CIUDAD DEL VATICANO, 4 ABR 2006 (VIS).-Benedicto XVI celebró ayer por la tarde en la Plaza de San Pedro una misa en sufragio por Juan Pablo II, en el primer aniversario de su muerte.
Concelebraron con el Papa varios purpurados, entre ellos el cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano; el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, y el que fuera secretario personal de Juan Pablo II, el cardenal Stanislaw Dziwisz, actualmente arzobispo de Cracovia (Polonia).
Ante de miles de fieles de varios países, en su mayoría polacos, el Papa recordó en la homilía que el pontífice fallecido el 2 de abril de 2005, "a quien Dios había dotado de muchos dones humanos y espirituales, pasando a través del crisol de los fatigas apostólicas y de la enfermedad, fue cada vez más como una "roca" en la fe".
"Quien tuvo la posibilidad de seguirle de cerca pudo experimentar su fe pura y sólida, que impresionó a sus colaboradores, y difundió durante el largo pontificado un influjo benéfico en toda la Iglesia, en un "in crescendo" que alcanzó su cumbre en los últimos meses y días de su vida", explicó el Santo Padre.
Benedicto XVI subrayó que su predecesor tuvo una "fe convencida, fuerte, auténtica, libre de miedos y compromisos, que contagió el corazón de mucha gente, gracias también a las numerosas peregrinaciones apostólicas en todo el mundo, y especialmente gracias a ese último "viaje", que fue su agonía y su muerte".
Tras recordar el lema del pontificado de Juan Pablo II, "Totus Tuus" ("Todo Tuyo"), el Papa puso de relieve que la vida del pontífice polaco estuvo "orientada completamente a Cristo por medio de María".
"Esta tarde -afirmó-, volvemos a pensar con emoción en el momento de la muerte del amado Pontífice, pero al mismo tiempo el corazón se siente impulsado a mirar hacia adelante. Sentimos cómo resuenan en el espíritu sus repetidas invitaciones a avanzar sin miedo por el camino de la fidelidad al Evangelio, para ser heraldos y testigos de Cristo en el tercer milenio".
"Vuelven a nuestra mente sus incesantes exhortaciones a cooperar generosamente en la realización de una humanidad más justa y solidaria, a ser agentes de paz y constructores de esperanza", añadió.
El Santo Padre concluyó pidiendo: "Que nuestra mirada se mantenga fija en Cristo, "el mismo ayer, hoy y siempre", que guía firmemente a su Iglesia. (...) Que la fuerza del Espíritu de Jesús sea para todos, como lo fue para el Papa Juan Pablo II, fuente de paz y de la alegría".
HML/MISA SUFRAGIO JUAN PABLO II/... VIS 20060404 (430)
Concelebraron con el Papa varios purpurados, entre ellos el cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano; el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, y el que fuera secretario personal de Juan Pablo II, el cardenal Stanislaw Dziwisz, actualmente arzobispo de Cracovia (Polonia).
Ante de miles de fieles de varios países, en su mayoría polacos, el Papa recordó en la homilía que el pontífice fallecido el 2 de abril de 2005, "a quien Dios había dotado de muchos dones humanos y espirituales, pasando a través del crisol de los fatigas apostólicas y de la enfermedad, fue cada vez más como una "roca" en la fe".
"Quien tuvo la posibilidad de seguirle de cerca pudo experimentar su fe pura y sólida, que impresionó a sus colaboradores, y difundió durante el largo pontificado un influjo benéfico en toda la Iglesia, en un "in crescendo" que alcanzó su cumbre en los últimos meses y días de su vida", explicó el Santo Padre.
Benedicto XVI subrayó que su predecesor tuvo una "fe convencida, fuerte, auténtica, libre de miedos y compromisos, que contagió el corazón de mucha gente, gracias también a las numerosas peregrinaciones apostólicas en todo el mundo, y especialmente gracias a ese último "viaje", que fue su agonía y su muerte".
Tras recordar el lema del pontificado de Juan Pablo II, "Totus Tuus" ("Todo Tuyo"), el Papa puso de relieve que la vida del pontífice polaco estuvo "orientada completamente a Cristo por medio de María".
"Esta tarde -afirmó-, volvemos a pensar con emoción en el momento de la muerte del amado Pontífice, pero al mismo tiempo el corazón se siente impulsado a mirar hacia adelante. Sentimos cómo resuenan en el espíritu sus repetidas invitaciones a avanzar sin miedo por el camino de la fidelidad al Evangelio, para ser heraldos y testigos de Cristo en el tercer milenio".
"Vuelven a nuestra mente sus incesantes exhortaciones a cooperar generosamente en la realización de una humanidad más justa y solidaria, a ser agentes de paz y constructores de esperanza", añadió.
El Santo Padre concluyó pidiendo: "Que nuestra mirada se mantenga fija en Cristo, "el mismo ayer, hoy y siempre", que guía firmemente a su Iglesia. (...) Que la fuerza del Espíritu de Jesús sea para todos, como lo fue para el Papa Juan Pablo II, fuente de paz y de la alegría".
HML/MISA SUFRAGIO JUAN PABLO II/... VIS 20060404 (430)
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