CIUDAD DEL VATICANO, 1 FEB 2006 (VIS).-En la catequesis de la audiencia general de los miércoles, celebrada en el Aula Pablo VI y a la que asistieron 8.000 peregrinos, Benedicto XVI explicó la primera parte del Salmo 144, "Alabanza a la Majestad divina".
"El Salmo de hoy -dijo el Papa- es una celebración intensa y apasionada de la realeza divina, que es (...) la expresión del proyecto salvífico de Dios. Dios no es indiferente a la historia humana, al contrario frente a ella siente el deseo de llevar a cabo un plan de armonía y de paz. Toda la humanidad está también llamada a cumplir este plan, para obedecer a la voluntad salvífica divina, una voluntad que abarca a "todos los seres humanos", a "todas las generaciones" y a "todos los siglos". Una acción universal que arranca el mal del mundo y entroniza la "gloria" del Señor, es decir su presencia personal, eficaz y trascendental".
El Santo Padre recordó que en el Salmo "el Señor es exaltado como un soberano amoroso y tierno, preocupado por todas sus criaturas. (...) No estamos a merced de fuerzas oscuras ni estamos solos con nuestra libertad, sino que hemos sido confiados a la acción del Señor poderoso y amoroso, que tiene para nosotros un designio, un reino que instaurar. Este "reino" no consiste en el poder o el dominio, el triunfo o la opresión, como sucede con frecuencia en los reinos terrenos, sino que es la sede de una manifestación de piedad, ternura y bondad, como afirma el Salmo: "el Señor es lento a la cólera y rico en piedad".
Benedicto XVI concluyó su catequesis refiriéndose al comentario de San Pedro Crisólogo: "Grandes son las obras del Señor, pero más grande aún es su misericordia".
Al final de la audiencia, el Papa saludó entre otros a los dirigentes de la Administración Penitenciaria Italiana. "Vuestra presencia -dijo- me brinda la oportunidad de recordar a cada persona y a toda la sociedad el respeto de las normas éticas y civiles sobre las que se asienta la convivencia".
Dirigiéndose a los peregrinos polacos, habló de la celebración, mañana 2 de febrero, de la Jornada de la Vida Consagrada. "Demos gracias a Dios por las vocaciones religiosas -exclamó el Santo Padre- y pidámosle que sostenga con su gracia a las hermanas y hermanos que han elegido la castidad, la pobreza y la obediencia como camino de santidad".
AG/SALMO 144/... VIS 20060201 (410)
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