparan para elegir al nuevo patriarca de su venerable y gran Iglesia ortodoxa".
Con los representantes de las diferentes Comuniones cristinas de Occidente, dijo, "continua el diálogo sobre el importante testimonio único que deben ofrecer los cristianos en un mundo cada vez más dividido y que debe afrontar tantos desafíos de carácter cultural, social, económico y ético".
Benedicto XVI pidió, en este Año Paulino, "hacer nuestro el anhelo de San Pablo, que dio toda su vida por el único Señor y por la unidad de su Cuerpo místico, ofreciendo con el martirio un testimonio supremo de fidelidad y de amor por Cristo".
"El deseo que albergamos en el corazón -terminó- es que se acelere el día de la plena comunión, cuando todos los discípulos del único Señor nuestro puedan celebrar finalmente juntos la Eucaristía, el sacrificio divino por la vida y la salvación del mundo".
Después de la audiencia, el Papa bendijo, como es tradicional en la fiesta de Santa Inés, dos corderos con cuya lana se confeccionarán los palios que recibirán los nuevos arzobispos metropolitanos el 29 de junio, solemnidad de los Santos Pedro y Pablo.
Durante una breve ceremonia, el Santo Padre recibió el título de ciudadano honorario da la ciudad austriaca de Mariazell, cuyo santuario visitó en septiembre de 2007.
AG/UNIDAD CRISTIANOS/… VIS 20090121 (620)
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