CIUDAD DEL VATICANO, 10 FEB 2008 (VIS).-Hoy, primer domingo de Cuaresma, el Santo Padre recordó a los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus, que iniciar ese tiempo litúrgico significa "dedicar un empeño particular al combate espiritual que nos contrapone al mal presente en el mundo, en nosotros y a nuestro alrededor".
La Cuaresma, quiere decir, prosiguió el Papa, "mirar al mal de frente y disponerse a luchar contra sus efectos, sobre todo contra sus causas, hasta la última que es Satanás. Significa no descargar el problema del mal sobre los demás, sobre la sociedad o sobre Dios, sino reconocer la propia responsabilidad y hacerse cargo de ella".
Por eso, para los cristianos es apremiante "la invitación de Jesús a tomar cada uno su propia cruz y seguirlo con humildad y confianza", porque "la "cruz", por pesada que sea, no es sinónimo de desventura, de desgracias que hay que evitar lo mejor posible, sino una oportunidad para seguir a Cristo y así adquirir fuerzas en la lucha contra el pecado y el mal".
"Entrar en la Cuaresma es por lo tanto -subrayó Benedicto XVI -renovar la decisión personal y comunitaria de afrontar el mal junto a Cristo. El camino de la Cruz es efectivamente el único que lleva a la victoria del amor sobre el odio, de la división sobre el egoísmo, de la paz sobre la violencia".
El Santo Padre señaló después que este año el inicio de la Cuaresma coincide con el 150 aniversario de las apariciones de la Virgen en Lourdes (11 de febrero de 1858). "En el mensaje que la Virgen sigue difundiendo desde Lourdes -dijo-resuenan las palabras que Jesús pronunció al principio de su misión pública: (...) "Convertiros y creed en el Evangelio", rezad y haced penitencia. Acojamos la invitación de María (...) y pidámosle que nos haga "entrar" con fe en la Cuaresma para vivir este tiempo de gracia con alegría interior y compromiso generoso".
Antes de rezar el Ángelus, el Papa confío a la Virgen los enfermos y cuantos los atienden, recordando que mañana, 11 de febrero, se celebra la Jornada Mundial del Enfermo.
ANG/CUARESMA:ENFERMOS/... VIS 20080212 (370)
La Cuaresma, quiere decir, prosiguió el Papa, "mirar al mal de frente y disponerse a luchar contra sus efectos, sobre todo contra sus causas, hasta la última que es Satanás. Significa no descargar el problema del mal sobre los demás, sobre la sociedad o sobre Dios, sino reconocer la propia responsabilidad y hacerse cargo de ella".
Por eso, para los cristianos es apremiante "la invitación de Jesús a tomar cada uno su propia cruz y seguirlo con humildad y confianza", porque "la "cruz", por pesada que sea, no es sinónimo de desventura, de desgracias que hay que evitar lo mejor posible, sino una oportunidad para seguir a Cristo y así adquirir fuerzas en la lucha contra el pecado y el mal".
"Entrar en la Cuaresma es por lo tanto -subrayó Benedicto XVI -renovar la decisión personal y comunitaria de afrontar el mal junto a Cristo. El camino de la Cruz es efectivamente el único que lleva a la victoria del amor sobre el odio, de la división sobre el egoísmo, de la paz sobre la violencia".
El Santo Padre señaló después que este año el inicio de la Cuaresma coincide con el 150 aniversario de las apariciones de la Virgen en Lourdes (11 de febrero de 1858). "En el mensaje que la Virgen sigue difundiendo desde Lourdes -dijo-resuenan las palabras que Jesús pronunció al principio de su misión pública: (...) "Convertiros y creed en el Evangelio", rezad y haced penitencia. Acojamos la invitación de María (...) y pidámosle que nos haga "entrar" con fe en la Cuaresma para vivir este tiempo de gracia con alegría interior y compromiso generoso".
Antes de rezar el Ángelus, el Papa confío a la Virgen los enfermos y cuantos los atienden, recordando que mañana, 11 de febrero, se celebra la Jornada Mundial del Enfermo.
ANG/CUARESMA:ENFERMOS/... VIS 20080212 (370)
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