CIUDAD DEL VATICANO, 6 JUN 2006 (VIS).-El Pontificio Consejo para la Familia, fundado hace 25 años por Juan Pablo II con el Motu Proprio "Familia a Deo instituta" y presidido por el cardenal Alfonso López Trujillo, publica hoy un documento titulado "Familia y procreación humana".
El texto, según la nota explicativa a cargo de Fray Abelardo Lobato, O.P., consultor del Pontificio Consejo para la Familia, "está destinado a ser objeto de estudio tanto en su doctrina como en su aplicación pastoral" y se abre con "una introducción al tema de la relación entre los dos polos del mismo: familia y procreación".
El tema se aborda en cuatro capítulos: "Qué implica la procreación, por qué la familia es el único lugar apropiado para ella, qué se entiende por procreación integral en la familia, qué aspectos sociales, jurídicos, políticos, económicos y culturales lleva consigo el servicio a la familia", mientras el quinto capítulo propone "dos perspectivas complementarias, la teologal, por cuanto la familia es imagen de la Trinidad y la pastoral, porque la familia está en la base de la iglesia y ella es lugar de la evangelización".
"En este documento -prosigue la nota- se hace referencia sobre todo al Concilio Vaticano II, al Papa Juan Pablo II, que le ha dedicado gran atención, al Catecismo y al reciente "Compendio de la doctrina social de la Iglesia". Todo ello indica que el documento no solo se propone lograr una orientación doctrinal del problema, sino también la de abrir puertas a la investigación futura de las cuestiones que hoy son objeto de discusión".
En la introducción se evocan las palabras de Juan Pablo II en Puebla (1979), cuando afirmó que "la Iglesia posee la verdad sobre el hombre y al mismo tiempo busca la verdad toda entera. El hombre no es solo el "animal racional", es también un ser familiar. La familia es connatural al hombre y ha sido instituida por Dios. Pero hoy el hombre se ha vuelto un gran enigma para sí mismo y vive la crisis más aguda de toda la historia en su dimensión familiar: la familia es objeto de ataques como nunca en el pasado; los nuevos modelos de familia la destruyen; las técnicas de procreación arrojan por la ventana el amor humano; las políticas del control de natalidad conducen al actual "invierno demográfico" (...). Por estos derroteros (...) nos desviamos hacia un mundo "posthumano". Es preciso salvar al hombre".
La comprensión de la procreación humana, dice el texto, se puede abordar recurriendo a diversas perspectivas: "la histórica", que reafirma el valor atribuido a la descendencia; "la antropológica", que "se ocupa de dar respuesta a la gran cuestión del hombre; (...) "la religiosa", que sitúa al hombre ante el Dios creador que infunde el alma en cada individuo y cuenta con la cooperación del hombre para lograr la plenitud del ser humano".
"La procreación es el medio de trasmisión de la vida por la unión amorosa del varón y la mujer -subraya el documento- (...) y debe ser en verdad humana". Es decir, "fruto de los actos del hombre" y "además fruto del acto humano, libre, racional, responsable de la trasmisión de la vida. (...) El acto unitivo del hombre y la mujer no puede separarse de su dimensión connatural, que es la procreación, y hace posible la paternidad y maternidad responsable. Solo desde esta base personal se comprende la moralidad conyugal".
"Los documentos doctrinales de la Iglesia, como la encíclica "Humanae vitae" y la exhortación apostólica "Familiaris consortio" recurren al fundamento de la dignidad del ser personal y a su dimensión ética. La condena radical del aborto y el rechazo a la separación entre las dos dimensiones, la unitiva y la procreativa, como la reducción de la sexualidad a la mera función fruitiva, tienen su apoyo en el ser personal y en su dignidad".
"(...) Aquí está la clave de la solución, en la comprensión integral de lo humano. Sin una "metantropologia" que llega al ser, a la sustancia, al espíritu, no hay comprensión integral de lo humano, porque los conceptos de persona y de ser están vaciados de contenido. La moral y la religión, que son valores fundamentales y decisivos, se reducen a "asunto privado". El retorno de la metafísica es urgente para recobrar el sentido de lo humano en el hombre".
"El ser humano es un ser familiar y por ello se reviste con las notas de ser social, político, económico, cultural, jurídico y religioso. La familia tiene que ver con cada uno de esos aspectos, que le son esenciales. La familia requiere servicios, ayuda, protección y constante promoción. El documento indica cómo deberían desarrollarse cada uno de estos elementos. Resalta la dimensión jurídica y se recuerda que la Santa Sede ha publicado en 1983 la primera "Carta de los derechos de la familia". Es una valiente defensa de esta institución".
"La doctrina acerca de la procreación humana integral (...) se corrobora con la teología de la creación y con el misterio de la salvación revelado en Jesucristo y actuado en la nueva evangelización. El Creador quiso al ser humano unidual y el Redentor asumió la condición familiar en Nazaret y recordó a todos cómo era la familia desde el principio en el plan divino: dos en una sola carne".
CON-F/PROCREACION:FAMILIA/LOBATO VIS 20060606 (860)
El texto, según la nota explicativa a cargo de Fray Abelardo Lobato, O.P., consultor del Pontificio Consejo para la Familia, "está destinado a ser objeto de estudio tanto en su doctrina como en su aplicación pastoral" y se abre con "una introducción al tema de la relación entre los dos polos del mismo: familia y procreación".
El tema se aborda en cuatro capítulos: "Qué implica la procreación, por qué la familia es el único lugar apropiado para ella, qué se entiende por procreación integral en la familia, qué aspectos sociales, jurídicos, políticos, económicos y culturales lleva consigo el servicio a la familia", mientras el quinto capítulo propone "dos perspectivas complementarias, la teologal, por cuanto la familia es imagen de la Trinidad y la pastoral, porque la familia está en la base de la iglesia y ella es lugar de la evangelización".
"En este documento -prosigue la nota- se hace referencia sobre todo al Concilio Vaticano II, al Papa Juan Pablo II, que le ha dedicado gran atención, al Catecismo y al reciente "Compendio de la doctrina social de la Iglesia". Todo ello indica que el documento no solo se propone lograr una orientación doctrinal del problema, sino también la de abrir puertas a la investigación futura de las cuestiones que hoy son objeto de discusión".
En la introducción se evocan las palabras de Juan Pablo II en Puebla (1979), cuando afirmó que "la Iglesia posee la verdad sobre el hombre y al mismo tiempo busca la verdad toda entera. El hombre no es solo el "animal racional", es también un ser familiar. La familia es connatural al hombre y ha sido instituida por Dios. Pero hoy el hombre se ha vuelto un gran enigma para sí mismo y vive la crisis más aguda de toda la historia en su dimensión familiar: la familia es objeto de ataques como nunca en el pasado; los nuevos modelos de familia la destruyen; las técnicas de procreación arrojan por la ventana el amor humano; las políticas del control de natalidad conducen al actual "invierno demográfico" (...). Por estos derroteros (...) nos desviamos hacia un mundo "posthumano". Es preciso salvar al hombre".
La comprensión de la procreación humana, dice el texto, se puede abordar recurriendo a diversas perspectivas: "la histórica", que reafirma el valor atribuido a la descendencia; "la antropológica", que "se ocupa de dar respuesta a la gran cuestión del hombre; (...) "la religiosa", que sitúa al hombre ante el Dios creador que infunde el alma en cada individuo y cuenta con la cooperación del hombre para lograr la plenitud del ser humano".
"La procreación es el medio de trasmisión de la vida por la unión amorosa del varón y la mujer -subraya el documento- (...) y debe ser en verdad humana". Es decir, "fruto de los actos del hombre" y "además fruto del acto humano, libre, racional, responsable de la trasmisión de la vida. (...) El acto unitivo del hombre y la mujer no puede separarse de su dimensión connatural, que es la procreación, y hace posible la paternidad y maternidad responsable. Solo desde esta base personal se comprende la moralidad conyugal".
"Los documentos doctrinales de la Iglesia, como la encíclica "Humanae vitae" y la exhortación apostólica "Familiaris consortio" recurren al fundamento de la dignidad del ser personal y a su dimensión ética. La condena radical del aborto y el rechazo a la separación entre las dos dimensiones, la unitiva y la procreativa, como la reducción de la sexualidad a la mera función fruitiva, tienen su apoyo en el ser personal y en su dignidad".
"(...) Aquí está la clave de la solución, en la comprensión integral de lo humano. Sin una "metantropologia" que llega al ser, a la sustancia, al espíritu, no hay comprensión integral de lo humano, porque los conceptos de persona y de ser están vaciados de contenido. La moral y la religión, que son valores fundamentales y decisivos, se reducen a "asunto privado". El retorno de la metafísica es urgente para recobrar el sentido de lo humano en el hombre".
"El ser humano es un ser familiar y por ello se reviste con las notas de ser social, político, económico, cultural, jurídico y religioso. La familia tiene que ver con cada uno de esos aspectos, que le son esenciales. La familia requiere servicios, ayuda, protección y constante promoción. El documento indica cómo deberían desarrollarse cada uno de estos elementos. Resalta la dimensión jurídica y se recuerda que la Santa Sede ha publicado en 1983 la primera "Carta de los derechos de la familia". Es una valiente defensa de esta institución".
"La doctrina acerca de la procreación humana integral (...) se corrobora con la teología de la creación y con el misterio de la salvación revelado en Jesucristo y actuado en la nueva evangelización. El Creador quiso al ser humano unidual y el Redentor asumió la condición familiar en Nazaret y recordó a todos cómo era la familia desde el principio en el plan divino: dos en una sola carne".
CON-F/PROCREACION:FAMILIA/LOBATO VIS 20060606 (860)
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