CIUDAD DEL VATICANO, 15 JUL 2004 (VIS).-Ayer en Loyola (España), lugar de nacimiento de San Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús, el arzobispo John P. Foley, presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, pronunció una homilía durante la misa que celebró para los miembros de la Asociación Internacional de Escuelas de Negocios Jesuitas. En un encuentro posterior con el grupo, habló sobre ética en los negocios y en la publicidad.
El presidente del consejo habló de la dificultad de las personas que trabajan en los sectores de la publicidad y los negocios a la hora de tomar decisiones que pueden repercutir negativamente en ellos, en sus familias, en los que han invertido dinero en la empresa y en los trabajadores.
El arzobispo Foley contó que cuando era joven tuvo que dejar dos trabajos por motivos éticos, y señaló que había mencionado estas experiencias para que los líderes de las escuelas de negocios supiesen que había vivido "dilemas éticos y desafíos empresariales sobre los que quizás ustedes hayan enseñado. Sin embargo, añadió, "he pensado muchas veces en los terribles dilemas que tienen que afrontar las personas casadas y con hijos en un mercado de trabajo reducido cuando les exigen que se comporten de forma incorrecta o por lo menos de modo éticamente discutible y tienen miedo de cuestionar esta decisión, o de protestar y no pueden dejar el trabajo porque no sabrían cómo dar de comer a su familia".
Tras recordar el documento de su dicasterio publicado hace pocos años, "Etica en la publicidad", afirmó que "entre los beneficios económicos de la publicidad está el de la competitividad honesta y éticamente responsable, que ayude al crecimiento económico, a la posibilidad de elección y al auténtico desarrollo humano. La publicidad contribuye a ampliar el conocimiento, a bajar los precios y, normalmente, a crear empleo". También se usa para "promover actividades moralmente saludables -por ejemplo conducir con prudencia- y ha sido empleada con eficacia para fines religiosos". A pesar de todo, continuó, existe un peligro cuando lleva a la gente a creer que "tener es más importante que ser". El arzobispo pidió a los publicistas que respetaran tres principios: Ser es mejor que tener; Toda persona debe ser tratada con respeto; Trabajar por el bien común.
Al final de su discurso, el presidente del dicasterio indicó que "una de las preocupaciones crecientes en las sociedades democráticas es el aspecto ético de las campañas políticas", con las que se puede o informar "sobre los candidatos y los temas de interés" u "obstaculizar el proceso democrático" cuando los costes de la publicidad "atraen únicamente a candidatos o grupos ricos" o si la búsqueda de fondos compromete los principios y la integridad de los candidatos.
CON-CS/NEGOCIOS:JESUITAS/FOLEY VIS 20040715 (460)
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