CIUDAD DEL VATICANO, 27 MAY 2006 (VIS).-Finalizada la visita a la catedral de Wawel, el Papa se trasladó en papamóvil al Parque de Blonie, lugar de todas las celebraciones de Juan Pablo II en Cracovia para encontrarse con los jóvenes.
Después del saludo del cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia, y de los testimonios de algunos jóvenes, el Papa se dirigió al millón de chicos y chicas reunidos en el parque.
"En el corazón de todo ser humano -dijo el Santo Padre- hay el deseo de una casa. Mucho más en un corazón joven que aspira a tener una casa propia. (...) La nostalgia de una casa de la que estar orgullosos, (...) esta nostalgia no es otra cosa que el deseo de una vida plena, feliz, realizada. ¡No tengáis miedo de ese deseo! (...) No descorazonaros ante la vista de las casas derrumbadas, de los deseos no realizados. (...) Dios creador, que infunde en un corazón joven el deseo inmenso de felicidad, no lo abandona en la fatigosa construcción de esa casa que se llama vida".
"¿Cómo construir esa casa llamada vida? (...) Jesús (...) nos exhorta a construirla sobre la roca. Sólo así no se derrumbará, pero ¿qué significa construir sobre la roca? Significa antes que nada construir sobre Cristo y con Cristo. Significa construir sobre un fundamento que se llama amor crucificado".
Cristo, prosiguió Benedicto XVI, "que nos conoce mejor que nosotros mismos, nos dice: (...) "eres digno de estima y yo te amo". Construir sobre la roca es "construir con alguien que es siempre fiel, aunque nosotros no lo seamos, porque El no puede renegar de sí mismo; (...) con alguien que se inclina constantemente sobre el corazón del ser humano herido y le dice: "Yo no te condeno, vete y no peques más". (...) ¡No tengáis miedo de apostar por Cristo! ¡Tened nostalgia de Cristo como fundamento de la vida!".
Construir sobre la roca, subrayó el Papa, significa también "construir sobre Alguien que fue rechazado", y recordó las palabras de San Pedro sobre Jesús, "piedra viva rechazada por los hombres. (...) El hecho innegable de la elección de Jesús por parte de Dios no esconde el misterio del mal, por el cual el ser humano es capaz de rechazar a Aquel que lo amó hasta el final. Este rechazo de Jesús (...) prosigue en la historia de la humanidad y llega hasta nuestros días. (...) Muchas veces Jesús es ignorado, (...) proclamado rey del pasado, pero no del presente y tanto menos del futuro, se le arrincona entre las cuestiones y las personas de las que no se debe hablar en alta voz o en público. Si en la construcción de la casa de vuestra vida, os encontráis con los que desprecian el fundamento, no os descorazonéis. Una fe fuerte debe pasar a través de las pruebas. (...) Nuestra fe en Jesús (...) a menudo debe confrontarse con la falta de fe de los demás".
Pero construir sobre la roca es también "ser conscientes de que habrá contrariedades. (...) Cristo comprende no sólo la aspiración del ser humano a una casa duradera, sino que es también consciente de todo lo que puede arruinar la felicidad del ser humano. ¡No os maravilléis de las contrariedades! Un edificio construido sobre la roca no equivale a una construcción substraída al juego de las fuerzas naturales, grabadas en el misterio del ser humano. Construir sobre la roca significa saber que en los momentos difíciles hay una fuerza segura de la que fiarse".
"Construir sobre la roca quiere decir también construir sobre Pedro y con Pedro. (...) "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". Si Cristo, la Roca, (...) llama a su apóstol Piedra, significa que quiere que Pedro y junto a El, toda la Iglesia sean signos visibles del único Salvador y Señor. (...) No os dejéis ilusionar por los que quieren contraponer Cristo a la Iglesia. (...) Vosotros jóvenes habéis conocido muy bien al Pedro de nuestros tiempos. Por eso, no olvidéis que ni ese Pedro que está observando nuestro encuentro desde la ventana de Dios Padre, ni este Pedro que ahora está ante vosotros, ni ningún Pedro sucesivo estará nunca contra vosotros, ni contra la construcción de una casa duradera sobre la roca".
"La última palabra -concluyó Benedicto XVI - es una palabra de esperanza.. El miedo al fracaso puede frenar incluso los sueños más hermosos. (...) Puede persuadirnos de que la nostalgia de la casa es sólo un deseo juvenil y no un proyecto de vida ¡Sed testigos de esperanza, de esa esperanza que no teme construir la casa de la propia vida porque sabe que puede contar con un fundamento que no se derrumbará jamás: Jesucristo, Nuestro Señor!".
Acabado su discurso, el Papa entregó a los jóvenes la "Llama de la Misericordia", símbolo de la misión de llevar la luz de la fe en el mundo, y bendijo la primera piedra del Centro Juan Pablo II.
PV-POLONIA/JOVENES/BLONIE VIS 20060529 (830)
Después del saludo del cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia, y de los testimonios de algunos jóvenes, el Papa se dirigió al millón de chicos y chicas reunidos en el parque.
"En el corazón de todo ser humano -dijo el Santo Padre- hay el deseo de una casa. Mucho más en un corazón joven que aspira a tener una casa propia. (...) La nostalgia de una casa de la que estar orgullosos, (...) esta nostalgia no es otra cosa que el deseo de una vida plena, feliz, realizada. ¡No tengáis miedo de ese deseo! (...) No descorazonaros ante la vista de las casas derrumbadas, de los deseos no realizados. (...) Dios creador, que infunde en un corazón joven el deseo inmenso de felicidad, no lo abandona en la fatigosa construcción de esa casa que se llama vida".
"¿Cómo construir esa casa llamada vida? (...) Jesús (...) nos exhorta a construirla sobre la roca. Sólo así no se derrumbará, pero ¿qué significa construir sobre la roca? Significa antes que nada construir sobre Cristo y con Cristo. Significa construir sobre un fundamento que se llama amor crucificado".
Cristo, prosiguió Benedicto XVI, "que nos conoce mejor que nosotros mismos, nos dice: (...) "eres digno de estima y yo te amo". Construir sobre la roca es "construir con alguien que es siempre fiel, aunque nosotros no lo seamos, porque El no puede renegar de sí mismo; (...) con alguien que se inclina constantemente sobre el corazón del ser humano herido y le dice: "Yo no te condeno, vete y no peques más". (...) ¡No tengáis miedo de apostar por Cristo! ¡Tened nostalgia de Cristo como fundamento de la vida!".
Construir sobre la roca, subrayó el Papa, significa también "construir sobre Alguien que fue rechazado", y recordó las palabras de San Pedro sobre Jesús, "piedra viva rechazada por los hombres. (...) El hecho innegable de la elección de Jesús por parte de Dios no esconde el misterio del mal, por el cual el ser humano es capaz de rechazar a Aquel que lo amó hasta el final. Este rechazo de Jesús (...) prosigue en la historia de la humanidad y llega hasta nuestros días. (...) Muchas veces Jesús es ignorado, (...) proclamado rey del pasado, pero no del presente y tanto menos del futuro, se le arrincona entre las cuestiones y las personas de las que no se debe hablar en alta voz o en público. Si en la construcción de la casa de vuestra vida, os encontráis con los que desprecian el fundamento, no os descorazonéis. Una fe fuerte debe pasar a través de las pruebas. (...) Nuestra fe en Jesús (...) a menudo debe confrontarse con la falta de fe de los demás".
Pero construir sobre la roca es también "ser conscientes de que habrá contrariedades. (...) Cristo comprende no sólo la aspiración del ser humano a una casa duradera, sino que es también consciente de todo lo que puede arruinar la felicidad del ser humano. ¡No os maravilléis de las contrariedades! Un edificio construido sobre la roca no equivale a una construcción substraída al juego de las fuerzas naturales, grabadas en el misterio del ser humano. Construir sobre la roca significa saber que en los momentos difíciles hay una fuerza segura de la que fiarse".
"Construir sobre la roca quiere decir también construir sobre Pedro y con Pedro. (...) "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". Si Cristo, la Roca, (...) llama a su apóstol Piedra, significa que quiere que Pedro y junto a El, toda la Iglesia sean signos visibles del único Salvador y Señor. (...) No os dejéis ilusionar por los que quieren contraponer Cristo a la Iglesia. (...) Vosotros jóvenes habéis conocido muy bien al Pedro de nuestros tiempos. Por eso, no olvidéis que ni ese Pedro que está observando nuestro encuentro desde la ventana de Dios Padre, ni este Pedro que ahora está ante vosotros, ni ningún Pedro sucesivo estará nunca contra vosotros, ni contra la construcción de una casa duradera sobre la roca".
"La última palabra -concluyó Benedicto XVI - es una palabra de esperanza.. El miedo al fracaso puede frenar incluso los sueños más hermosos. (...) Puede persuadirnos de que la nostalgia de la casa es sólo un deseo juvenil y no un proyecto de vida ¡Sed testigos de esperanza, de esa esperanza que no teme construir la casa de la propia vida porque sabe que puede contar con un fundamento que no se derrumbará jamás: Jesucristo, Nuestro Señor!".
Acabado su discurso, el Papa entregó a los jóvenes la "Llama de la Misericordia", símbolo de la misión de llevar la luz de la fe en el mundo, y bendijo la primera piedra del Centro Juan Pablo II.
PV-POLONIA/JOVENES/BLONIE VIS 20060529 (830)
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