CIUDAD DEL VATICANO, 27 ABR 2008 (VIS).-Esta mañana, VI domingo de Pascua, Benedicto XVI presidió una celebración eucarística en la basílica vaticana durante la cual ordenó sacerdotes a 28 diáconos de la diócesis de Roma y a uno del Pontificio Colegio Urbano de Propaganda Fide
Trece de los nuevos sacerdotes de la diócesis de Roma proceden del Seminario Mayor, nueve del Colegio Redemptoris Mater y otros seis del Almo Colegio Capranica, de la Fraternidad Sacerdotal de los Hijos de la Cruz y del Seminario de la Virgen del Divino Amor.
El Papa recordó que normalmente la ordenación de los nuevos sacerdotes tiene lugar el IV domingo de Pascua, denominado del Buen Pastor y que es también la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, pero este año no fue posible porque coincidía con su visita pastoral a Estados Unidos.
"La imagen del Buen Pastor es la que más resalta el papel y el ministerio del presbítero en la comunidad cristiana" dijo el Santo Padre en su homilía donde comentó las lecturas de hoy que "iluminan desde un punto de vista diverso la misión del sacerdote".
Benedicto XVI abordó la primera lectura, los Hechos de los Apóstoles donde se narra la persecución desencadenada en Jerusalén contra los primeros convertidos al cristianismo y la huída a Samaria de algunos discípulos, entre ellos Felipe, donde su predicación fue acogida con "gran alegría".
"Llevar el Evangelio a todos para que todos experimenten la alegría de Cristo y haya alegría en todas las ciudades ¿Hay algo más hermoso que esto? ¿Hay algo más grande, más entusiasta que cooperar en difundir en el mundo la Palabra de vida, que comunicar el agua viva del Espíritu Santo?" se preguntó el Papa y exclamó : "Anunciar y testimoniar la alegría: este es el núcleo de vuestra misión".
"Son palabras programáticas para todo sacerdote. Para ser colaboradores de la alegría de los demás, en un mundo a menudo triste y negativo, hace falta que dentro de vosotros arda el fuego del Evangelio, que viva en vosotros la alegría del Señor. Solamente así seréis mensajeros y multiplicadores de esta alegría llevándola a todos, sobre todo a los que están tristes y desanimados".
El Santo Padre habló después del rito de la imposición de las manos que figura también en el pasaje de los Hechos de los Apóstoles y subrayó que era "un signo inseparable de la oración, de la que constituye una prolongación silenciosa. Sin pronunciar palabra, el obispo consagrante y después los otros sacerdotes ponen las manos sobre la cabeza de los que van a ser ordenados, expresando así la invocación de Dios para que difunda su Espíritu sobre ellos y los transforme haciéndolos partícipes del sacerdocio de Cristo".
"En esa oración silenciosa se verifica el encuentro entre dos libertades: la libertad de Dios, que obra mediante el Espíritu Santo y la libertad del hombre -comentó el Papa- (...) Misterioso movimiento trinitario que conduce al Espíritu Santo y al Hijo a morar en los discípulos (...) Sin el amor a Jesús, que se lleva a cabo obedeciendo sus mandamientos, la persona se excluye del movimiento trinitario y comienza a encerrarse en sí misma perdiendo la capacidad de recibir y comunicar a Dios".
Benedicto XVI exhortó a los nuevos sacerdotes a "adorar a Cristo en los corazones" y a cultivar una relación personal de amor con Él" para "vivir, purificar, iluminar y santificar todas las demás relaciones".
"Nuestra esperanza, vuestra esperanza es Dios, en Jesús y en el Espíritu Santo -concluyó el Papa- Esperanza que desde hoy se convierte en vosotros en esperanza sacerdotal: la de Jesús Buen Pastor, que vive en vosotros (...) esperanza de vida y perdón para las personas que serán confiadas a vuestra atención pastoral (...) esperanza de apertura a la fe y al encuentro con Dios para cuantos se os acerquen en su búsqueda de la verdad: esperanza de paz y consuelo para los que sufren y los heridos por la vida".
BXVI-HML/ORDENACIONES SACERDOTALES/... VIS 20080428 (650)
Trece de los nuevos sacerdotes de la diócesis de Roma proceden del Seminario Mayor, nueve del Colegio Redemptoris Mater y otros seis del Almo Colegio Capranica, de la Fraternidad Sacerdotal de los Hijos de la Cruz y del Seminario de la Virgen del Divino Amor.
El Papa recordó que normalmente la ordenación de los nuevos sacerdotes tiene lugar el IV domingo de Pascua, denominado del Buen Pastor y que es también la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, pero este año no fue posible porque coincidía con su visita pastoral a Estados Unidos.
"La imagen del Buen Pastor es la que más resalta el papel y el ministerio del presbítero en la comunidad cristiana" dijo el Santo Padre en su homilía donde comentó las lecturas de hoy que "iluminan desde un punto de vista diverso la misión del sacerdote".
Benedicto XVI abordó la primera lectura, los Hechos de los Apóstoles donde se narra la persecución desencadenada en Jerusalén contra los primeros convertidos al cristianismo y la huída a Samaria de algunos discípulos, entre ellos Felipe, donde su predicación fue acogida con "gran alegría".
"Llevar el Evangelio a todos para que todos experimenten la alegría de Cristo y haya alegría en todas las ciudades ¿Hay algo más hermoso que esto? ¿Hay algo más grande, más entusiasta que cooperar en difundir en el mundo la Palabra de vida, que comunicar el agua viva del Espíritu Santo?" se preguntó el Papa y exclamó : "Anunciar y testimoniar la alegría: este es el núcleo de vuestra misión".
"Son palabras programáticas para todo sacerdote. Para ser colaboradores de la alegría de los demás, en un mundo a menudo triste y negativo, hace falta que dentro de vosotros arda el fuego del Evangelio, que viva en vosotros la alegría del Señor. Solamente así seréis mensajeros y multiplicadores de esta alegría llevándola a todos, sobre todo a los que están tristes y desanimados".
El Santo Padre habló después del rito de la imposición de las manos que figura también en el pasaje de los Hechos de los Apóstoles y subrayó que era "un signo inseparable de la oración, de la que constituye una prolongación silenciosa. Sin pronunciar palabra, el obispo consagrante y después los otros sacerdotes ponen las manos sobre la cabeza de los que van a ser ordenados, expresando así la invocación de Dios para que difunda su Espíritu sobre ellos y los transforme haciéndolos partícipes del sacerdocio de Cristo".
"En esa oración silenciosa se verifica el encuentro entre dos libertades: la libertad de Dios, que obra mediante el Espíritu Santo y la libertad del hombre -comentó el Papa- (...) Misterioso movimiento trinitario que conduce al Espíritu Santo y al Hijo a morar en los discípulos (...) Sin el amor a Jesús, que se lleva a cabo obedeciendo sus mandamientos, la persona se excluye del movimiento trinitario y comienza a encerrarse en sí misma perdiendo la capacidad de recibir y comunicar a Dios".
Benedicto XVI exhortó a los nuevos sacerdotes a "adorar a Cristo en los corazones" y a cultivar una relación personal de amor con Él" para "vivir, purificar, iluminar y santificar todas las demás relaciones".
"Nuestra esperanza, vuestra esperanza es Dios, en Jesús y en el Espíritu Santo -concluyó el Papa- Esperanza que desde hoy se convierte en vosotros en esperanza sacerdotal: la de Jesús Buen Pastor, que vive en vosotros (...) esperanza de vida y perdón para las personas que serán confiadas a vuestra atención pastoral (...) esperanza de apertura a la fe y al encuentro con Dios para cuantos se os acerquen en su búsqueda de la verdad: esperanza de paz y consuelo para los que sufren y los heridos por la vida".
BXVI-HML/ORDENACIONES SACERDOTALES/... VIS 20080428 (650)
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