CIUDAD DEL VATICANO, 2 FEB 2007 (VIS).-El Papa presidió este mediodía en el altar de la Cátedra de la basílica de San Pedro el funeral por el cardenal Antonio María Javierre Ortas, S.D.B., prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, fallecido ayer en Roma cuando estaba a punto de cumplir 86 años.
En la homilía, el Santo Padre afirmó que al purpurado español, "siguiendo el ejemplo de don Bosco, le hubiera gustado vivir su vocación de salesiano en contacto directo con la juventud, en tierra de misión, pero la Providencia lo llamó para otras tareas. Fue apóstol en los ambientes de la Universidad y de la Curia Romana, sin perder nunca la ocasión para desarrollar una intensa actividad espiritual en el ámbito más propiamente teológico y en el de la cultura, sobre todo animando grupos de profesores y de religiosos, y como capellán entre los universitarios. Realizó un servicio eclesial fiel y generoso, siempre disponible y cordial".
"El cardenal Javierre Ortas -continuó- quiso que su existencia personal y su misión eclesial fuesen un mensaje de esperanza; a través de su apostolado, siguiendo el ejemplo de san Juan Bosco, se esforzó por comunicar a todos que Cristo está siempre con nosotros. El, hijo de la patria de santa Teresa y de san Juan de la Cruz, cuántas veces rezó en su corazón: "Nada te turbe, / nada te espante. / Quien a Dios tiene / nada le falta / Y / Solo Dios basta".
Benedicto XVI puso de relieve que el cardenal, "como digno hijo de don Bosco, era profundamente devoto de María, amada y venerada con el título de Auxiliadora. De la Virgen, "Ancilla Domini", trató de imitar el estilo de un servicio discreto y generoso. Dejó el encargo de prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos "de puntillas", para dedicarse -terminó- al servicio que sin embargo no se debe dejar nunca: la oración".
HML/FUNERAL/JAVIERRE VIS 20070202 (330)
En la homilía, el Santo Padre afirmó que al purpurado español, "siguiendo el ejemplo de don Bosco, le hubiera gustado vivir su vocación de salesiano en contacto directo con la juventud, en tierra de misión, pero la Providencia lo llamó para otras tareas. Fue apóstol en los ambientes de la Universidad y de la Curia Romana, sin perder nunca la ocasión para desarrollar una intensa actividad espiritual en el ámbito más propiamente teológico y en el de la cultura, sobre todo animando grupos de profesores y de religiosos, y como capellán entre los universitarios. Realizó un servicio eclesial fiel y generoso, siempre disponible y cordial".
"El cardenal Javierre Ortas -continuó- quiso que su existencia personal y su misión eclesial fuesen un mensaje de esperanza; a través de su apostolado, siguiendo el ejemplo de san Juan Bosco, se esforzó por comunicar a todos que Cristo está siempre con nosotros. El, hijo de la patria de santa Teresa y de san Juan de la Cruz, cuántas veces rezó en su corazón: "Nada te turbe, / nada te espante. / Quien a Dios tiene / nada le falta / Y / Solo Dios basta".
Benedicto XVI puso de relieve que el cardenal, "como digno hijo de don Bosco, era profundamente devoto de María, amada y venerada con el título de Auxiliadora. De la Virgen, "Ancilla Domini", trató de imitar el estilo de un servicio discreto y generoso. Dejó el encargo de prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos "de puntillas", para dedicarse -terminó- al servicio que sin embargo no se debe dejar nunca: la oración".
HML/FUNERAL/JAVIERRE VIS 20070202 (330)
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