CIUDAD DEL VATICANO, 5 FEB 2006 (VIS).-Benedicto XVI celebró misa esta mañana en la parroquia de Santa Ana en Vaticano, cuya atención pastoral está confiada a los agustinos.
En la homilía, el Papa comentó el Evangelio del día, cuando el Señor va a la casa de Simón Pedro y encuentra a la suegra del apóstol con fiebre. "Jesús -dijo- viniendo del Padre se dirige a la casa de la humanidad, a nuestra tierra y encuentra a una humanidad enferma, enferma con la fiebre, de aquella fiebre que son las ideologías, las idolatrías, el olvido de Dios. El Señor nos da su mano, nos levanta y nos sana. Y lo hace en todos los siglos; nos toma de la mano con su palabra, y así disipa la niebla de las ideologías, de las idolatrías. (...) Nos cura de la fiebre de nuestras pasiones y de nuestros pecados con la absolución en el sacramento de la Reconciliación".
Refiriéndose al cuadro que se encuentra sobre el altar de la Iglesia, en el que aparece santa Ana explicando a la Virgen María, su hija, las Sagradas Escrituras, el Santo Padre afirmó: "Las mujeres son también las primeras portadoras de la palabra de Dios del Evangelio, son auténticas evangelistas". En este sentido, dio las gracias a todas las mujeres, "que nos ayudan siempre de nuevo a conocer la palabra de Dios, no sólo con la inteligencia, sino también con el corazón".
Siguiendo con la narración del Evangelio, cuando Jesús, que duerme en casa de Pedro, se levanta muy temprano para ir a rezar a un lugar desierto, Benedicto XVI señaló que "este Evangelio no enseña que el centro de la fe y de nuestra vida es el primado de Dios. Donde Dios no está, el hombre no es respetado. Sólo si el esplendor de Dios se refleja en el rostro del ser humano, el ser humano, imagen de Dios, es protegido por una dignidad que nadie debe violar".
Tras recordar que la Iglesia celebra hoy en Italia la Jornada para la Vida, el Santo Padre subrayó que "el ser humano no es el dueño de la vida, sino más bien, el custodio y administrador". Existen "dos mentalidades -continuó- que se oponen de manera irreconciliable (...): una sostiene que la vida humana está en manos del hombre y la otra reconoce que está en manos de Dios".
Benedicto XVI afirmó que "el respeto pleno de la vida está unido al sentido religioso, a la actitud interior con la que el hombre se sitúa frente a la realidad, ya sea como dueño o como custodio. La palabra "respeto" deriva del verbo latino respicere-ver, e indica un modo de ver las cosas y las personas que lleva a reconocer su coexistencia, a no apropiarse de ellas, sino a cuidarlas. En síntesis -concluyó-, si se priva a las criaturas de su referencia a Dios, como fundamento trascendente, corren el peligro de estar a merced del arbitrio del ser humano, que, como vemos, puede hacer de ellas un uso irresponsable".
HML/.../SANTA ANA VIS 20060206 (500)
En la homilía, el Papa comentó el Evangelio del día, cuando el Señor va a la casa de Simón Pedro y encuentra a la suegra del apóstol con fiebre. "Jesús -dijo- viniendo del Padre se dirige a la casa de la humanidad, a nuestra tierra y encuentra a una humanidad enferma, enferma con la fiebre, de aquella fiebre que son las ideologías, las idolatrías, el olvido de Dios. El Señor nos da su mano, nos levanta y nos sana. Y lo hace en todos los siglos; nos toma de la mano con su palabra, y así disipa la niebla de las ideologías, de las idolatrías. (...) Nos cura de la fiebre de nuestras pasiones y de nuestros pecados con la absolución en el sacramento de la Reconciliación".
Refiriéndose al cuadro que se encuentra sobre el altar de la Iglesia, en el que aparece santa Ana explicando a la Virgen María, su hija, las Sagradas Escrituras, el Santo Padre afirmó: "Las mujeres son también las primeras portadoras de la palabra de Dios del Evangelio, son auténticas evangelistas". En este sentido, dio las gracias a todas las mujeres, "que nos ayudan siempre de nuevo a conocer la palabra de Dios, no sólo con la inteligencia, sino también con el corazón".
Siguiendo con la narración del Evangelio, cuando Jesús, que duerme en casa de Pedro, se levanta muy temprano para ir a rezar a un lugar desierto, Benedicto XVI señaló que "este Evangelio no enseña que el centro de la fe y de nuestra vida es el primado de Dios. Donde Dios no está, el hombre no es respetado. Sólo si el esplendor de Dios se refleja en el rostro del ser humano, el ser humano, imagen de Dios, es protegido por una dignidad que nadie debe violar".
Tras recordar que la Iglesia celebra hoy en Italia la Jornada para la Vida, el Santo Padre subrayó que "el ser humano no es el dueño de la vida, sino más bien, el custodio y administrador". Existen "dos mentalidades -continuó- que se oponen de manera irreconciliable (...): una sostiene que la vida humana está en manos del hombre y la otra reconoce que está en manos de Dios".
Benedicto XVI afirmó que "el respeto pleno de la vida está unido al sentido religioso, a la actitud interior con la que el hombre se sitúa frente a la realidad, ya sea como dueño o como custodio. La palabra "respeto" deriva del verbo latino respicere-ver, e indica un modo de ver las cosas y las personas que lleva a reconocer su coexistencia, a no apropiarse de ellas, sino a cuidarlas. En síntesis -concluyó-, si se priva a las criaturas de su referencia a Dios, como fundamento trascendente, corren el peligro de estar a merced del arbitrio del ser humano, que, como vemos, puede hacer de ellas un uso irresponsable".
HML/.../SANTA ANA VIS 20060206 (500)
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