CIUDAD DEL VATICANO, 27 ENE 2005 (VIS).-El arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del Pontificio Consejo "Cor Unum" y el obispo André-Mutien Léonard, de Namur (Bélgica), experto en cuestiones relacionadas con la eutanasia, presentaron esta mañana el Mensaje de Juan Pablo II para la Cuaresma 2005, cuyo tema es: "En El está tu vida, así como la prolongación de tus días" (Dt 30,20).
El arzobispo Cordes afirmó que "la actualidad del mensaje se refleja en estas palabras del Papa: 'En la sociedad moderna, gracias a la contribución de la ciencia y de la medicina, estamos asistiendo a una prolongación de la vida humana y a un consiguiente incremento del número de las personas ancianas'". Como el número de personas mayores, dijo, "se ha multiplicado rápidamente, mientras la población joven ha disminuido", un pequeño porcentaje de población joven "tendrá que soportar el peso de una vasto número de personas ancianas".
"Es evidente que con estos nuevos desequilibrios -subrayó-, los costes sociales de previdencia en favor de los ancianos constituyen un peligro para los trabajadores más jóvenes. Esto, a su vez, puede generar tensiones entre los dos grupos o una 'guerra entre generaciones'. (...) Es evidente el temor que se despierta en los jóvenes al pensar que cuando sean una minoría tendrán que depender de los ancianos y garantizar al mismo tiempo su seguridad, salud y asistencia".
El presidente de "Cor Unum" señaló que "los jóvenes piensan cada vez más que los ancianos son un peso: cuestan demasiado, ocupan espacio vital, limitan el tiempo libre, recuerdan el propio futuro, nos duele verlos sufrir y que nos indiquen así nuestro sufrimiento futuro. Entonces, ¿por qué no eliminarlos de nuestra vista, o exiliarlos detrás de los muros? ¿O por qué no ofrecerles una muerte dulce, para librarnos de ellos definitivamente?".
"Existen asociaciones para promover el 'derecho' -como dicen- a 'morir dignamente'. En el mundo de la ciencia se ofrecen métodos concretos para este fin. El cine trata de provocar emotivamente agresiones contra la legislación vigente. Y los políticos apuestan por una nueva cultura, la cultura de la muerte".
Monseñor Cordes afirmó que "no se debe permitir a los políticos que sacrifiquen la dignidad del ser humano por intereses populistas o económicos. La dignidad del ser humano es intocable, porque es un don de Dios. No se trata únicamente de ejercer nuestra influencia sobre el estado o la sociedad. También en nuestra vida privada -en la familia y entre nuestro iguales- nos debe guiar esta palabra del Papa. (...) Cuidar de los enfermos es un deber".
Tras recordar las palabras del Santo Padre en el mensaje cuaresmal: "La vida del ser humano es un don precioso que hay que amar y defender en cada fase", el obispo Léonard habló de la eutanasia, que definió "una acción o una omisión que por sí misma o en su intención causa la muerte para poner fin a los sufrimientos de un enfermo incurable".
"La eutanasia propiamente dicha -aclaró- no se debe confundir con el uso perfectamente lícito de productos analgésicos proporcionados, destinados a suprimir o a aliviar el dolor, a pesar de que acorten la vida".
El obispo de Namur se refirió a la Recomendación 1418, aprobada en junio de 1999 por el Consejo Europeo, que en el artículo 9 "excluye categóricamente el recurso a la eutanasia en el caso de enfermos incurables o próximos a la muerte, precisando que el deseo de morir manifestado por un enfermo incurable o cercano a su fin no puede servir como justificación legal para la ejecución de actos destinados a provocar la muerte". Asimismo recordó que "para aliviar el sufrimiento el médico dispone hoy de un instrumento eficaz como la medicina paliativa".
El Santo Padre promueve en su mensaje, concluyó, "una actitud humanista. Esperemos que esta actitud positiva, conforme no sólo a la fe católica, sino también a un humanismo de naturaleza filosófica, prevalezca por encima de la gravísima tentación de la eutanasia".
OP/MENSAJE CUARESMA/CORDES:LEONARD VIS 20050127 (670)
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